28 marzo 2012

RETROSPECTIVAS

THE CHOCOLATE WATCHBAND. The Inner Mystique.

Joyas de los 60.

De vuelta a la prolífica década de los 60, toca hablar de una de las bandas inquilinas del llamado “sonido San Francisco”. The Chocolate Watchband obtuvieron su reconocimiento gracias a este disco, el segundo en su carrera tras un inacabable carrusel de cambios en su formación, pasando por dos o tres line up distintos antes de grabar su primer largo, añadiendo más variantes antes y durante el alumbramiento de este “The Inner Mystique” (68). Sin embargo, este es un disco de gestación difícil y arbitraria. Siendo puristas, quizá ni siquiera sea un disco de The Chocolate Watchband. Ed Cobb, su manager por aquel entonces, gozaba de una perspectiva radicalmente opuesta a la de los propios músicos, con licencia para manipular. Así que en “The Inner Mystique” no está del todo claro qué es realidad o ficción, hasta donde llega el talento de la banda, la aportación de mercenarios o la interferencia del corta-pega. De hecho, hay un misterioso escalón entre la tercera y la cuarta canción, la definición de dos bloques separados por una fina línea de diferencias, estructura y ejecución de estilos.

Primera parte. “Voyager of The Trieste” es una obertura de psicodelia extrema con saxos y sitares. A ella le sigue “In The Past”, auténtica joya exponente del mejor rock psicodélico de la época. En tercer lugar, el instrumental “Inner Mystique” abre una brecha hipnótica y relajante, con esa flauta travesera que teletransporta a otra dimensión. A partir de aquí el atisbo experimental se diluye, y el trabajo de los músicos de relleno también.

Segunda parte. Aunque en ningún momento dejan de sonar las campanas psicodélicas, los cortes (rescatados de sesiones y grabaciones ya de la propia banda) se mueven a partir de aquí hacia el rock clásico (“Medication”, “Misty Lane” o esa excelente “I´m Not Like Everybody Else” pedida a préstamo a Ray Davies), influencias del blues (“Let´s Go, Let´s Go, Let´s Go”, “Sweet Young Thing”) y del country (“She Weaves a Tender Trap”) o melodías impolutas y milenarias con sabor a soul como “It´s All Over Now, Baby Blue”, esta préstamo de Bob Dylan.

¿Fueron las alas de The Chocolate Watchband cortadas a traición o alguien tuvo que meterlos en cintura?. El tema queda en incógnita, teoría o leyenda. Pese a todo, estamos ante un álbum excelente, embriagador en sus momentos más brumosos, lapidario en sus cortes más rockeros y enternecedor en sus melodías más simples.

25 marzo 2012

DISCOS

DAMIEN JURADO. Maraqopa.

Broche para una trilogía perfecta.

Imposible empezar a hablar de este disco sin una previa disculpa: si no estuve allí el pasado lunes fue porque las horas no tienen suficientes minutos, ni los días suficientes horas, ni los meses suficientes días. Y cada vez que escucho una nota de estas canciones, hermosísimas y salvadoras, lloro por las oportunidades perdidas, que ya van siendo muchas.

Primero fue “Caught In The Trees” (2008). Luego “Saint Barlett” (2010). Y ahora llega “Maraqopa” (2012). Maraqopa es un lugar misterioso, inventado, ficticio, al que todos estamos invitados (“all are welcome in”) y al que quiero ir sin duda cuando muera. Cada uno de los últimos discos de Damien ha llegado sin hacer ruido, para acabar anidado en el corazón como una obsesiva golondrina. En el primer disco de la trilogía el de Seattle ya empezaba a salir de la cueva, tímidamente, como un oso recién repuesto de su hibernación. Luego se echó un amigo llamado Richard Swift y juntos cogieron la oscuridad profusa y la hicieron agradable, adornándola con farolillos. “Maraqopa” podría ser el tercer escalón hacia la liberación, y no es casualidad que la palabra “libre” (free) aparezca no una ni dos veces, sino más, como parte de versos capaces de descalabrar al más intocable y emocionar al más frígido. Versos, melodías y paisajes primorosos, que se suceden corte tras corte para dar a este disco un valor integral. Pues “Maraqopa” es un disco conmovedor y verdadero de principio a fin. Al tiempo que los doctos lo bautizan como “padrino del folk”, Damien se rasga las vestiduras de leñador y se convierte en un rockero pudiente, un hado del pop, un trovador magnífico y legendario. Basta escuchar el apabullante primer tema, esa “Nothing Is The News” recién recolectada de un árbol de la costa oeste, heredera de los amados sesenta, rotunda y espectral. El lobo saca los colmillos pero vuelve a esconderlos, convirtiéndose en cordero en la bellísima “Life Away From The Garden”, donde infantes voces secundan a nuestro héroe, que se resiste a vender su inspiración derramándola a chorro en “Maraqopa”, otra venia introspectiva llena de silencio y de las sombras de Crosby, de Stills y de Nash. Y este es el tremendo y sublime comienzo de la última gran obra de un hombre que camina cuesta arriba. Tras esto hay que agarrarse el alma para que no salga despedida, y tomarse el resto con más calma, aunque “This Time Next Year”, “Everyone A Star”, “So On, Nevada” o “Mountains Still Asleep” también constituyan amenazas serias. Este disco tiene magia, parte quizá inducida por las circunstancias de la primera escucha: recorriendo las largas interestatales americanas, con sus moteles, sus containers y sus petrol stations, atravesando estados como churros (Maryland, Delaware, New Jersey), un punto sobre ruedas en la inmensidad del tráfico de la mítica Turnpike. Con este, Damien Jurado ha logrado la trilogía perfecta. Tres discos, tres, que desde ya pasan a ocupar un lugar de privilegio en nuestra historia.

www.damienjurado.com

24 marzo 2012

CONCIERTOS

TINDERSTICKS. Madrid. Teatro Lara. 22-3-2012.

¿Cómo puede un blog llamado Curtains faltar a esta cita?. Ya es un hecho: Tindersticks son una banda queridísima en nuestro país. Por eso llenan hasta la bandera el Teatro Lara durante dos noches consecutivas. Por eso promueven tanto silencio, respeto y consideración. Por eso es imposible escuchar sobre ellos en el pre y el post una sola palabra que no sea bonita. Porque la belleza llama a la belleza, la bondad desata la bondad, y el buen gusto se convierte en la tela que protege cada espalda, en el foco que ilumina cada cara, todas esas radiantes y familiares caras que el jueves esbozaban su mejor y más franca sonrisa, las caras de los amantes de lo eterno, de los románticos sin tregua, de los perennemente jóvenes, en definitiva, esas caras que pudieron (pudimos) asistir a otro concierto memorable de los británicos. 

Y Stuart y cía siguen erre que erre, haciendo el honor al disco que toca, y esta vez tocaba un gran disco, sí señor. Tindersticks performing “The Something Rain”. Y algo más, desde luego. Pero no vengas a sus conciertos a tararear las que te sabes. No, ni hablar, hay que tratar a todos los hijos por igual y Stuart de hijos sabe un rato. Ellos prefieren buscar y rebuscar, airear lo oculto y semiolvidado, convertir una canción secundaria en un pasaje emocionante y colosal. Anoche lo hicieron con “Blood”, “Dicks Slow Song” y “I Know That Loving”, y con “4.48 Psychosis” y “Cherry Blossoms” en el primer bis. También con “If You´re Looking for a Way Out”, aunque esta ya figuró en la gira de “The Hungry Saw”.

Entretanto, la estrategia del sándwich sigue funcionando: colocar la carne fresca (nuevos temas) entre esponjosas lonchas de pan blanco (los viejos). Y también sigue primando el orden extremo, la marcial disciplina de seguir punto por punto el guión de su nuevo disco, saltándose “Medicine” en un quiebro inesperado (luego llegaría en el segundo bis) para echar el lazo a la titánica y sublime “Frozen”, momento inmortal grabado en tímpanos y retina, exhibición técnica monumental, motores a cien por hora. Tampoco se antoja fácil olvidar el agridulce recital de “Chocolate”, ese hermosísimo viaje que empieza en éter y acaba en fuego, con un David Boulter sumamente exquisito (él siempre ha sido exquisito, un gentleman con mayúsculas).

Aunque Boulter no es el único que rezuma elegancia, todos lo hacen, y es un auténtico placer verlos tocar. No hay dos canciones en que la única guitarra de Neil Frazer suene igual, el trabajo de Dan McKinna y Earl Harvin como sección de ritmo y acompañamiento vocal es superior, y la aportación de lujo del todoterreno Terry Edwards (el virtual sexto miembro, el de los metales y las teclas, el de los arreglos y los efectos mágicos) es la guinda de una tarta de mil sabores: sabor a pop épico, jazz, soul, rock y psicodelia. De lo bien que canta el señor Staples no hace falta decir nada, aunque bailar no se le de tan bien. Total que, tras varios años danzando, esta nueva formación tiene el rodaje ya superado. La veteranía es un grado y la perfección es posible, aunque en esta ocasión dejaran por un instante de ser máquinas para convertirse en humanos, capeando de la manera más torera posible los acoples en “Show Me Everything”, la cagada en “A Night To Still” o los desajustes rítmicos en “Slippin´Shoes”. Como curiosidad añadida decir que la noche fue inaugurada por el antiguo batería de la banda, Thomas Belhom, enfrascado ahora en un  interesante proyecto en solitario: improvisación y construcción progresiva de melodías enigmáticas e intimistas a base de guitarra, samplers, percusión y otros artefactos. Todo queda en casa.

22 marzo 2012

DESCUBRIENDO A...

THE STEPKIDS

The Stepkids es un curioso grupo novel norteamericano de Bridgeport (Connecticut), formado por Jeff Gitelman, Dan Edinberg y Tim Walsh. Tres jovencitos que han estudiado en una escuela de negros, cursando asignaturas como el soul, el funk y la música disco de los setenta bajo la tutela imaginaria de maestros como Sly Stone, Stevie Wonder o Marvin Gaye. El resultado es “The Stepkids” (2011), un disco retro y divertido en el que se dejan notar todas las influencias afro mencionadas (y alguna más de blancos blanquísimos como The Bee Gees). Y todo ello envuelto en un aura psicodélica de lo más exuberante. Su sonido busca ritmos y texturas, está lleno de sorpresas, recovecos y falsetes, creando un mundo propio de canciones filigrana, breves pero intensas. Mucho más de lo inferido para una típica formación guitarra-bajo-batería. Notable alto general para su ópera prima, sobresaliente incuestionable para canciones como “Brain Ninja”, “Suburban Dream”, “Santos and Ken” y “La La”, y los mejores deseos de un prometedor y luminoso futuro para estos bizarros orfebres.


18 marzo 2012

REPORTAJES

SONATAS A LA GRAN MANZANA

Nueva York es otra cosa. Es lo que has visto en las películas, lo que has leído en los libros, lo que has escuchado en las canciones y mucho más. Es un micromundo dentro del mundo. Una ciudad que no deja indiferente. Puedes sentirte del todo miserable si te comparas con sus enormes y ostentosas obras arquitectónicas o su nivel medio de vida. Pero también puedes sentirte parte de su cultura, totalmente integrado en esta urbe inmensa y viva, que te abre los brazos como una madre dispuesta a acoger en su seno a todo ser humano, no importa el color, lengua o credo.

Y en una de esas noches de emocionante sueño neoyorquino, descubro que alguien dejó en mi habitación de hotel el número 850 de la revista Time Out NY, con una esplendorosa Joni Mitchell en la portada. El artículo principal del magazine se titula “100 Best NYC Songs”. Esto solo puede ser obra de los dioses. Desde tiempos inmemoriales los músicos han tenido en su punto de mira a la Gran Manzana, bien seducidos por su encanto, belleza y posibilidades, bien devorados por su lado oscuro. Canciones sobre la ciudad las hay a millones. En esta lista están muchas de las que no podían faltar. Las hay que le declaran su amor, las hay que narran sus contrastes y las que le piden cuentas. Las hay dedicadas a barrios emblemáticos, a sus calles, plazas y hoteles, a sus iconos monumentales o a sus medios de transporte (ese famoso subway en el que juro no haber visto ni una sola rata). También las hay dedicadas a lugares entrañables y escondidos, como el Tom´s Restaurant al que fuimos a parar por pura casualidad. Las hay de neoyorquinos ilustres, de los que acudieron a sus calles para hallar un poco de suerte o ganarse las habichuelas y de otros que solo pasaban por allí. Nueva York ha sido una fuente de inspiración inagotable para la música durante décadas. Y he aquí un puñado de ejemplos seleccionados de esa lista en cuestión.

En los años 40-50:

Glenn Miller & His Orchestra “Pennsylvania 6-5000” (1940)
Duke Ellington Orchestra “Take The A Train” (1941)
James Cagney “Give My Regards to Broadway” (1942)
Billie Holiday “Autumn in New York” (1952)
Ella Fitzgerald “Manhattan” (1957)
Nat King Cole “Harlem Blues” (1958)

En los años 60:

The Crystals “Uptown” (1962)
Bob Dylan “Talkin´New York” (1962)
Bob & Earl “Harlem Shuffle” (1963)
Fred Neil “Bleecker & MacDougal” (1965)
Simon & Garfunkel “The 59th Street Bridge Song (Feelin´Groovy)” (1966)
Phil Ochs “Outside of a Small Circle of Friends” (1967)
Nancy Sinatra & Lee Hazlewood “Greenwich Village Folk Song Salesman” (1968)
Laura Nyro “New York Tendaberry” (1969)
Joni Mitchell “Chelsea Morning” (1969)

En los años 70:

Simon & Garfunkel “The Only Living Boy in New York” (1970)
Al Kooper “New York City (You´re a Woman)” (1971)
Bill Withers “Harlem” (1971)
Lou Reed “Walk on the Wild Side” (1972)
Boby Womack “Across 110th Street” (1972)
The New York Dolls “Subway Train” (1973)
Alice Cooper “Big Apple Dreamin´(Hippo)” (1973)
Bruce Springsteen “New York City Serenade” (1973)
Bobby Short “I Happen To Like New York” (1973)
Leonard Cohen “Chelsea Hotel Nº 2” (1974)
Barry Manilow “New York City Rhythm” (1975)
Steely Dan “Daddy Don´t Live That New York City No More” (1975)
Billy Joel “New York State of Mind” (1976)
Ramones “53rd & 3rd” (1976)
Ramones “Rockaway Beach” (1977)
Odyssey “Native New Yorker” (1977)
George Benson “On Broadway” (1978)
XTC “Statue of Liberty” (1978)

En los años 80:

Frank Sinatra “New York, New York” (1980)
Tom Browne “Funkin´for Jamaica (N.Y.)” (1980)
Fear “New York´s All Right If You Like Saxophones” (1982)
Tom Waits “Union Square” (1985)
Tom Waits “Downtown train” (1985)
Beastie Boys “No Sleep Till Brooklyn” (1986)
Suzanne Vega “Tom´s Diner” (1987)
Sting “Englishman in New York” (1987)
The Pogues “Fairytale of New York” (1987)
U2 “Angel of Harlem” (1988)

En los años 90:

The Magnetic Fields “The Luckiest Guy on The Lower East Side” (1999)

En los 2000 y hasta hoy:

Death Cab for Cutie “Coney Island” (2001)
The Strokes “New York City Cops” (2001)
Bruce Springsteen “The Rising” (2002)
Interpol “NYC” (2002)
Ryan Adams “My Blue Manhattan” (2004)
The National “Daughters of the Soho Riots” (2005)
Jeffrey Lewis “Williamsburg Will Oldham Horror” (2005)
LCD Soundsystem “New York, I Love You But You´re Bringing Me Down” (2007)
Gil Scott-Heron “New York Is Killing Me” (2010)

Añado unas cuantas más. Estas no están en las 100 de Time Out, pero alguna quizá debería.

Ben E. King “Spanish Harlem” (1960)
Neil Diamond “Brooklyn Roads” (1968)
Joni Mitchell “Big Yellow Taxi” (1970)
Steely Dan “Brooklyn (Owes The Charmer Under Me)” (1972)
Lou Reed “Coney Island Baby” (1975)
Marianne Faithfull “Times Square” (1983)
Mercury Rev “Empire State” (1995)
Jeff Buckley “Back in N.Y.C.” (1998)
Pet Shop Boys “New York City Boy” (1999)
Richard Ashcroft “New York” (2000)
The Innocence Mission “Into Brooklyn, Early In the Morning” (2007)
Justin Townes Earl “One More Night in Brooklyn” (2010)




Nueva York, te mereces este homenaje. Gracias por esa gran acogida, por unos días tan inolvidables.