20 diciembre 2013

REPORTAJES: MIKE SCOTT (SEGUNDA PARTE)


 
 
An Appointment with Mr. Scott:
 
25 grandes canciones, 25 grandes poemas

 




The Whole of The Moon (de “This Is The Sea”)
Unicornios y balas de cañón, palacios y embarcaderos, trompetas, torres y casas
Vastos océanos llenos de lágrimas, banderas, harapos, barcos, cimitarras y bufandas
Cada precioso sueño y visión bajo las estrellas

Red Army Blues (de “A Pagan Place”)
Amaba a mi país, era tan joven, creía que la vida era la mejor canción jamás cantada, habría muetro por mi patria en 1945
Pero ahora solo una cosa perdura: la voluntad animal de sobrevivir

Fisherman´s Blues (de “Fisherman´s Blues”)
Ojalá fuera un pescador lanzándome a los mares
Lejos de la tierra seca y sus amargos recuerdos

Strange Boat (de “Fisherman´s Blues”)
Navegamos en un barco extraño hacia una extraña orilla
Vivimos en un tiempo extraño trabajando por una extraña meta

All The Things She Gave Me (de “A Pagan Place”)
Entonces soñaré con iglesias de altas torres, catedrales y velas, y chimeneas y coros
Y soñaré con ese lugar donde pueda prender fuego a todas las cosas que ella me dio

Glastonbury Song (de “Dream Harder”)
Me encontré a mí mismo en el tejado del mundo esperando conseguir mis alas (…)
Encontré a Dios justo donde siempre había estado

This Is The Sea (de “This Is The Sea”)
Oigo un tren, está acercándose, es tuyo si te das prisa, todavía tienes tiempo
Y no necesitas billete ni pagar tarifa, porque aquello era el río y esto es el mar

Old England (de “This Is The Sea”)
La tarde ha caído, los cisnes cantan, la última campana del domingo suena
el viento susurra en los árboles y la vieja Inglaterra se muere

The Big Music (de “A Pagan Place”)
He oído la gran música y nunca seré el mismo
Algo tan puro me ha llamado por mi nombre

The Return of Pan (de “Dream Harder”)
En el mar en un barco en medio de una tormenta, en la noche en que Cristo nació
Un marinero escuchó sobre su cabeza una potente voz diciendo “Pan ha muerto”
Así que sigue a Cristo lo mejor que puedas. Pan ha muerto, larga vida a Pan

Universal Hall (de “Universal Hall”)
En esta biblioteca podría perderme, transportes, puertas en cada estante
Palabras oscuras, palabras brillantes de hielo y fuego
Como si un ángel descendiera y usara como pluma al escritor

Spirit (de “This is the Sea”)
El hombre se cansa, el espíritu no; el hombre se rinde, el espíritu no
El hombre se arrastra, el espíritu vuela; el espíritu vive cuando el hombre muere

City Full of Ghosts (Dublin) (de “Bring´em All In”)
Dublin es una ciudad llena de humor, Dublin es una ciudad llena de ingenio
Dublin es una ciudad llena de músicos callejeros tocando viejos éxitos de los Waterboys

Medicine Bow (de “This is The Sea”)
Voy a conseguir un barco (..) y voy a quemar todas las palabras y cartas y postales que un día escribí

In Search of a Rose (de “Room to Roam”)
Saborearé el calor del verano, me abrigaré cuando sople el viento
Y a donde quiera que vaya, iré en busca de una rosa

December (de “The Waterboys”)
En alguna parte una flor tiene que crecer por cada flor que muere

A Pagan Place (de “A Pagan Place”)
Vuela en mi alfombra, mírame a la cara y descubre el corazón del hombre en un lugar pagano

Wonderful Disguise (de “Bring´em All In”)
Delante del espejo y completamente solo, examiné mi piel y mis huesos
Observé esa cara que siempre he conocido, era un maravilloso disfraz

The Girl In The Swing (de “The Waterboys”)
Cabalgan por lugares donde los muros son blancos
Donde las nobles voces de las mujeres cantan

Further Up, Further In (de “Room to Roam”)
Descubro que he vagado lejos de casa, pero el hogar está dentro de mí donde quiera que vaya

Long Way to The Light (de “Bring´em All In”)
Volé de nuevo a Nueva York cantando el gran blues de la ciudad
La arena de la bahía de Findhorn todavía sonando en mis zapatos

The Waves (de “This Is The Sea” edición especial)
Y cuando caigo en los brazos de la ilusión, incluso en la oscuridad
Siento el poder de la inextinguible luz como si me envolviera

A Girl Called Johnny (de “The Waterboys”)
Y la casa que una chica llamada Johnny construyó ahora no es más que cenizas y arena

Has Anybody Here Seen Hank? (de “Fisherman´s Blues”)
No me importa lo que hizo con sus mujeres, ni lo que hizo cuando bebía
Solo quiero oír una nota de su vieja garganta solitaria

The New Life (de “Dream Harder”)
El día es hermoso, el cielo es azul, el mundo es un milagro y tú también
LA NUEVA VIDA EMPIEZA AQUÍ

 (Y aquí termina Curtains su 2013. Nos vemos el año que viene)

14 diciembre 2013

REPORTAJES: MIKE SCOTT (PRIMERA PARTE)

El hijo secreto de Pan, la paloma mensajera de Yeats

A veces me pasa. Después de una experiencia determinada me doy cuenta de que tengo cuentas pendientes. Y después del último concierto de The Waterboys me he dado cuenta de que tengo una cuenta abierta con Mike Scott. Siempre ha estado ahí, entre los intocables, esos músicos superstar especiales que permanecen latentes pero presentes la mayor parte del tiempo. Pero nunca he escrito a fondo sobre él, no le he hecho justicia, salvo por esas crónicas de directos obligatorias y esas palabras dedicadas a “The Whole of The Moon”, elevada aquí y ahora a la dulce categoría de “Mi Canción Favorita de Todos los Tiempos”. Había muchas canciones pugnando por ocupar ese lugar, pero lo siento, amigas: “The Whole of The Moon” es la ganadora. Al salir de La Riviera el otro día lo tuve inmensamente claro.

Y de repente algo en mi cabeza hace de nuevo clic, y me percato de que mi organismo necesita revivir ese concierto un poco más, aprovechar la estela, y que ansío un poco más de la poesía de Mike Scott para aliviar esa desazón que solemos sentir a veces durante el día o durante la vida. Porque las canciones escritas por este hombre son puro regocijo para el alma. A él le pasa lo mismo cuando lee a W.B. Yeats, supongo. Por eso es su paloma mensajera, habiendo musicado con gran acierto un buen puñado de sus poemas. Confesión vergonzosa: yo no he leído a Yeats. Pero mira tú por dónde, gracias a Scott voy a iniciarme en la obra del ilustre irlandés. Empezaremos por sacar a ese estupendo disco que es “An Appointment with Mr. Yeats” (2011) el jugo que se merece.

Y cómo no voy a adorar a los chicos del agua o a Yeats si el año pasado me recorrí Irlanda de cabo a rabo y ganas me dieron de quedarme a vivir allí. Por sus paisajes, por sus gentes, por sus cervezas, por su amor a la música, por esos pubs en los que todo el mundo bebe y charla y ríe y canta y baila, y nadie saca un puto móvil para ver si le ha llegado algún mensaje. Es mi tierra prometida. Pasamos cerca, muy cerquita de Spiddal y ni siquiera sabía que por allí había nacido el gran “Fisherman´s Blues” (88). Me encontré con el propio Mike en plena calle dublinesa y ni me atreví a acercarme a él. Soy de esas a las que no les gusta molestar, qué le voy a hacer. Creo que también tengo cuentas abiertas con la propia Irlanda, vaya.

Así que la labor de estos días está siendo la de revivir todos los discos de los Waterboys, desde el primero al último, incluidas esas dos delicias de nuestro amigo en solitario, “Bring´em All In” (95) y “Still Burning” (97). Y sobre todo, mientras oigo ese pasmoso abanico de estilos y sonidos, la grandeza de una obra tan ecléctica y todopoderosa, mi trabajo se concentra en la lectura de sus textos, esas letras a veces cristalinas como las aguas del lago Corrib, a veces turbias como las del río Shannon. Digo que Scott es el hijo de Pan no solo porque lo mencione en algunos de sus temas; también porque en él hay algo druídico y evocador, hipnótico y misterioso. Cuando escribe, por supuesto, pero también cuando canta. Esa voz es solo suya y se adapta a lo que haga falta; se reblandece para una balada soul, se rompe para atacar un blues o un rock´n´roll o se riza para ilustrar una tonada celta. Scott es como la reencarnación de alguien, algún príncipe, algún semidiós, alguien con un don especial. Aunque quizá su mayor don sea, como dio a entender en Madrid, el de pasar olímpicamente de las modas y aferrarse a la música que retumba incesantemente en su corazón y en su cabeza.

Y de ese corazón y esa cabecita suya surgen joyas de una belleza que deja K.O. Podría hablar de muchos temas de los Waterboys que me han descolocado desde que los conozco, pero especialmente en estos días me apetece centrarme en las palabras. Y la segunda parte de este reportaje contendrá una lista de las mejores palabras de Mike Scott, sus mejores poemas, bien cobijados en canciones de una enormidad infinita. Pero eso tendrá que ser en una segunda parte, dentro de unos días. Porque hay tantas aguas y tan densas en las que bucear que necesito que los dioses y las ánimas me inspiren. Será mi regalo de Navidad para ese pequeñito mundo que lee este blog y al que estoy tan agradecida. Continuará…

12 diciembre 2013

REPORTAJES: SEARCHING FOR SUGARMAN

La historia de Sixto Rodríguez es una de las más tristes y curiosas que una haya podido escuchar dentro del universo musical. Ya me la habían contado, y el romanticismo implícito en el asunto me llevó sin remedio al encuentro de “Searching for Sugarman” (2012), el magnífico y oscarizado documental dirigido por el desconocido Malik Bendjelloul. Haberlo visto justo el día de la muerte de Nelson Mandela no es más que una casualidad sin más, por cierto.
 
Y bien, la historia es cierta. No es un mito ni un montaje, Rodriguez es de carne y hueso. Su historia, insisto, es una historia triste e injusta, como tantas otras, con cierto aire de cuento de hadas y final agridulce. ¿Engañado, estafado, dado por vencido? En la música hay gente que con una mierda se hace de oro, y otros que  quedan ahogados en el olvido pese a su genialidad. Así de crudo pero cierto. Y a este hijo de inmigrantes mejicanos le tocó ser de los segundos. ¿Por qué Bob Dylan, Nick Drake, John Denver o Harry Nilsson sí y él no? Vete tú a saber. Rodriguez no vendió casi nada en América, ¿y por qué? ¿Una vaga promoción? ¿Un deje prejuicioso? Hey, en serio, ¿compraríamos en una tienda un disco de un cantautor que dice llamarse Rodriguez? Si pienso en algún caso parecido solo se me ocurre el de Nick Garrie, aunque con otras connotaciones. A Rodriguez le estuvieron robando el pan y la gloria durante casi treinta años. Que se dice pronto. Quizá también le robaron el sueño de dedicarse a algo más que a poner ladrillos. Pero hubo un país que, en medio de una autocracia desoladora y sangrienta, supo adoptarlo como símbolo de rebelión, casi por casualidad. Hablo de Sudáfrica, nación que muchos no conocen por Mandela ni el apartheid, sino por uno que se apellida Iniesta. En fin, que me desvío del tema: gracias a un puñado de devotos de su música que dedicaron su tiempo a indagar e investigar, la verdad salió a la luz.
 
Cold Fact” (70) y “Coming from Reality” (71) fueron los dos únicos discos de Sixto Rodriguez, dos discos a los que la gente de aquel país del cono africano se aferró como el que se encomienda a Dios. Y los investigadores-admiradores descubrieron que el hombre misterioso no estaba muerto, no se había autoinmolado en el escenario ni se había volado la cabeza, como se hizo creer. Estaba vivito y coleando, viviendo como un obrero más en la desolada Detroit. Y ay de las nuevas tecnologías, a veces tan perras y a veces tan benditas, que pudieron reunir a los buscadores con el buscado. ¿Y a dónde fue a parar todo el dinero de sus ventas millonarias en aquella punta del mundo? Alguien se lo metió en el bolsillo a sabiendas de que no era suyo y cerró la tapadera. Sabemos quién (mejor quiénes) es ese alguien, pero yo no diré nada: sacad vuestras propias conclusiones. Por suerte y aunque no lo creáis, hay gente a la que el dinero le importa un pito. Y Sixto Rodriguez parece ser esa hermosa clase de ser humano. Caso cerrado.
 
Y ahora escucho detenidamente sus dos discos y siento una amargura difícil de explicar. La tristeza que fluye de sus canciones es el pesar de la soledad y de la miseria. No se trata solo de un cantautor folk, también supo aliarse con el blues y el soul de la vecina Motown. Mi amigo Elvis Perkins ya me mandó un mensaje hace unos años, mucho antes de que más de la mitad del mundo conociera esta historia, versionando en sus directos “Forget It” (por cierto, Elvis, ¿qué es de tu vida? Te echamos de menos). Entonces no supe captar la señal, pero ahora todo encaja, hemos resuelto un puzzle imaginario.
 
Así que esta fábula, a fin de cuentas, me ha servido de mucho. Me ha servido para conocer la bellísima música de este hombre y, a través de ella, resolver un enigma emocional tan difícil de explicar como la amargura. Y también me ha servido para  darme cuenta de lo siguiente: los sueños de los que somos conscientes no suelen hacerse realidad; solo se manifiestan aquellos sueños que francamente ignoramos.
 

09 diciembre 2013

DESCUBRIENDO A... THE DAREDEVIL CHRISTOPHER WRIGHT


Quiénes son: tres músicos de Wisconsin, los hermanos Jon (voz y guitarra) y Jason Sunde (voz y bajo) y Jesse Edgington (voz y percusión).

Álbumes: “In Deference to a Broken Back” (2009) y “The Nature of Things” (2012)

Qué hacen: hicieron básicamente pop en el primero, y han hecho folk campestre en el segundo.

Dos canciones redondas: “Divorce” y “The Animal of Choice

The Nature of Things” te gustará si te gustan las armonías de Crosby, Stills & Nash y Fleet Foxes.

Curiosidad: bien relacionados con Justin Vernon, han contado con su ayuda en la gestación de sus discos y han teloneado a Bon Iver.

06 diciembre 2013

DISCOS: WOODEN SHJIPS "Back to Land"


 
Publicación: Noviembre 2013

Sello: Thrill Jockey

Aunque más de lo mismo, otro espectacular disco de los de San Francisco.

Definitivamente, los reyes de la psicodelia moderna.

Temazos (cuidado, causan adicción): “Back to Land”, “Ruins”, “These Shadows”, “In The Roses”, “Other Stars”, “Everybody Knows

01 diciembre 2013

CONCIERTOS: THE WATERBOYS

Madrid. La Riviera. 28-11-2013.

 
La última vez se me escaparon, pero esta vez no podía ser. Y llevo casi tres días dándole vueltas al coco, a ver qué escribir sobre este show solemne y desconcertante a partes iguales. Anunciaban esta gira como un homenaje a “Fisherman´s Blues” (88) y algunos fuimos tan ingenuos que creímos que escucharíamos “World Party”, “And a Bang on The Ear” y “The Stolen Child”. Nuestro gozo en un pozo, aunque haciendo recuento, al final la cosa no queda tan mal. “Strange Boat” a pelo y creciendo a ritmo de violín y armónica fue el más elegante de los comienzos. “When Ye Go Away” me hizo empezar a entrar en calor, como “When Will We Be Married”, retrotrayéndome a las fiestas irlandesas de hace un año más o menos (ah, por cierto, a Mike Scott lo vimos en Dublín, cerca de Temple Bar y con un sombrero muy parecido al del jueves). “We Will Not Be Lovers” estuvo donde debía estar, explosiva. Y la versión del León de Belfast (“Sweet Thing”) lució imperativa como anuncio de una “Fisherman´s Blues” que hizo saltar los termómetros, logrando que por fin La Riviera se diera la mano convirtiéndose en uno. Costó hermanar a un público tan entrañable y veterano (por un día me sentí la niña del lugar), aunque ya había estado a punto de conseguirse con el tiberio que se monta al son de “The Raggle Taggle Gypsy” (tremenda y contagiosa supercanción).

Luego los bises ya fueron otra cosa, con todo mucho más relajado pese a los latigazos adrenalínicos de “On My Way To Heaven” y “Be My Enemy”; ese bis comenzaba con Steve Wickham (cordial y grandioso fiddler) introduciendo “The Whole of The Moon”. Sí, bravo. Después de canturrear lo de “too high, too far, too soon, you saw the whole of the moon” ya puedo irme a casa en paz, olvidándome de las míticas que esperábamos escuchar pero que ya no escucharemos esta vez (y mira que fuimos cansinos pidiendo “The Pan Within” y “A Pagan Place” ¿eh?).

Decía antes “solemne y desconcertante a partes iguales”. Si nos hubiéramos empollado la pantagruélica caja de homenaje al disco celebrado en cuestión no hubiéramos andado tan perdidos en algunos momentos y hubiéramos cazado al vuelo cosas como “Higherbound”, Tenderfootin´”, “Ain´t Leavin, I´m Gone”, ese bluesaco llamado “On My Way to Heaven” o las versiones del señor Dylan (“Girl from The North Country”) y el señor Williams ("I´m So Lonesome I Could Cry"). Pero yo ya no tengo tiempo para estas cosas, lo cual significa que solo he podido comprender la celebración a toro pasado. Sin embargo, eso no significa que no la disfrutara in situ. Porque los Waterboys en directo (de nuevo con Trevor Hutchinson y Anthony Thistlethwaite en el redil) valen el precio de la entrada, de tan sueltos, tan expertos, tan profesionales, tan perfectos como sonaron en una sala en la que sonar medio bien ya es una victoria.

Y ahora que me acuerdo, hace ya seis años desde la última vez que los vi, y al cierre de aquella crónica decía: “Y aunque se echó de menos el vendaval del saxo y canciones como “Don´t Bang the Drum” y “A Girl Called Johnny”…” Pues bien, esta vez hubo saxo (colosales los solos de Anthony), hubo “Don´t Bang The Drum” (aunque en versión slow tempo con piano) y hubo una “A Girl Called Johnny” sobresaliente.