CONCIERTOS
DÍA DE LA MÚSICA. Matadero Madrid. 22-23 junio de
2012.
Sábado.
La jornada del
sábado comenzaba huyendo de las altas temperaturas como de la peste y
pertrechando los cuerpos en la Nave 16 para asistir a uno de los
descubrimientos más agradables del fin de semana. FRANKIE ROSE se
independizó de Crystal Stilts, Vivian Girls y Dum Dum Girls
para dar rienda suelta a su ingenio y convertirse en émula aventajada de Siouxie
Sioux. Su pop oscuro gana enteros en directo, y canciones como “Moon on
My Mind”, “Night Swim” o “Had We Had It” lucen una intensidad
que apabulla. Como apabullante fue asimismo su versión de “A Forest” de The
Cure, una recreación fidedigna de la original con un excepcional toque de
glamour femenino.
Tras el concierto de
la de Brooklyn aún quedaba tiempo para mendigar alguna sombra y asistir a los
compases finales de FANFARLO, que debieron terminar cocidos como
langostas tras su hora de exposición salvaje al astro rey. Y aunque su música
se apoye en demasiados lugares comunes del pop de la escuela Belle and
Sebastian, es cierto que los violines, metales y campanas dan un toque muy
selecto a sus canciones, por no hablar de la originalidad de ver a un frontman
(Simon Balthazar) que alterna voz, guitarra y saxo. Tras ellos era hora
de acercarse a una banda ecléctica y solvente como pocas. SPOON venían
sin material nuevo conocido, pero ni lo necesitan. En su defecto su concierto
fue como la celebración al sol de sus casi veinte años de carrera a la
sombra. Cierto es que se centraron en
sus más recientes discos, sin que pudieran faltar los aires de rock americano
de “The Way We Get By” y “Don´t Make Me A Target”, el pop
radiante de “You Got Yr Cherry Bomb” o el puntillo funky de “I Turn
My Camera On” o las formidables “Don´t You Evah” y “Written In
Reverse”. No tienen nada que envidiar a Wilco, ¿verdad?. Excelente
repertorio, excelente concierto, excelente banda.
Como excelentes son MERCURY
REV, de eso no hay duda. Y si vienen ya con “Deserter´s Songs” (98)
bajo el brazo, esto es el acabose. Como decía Carlos Anthony Molina,
canciones para la noche tocadas al sol. Este álbum marcó un antes y un después
en el devenir de la banda, podría decirse que los puso en el mapa, contiene
algunos de sus temas más hermosos, así que el homenaje no es moco de pavo. Y su
ejecución fue bastante fiel a su formato original, en estricto orden pero con
algunas variantes, como una base rítmica más pronunciada para “Endlessly”
o un asombroso y apocalíptico final progresivo para “Opus 40”. Ver a Mercury
Rev es asistir a un concierto maravilloso, pero también como ir al teatro,
o al circo o al ballet. Es un ir y venir constante de belleza sobre el
escenario, con un maestro de ceremonias que jamás pierde esa sonrisa beatífica
(Jonathan, te queremos), metido en el papel de desvelarnos con su vocecilla de
ángel y gestos explícitos el enigma de cada canción. Ni hace falta decir que “Holes”,
“Goddess On A Highway” y “The Funny Bird” sonaron regias, ni que
“Delta Sun Bottleneck Stomp” fue el jubileo esperado. Tras honrar el
álbum de cabo a rabo regalaron otras dos, “The Dark Is Rising” y “Senses
on Fire”, sin importarles pisar el comienzo del partido o de Love of
Lesbian. Y de allí no se movió ni el Tato hasta el defintivo “the end”.
Pues eso, huir del
fútbol y de Love of Lesbian como fuera. La opción más atractiva era
asistir al desenlace de los londinenses BRETON, ese colectivo misterioso
al que por fin se pudo poner cara. Y hay que reconocer lo jugoso de su
propuesta, una mezcla de electrónica y math rock con pinceladas de punk y
experimentación sonora, una aleación de lo más entretenida y sofisticada. A
ratos pueden parecer una copia exacta de Foals, o bien emular el rock
electrónico canalla de James Murphy. Muy interesantes, aunque quizá más
apropiados para darlo todo al final de la noche.
A MÄXIMO PARK
los tenía muy olvidados, aunque confieso que una vez tuve mi vena indie. Y
confieso que me gustan mucho The Jam, así que es imposible que algunas
de sus canciones no me den vidilla. “A Certain Trigger” (2005) fue en su
día un hallazgo refrescante y me los chupé sin dudar en festivales varios. Y
ahora vuelvo a encontrarme con el saltimbanqui desaforado y espídico que es Paul
Smith, al que o bien amas o bien odias. Y mira tú por donde, hoy me ha dado
por amarlo, aunque las canciones de su reciente “The National Health”
(2012) no lleguen ni a la suela del zapato a aquellas “Graffitti”, “Limassol”,
“I Want You To Stay” o “Apply Some Pressure” que, por supuesto,
suenan aquí y ahora, y cómo suenan. De su nuevo disco hay una que no pasa
desapercibida y es “Hips and Lips”, con un trallazo de estribillo de
toma pan y moja. Pura energía y mucha diversión.
Y para cerrar la
maratón, el descubrimiento de otro curioso grupo con muchos adeptos. METRONOMY
podrían clasificarse como banda de electro-pop, pero hay que leer entre líneas.
En los recovecos y pliegues de su propuesta encuentras mucho funk (tremendo su
bajista, el negrito Gbenga Adelekan), un poco de soul, algún que otro
guiño al punk, incluso sabores tropicales. Su cabeza pensante, el hierático Joseph
Mount, es un pequeño calco de Ira Kaplan basculando entre micro,
guitarra y teclado. No son nada del otro mundo, pero hay que reconocer que “Corinne”
y “The Look” resultan pegadizas hasta decir basta.
Pena por habernos
perdido a Tindersticks, Alejandro Escovedo, JD McPherson o
David Thomas Broughton, alegría por haber vivido lo vivido y sobrevivido
al calor como lagartos. Hasta otra.