25 enero 2008

AGENDA

FEBRERO Y LO QUE VENDRÁ DESPUÉS.

Promesas y conjeturas para 2008.

La noria sigue girando. La música sigue sonando. He aquí otro largo año musical por delante. ¿Qué pasará en 2008?. Pues por lo que se rumorea, de todo. Sucederá que habrá un montón de lanzamientos de los de aúpa (Tindersticks, Nick Cave & the Bad Seeds, Spiritualized, The Cure, REM…) y algunos ya estamos relamiéndonos. Sucederá que el imperio Sinnamon seguirá expandiéndose con sus tropas mediático-publicitarias: no contento con declarar abiertamente la guerra al FIB (lo de que coincidan en días no es nada sano), ahora amenaza seriamente al Primavera Sound, sacándose de la manga un tal Daydream Festival en fechas peligrosamente cercanas, sito en el Forum y que anuncia a bombo y platillo a Radiohead. ¡¡El Primavera no se toca!!. Portishead (en la foto), Six Organs of Admittance, Shipping News, Scout Niblett, Deerhunter, Les Savy Fav, The Felice Brothers… y este año no me espero a abril para comprar el abono. Fe ciega, que se llama. ¿Por dónde iba?.. Ah, sí, lo que sucederá en 2008. Puede suceder que se sigan reencontrando viejos amigos (o enemigos): Roxy Music prometen formalmente disco y gira, My Bloody Valentine se suben al carro de los ganchos festivaleros, lo de Led Zeppelin en Londres parece que no quedará en una mera reunión puntual de antiguos alumnos y el nuevo circo de los Sex Pistols ya es una lamentable realidad. Hasta el ilustre Leonard Cohen se pone las espuelas y coge el caballo. Por no hablar de Bob Dylan, que suma, sigue y visitará nuestro país en una extensa gira veraniega. Estamos condenados al revival. “I wanna see a revival”, que diría Mark Lanegan

Estos son algunos conciertos de febrero:

THE SADIES. 4 febrero. Puerto de Santa María. Teatro Municipal.
5 febrero. Algeciras. Salón de Actos Politécnica.
6 febrero. Huelva. Cantero Cuadrado.
7 febrero. Madrid. Sala Dink.
8 febrero. Zaragoza. Casa del Loco.
9 febrero. Santander. Tropicana.

THE CHARLATANS. 5 febrero. Madrid. Joy Eslava.
6 febrero. Barcelona. Bikini.

THE GODFATHERS. 6 febrero. Barcelona. Apolo.
7 febrero. Valencia. Mirror.
8 febrero. Madrid. Heineken.
9 febrero. Bilbao. Antzokia.

THE MISSION. 8 febrero. Barcelona. Bikini.
9 febrero. Madrid. Heineken.
11 febrero. Valencia. Heineken Greenspace.

NADA SURF. 14 febrero. Madrid. Heineken.
15 febrero. Vigo. Sala A!.
16 febrero. Bilbao. Antzokia.

STEVE EARLE+ALLISON MOORER. 13 febrero. Madrid. Joy Eslava.
16 febrero. Barcelona. Bikini.

THE RAVEONETTES. 17 febrero. Madrid. Heineken.
18 febrero. Barcelona. Apolo.

AMERICAN MUSIC CLUB. 20 febrero. Gijón. Acapulco.
21 febrero. Madrid. Caracol.
22 febrero. Bilbao. Antzokia.
23 febrero. Barcelona. Bikini.

GIRLS AGAINST BOYS. 21 febrero. Barcelona. Be Cool.
22 febrero. Murcia. 12 & Medio.
23 febrero. Madrid. Gruta 77.

MICHAEL GIRA. 22 febrero. Barcelona. Apolo.

THE MEKONS. 27 febrero. Barcelona. Apolo.
29 febrero. Madrid. Gruta 77.
1 marzo. Murcia. 12 & Medio.

THE MARS VOLTA. 29 febrero. Madrid. La Riviera.
1 marzo. Barcelona. Razzmatazz.

Y esto solo es el principio.

Foto:
www.portishead.cn

07 enero 2008

REPORTAJES

ADIÓS 2007: EPÍLOGO Y RESUMEN.

Un hueco para los discos olvidados.

2007 llegó a su fin. Otro año de exilio, entre dos tierras, sin pena ni gloria. Por suerte, tampoco ha faltado la música. A mejor disco del año (opiniones unívocas, sin voto ni consulta) postularon con fuerza Grinderman, Bill Callahan, Low y recientemente Radiohead. Mejor canción es misión imposible; demasiadas para sopesar, aunque instantáneamente resurgen dos con mucho jugo: “Atlas” (Battles) y “No Pussy Blues” (Grinderman). De directos, los hubo abundantes, sin vencedores ni vencidos, pues a menudo los que más huella dejan no son precisamente los mejores. Y también salieron del archivo muchos clásicos (Leonard Cohen, David Bowie, The Who, Led Zeppelin, la ELO, Simon & Garfunkel, Brian Wilson, Spacemen 3, etc), sin tiempo para una justa retrospectiva. Lo comentado y redicho en el blog durante el año no representa ni la cuarta parte de todos los proyectos, ideas y propósitos creados por las neuronas. Hubo muchos discos que ocuparon minutos, horas y días, fabricando palabras que nunca fueron escritas. Es hora de solucionarlo y evitar que el año viejo muera definitivamente, incompleto.

BATTLES. Mirrored.
Desde luego, “Atlas” ya vale por todo el disco: el puntiagudo bajo y las voces de Papá Pitufo la convirtieron en la canción más rara y trepidante del año. “Race In” y “Tonto” también merecen varias escuchas y un aplauso. Pero el resto se atraganta como un polvorón sin masticar. Como si Tortoise de repente se hubieran vuelto locos y punkis.
La canción: “Atlas”.


BEIRUT. The Flying Club Cup.
Trombones, trompetas, acordeones y ukeleles siguen siendo la materia prima esencial, pero una orquesta y un piano a tiempo dan a la música de Zach Condon un punto de holgura senior. Creciendo, aprendiendo y mejorando. Afrancesado en la temática y los títulos (París es mucho), igualmente cerca de un convite zíngaro o un desfile tirolés. Nuevos aires para el underground.
La canción: “A Sunday Smile”.


BENJAMIN BIOLAY. Trash Ye-Yé.
Ni por asomo es su mejor álbum, pero gana con la reincidencia y en él se adivina un nuevo amigo imaginario: los 80. La clave está en los arreglos (voces angelicales, violines, samplers..), que sitúan cada canción un paso más allá de su recorrido. “La Chambre d´Amis”, “Laisse Aboyer les Chiens” o “Cactus Concerto ” confirman su indiscutible pole position en la parrilla de grandes chansonniers (con permiso del calvo, por supuesto).
La canción: “Qu´est-ce que ça peut faire”.

BOBBY CONN. King for a Day.
Del punch de “Rise Up!” (98) ya no quedan ni las raspas. Pero ahí sigue, buscando su lugar en el mundo. Esta vez le ha dado por la magalomanía de estadio, el heavy rancio, el power pop, el Sargento Pepper, Michael Jackson y Marvin Gaye, salpicando de momentos aceptables y otros muy triviales una rapsodia más elitista que bohemia. Menudo bicho.
La canción: “(I´m Through With) My Ego”.


THE CHEMICAL BROTHERS. We Are the Night.
Ellos son la noche: no es un farol, es la pura realidad. Cuando parecía que no tenían nada más que ofrecer, Rowlands y Simons contraatacan con su obra más adictiva y simpática en años. Basta enchufarse “Saturate”, “Do It Again”, “Das Spiegel” o “The Salmon Dance” para no parar de bailar. Como en sus mejores tiempos.
La canción: “Das Spiegel”.


DEERHUNTER. Cryptograms.
Aplastantes en directo, desconcertantes en disco. Hipnótico, metafísico y alucinógeno, raramente secuenciado y fuera de catálogo. Incomoda, vuelve del revés y, finalmente, convence. Es fácil viajar a las antípodas de lo material a su costa, especialmente al son de “Octet” o “White Ink”.
La canción: “Hazel St.”.


THE EARLIES. The Enemy Chorus.
Un intercambio transatlántico de ideas y pistas dio lugar a esta oda al hedonismo. Como en un buen cajón de sastre, puedes encontrar de todo: electrónica, folk, soul, psicodelia, krautrock, cortes cinematográficos. Las piezas están seleccionadas al detalle, medidas al milímetro y combinadas a la perfección. El resultado es un puzzle lleno de colores que no se ven, pero se oyen. Una experiencia sensorial.
La canción: “Breaking Point”.

EINSTÜRZENDE NEUBAUTEN. Alles Wieder Offen.
Asesorado y parcialmente sostenido por los fans a través de internet, he aquí otra obra maestra de los berlineses. Comienza con un piano anunciador del fin del mundo y termina con una guitarra española. Marciales y metálicos (“Weil, Weil, Weil”, “Von Wegen”) o elegantes y melódicos (“Nagorny Karabach”), se mueven sobre el hilo sin perder jamás el equilibrio. Otra condecoración más a su personalidad arrolladora.
La canción: “Susej”.

ELECTRELANE. No Shouts, No Calls.
Lo reconozco: no daba un duro por ellas. Este álbum me devuelve la moneda de la indiferencia en forma de furia distinguida, con brillantes desarrollos instrumentales, guitarras que se clavan en las sienes y un gusto exquisito por la oscuridad. Solo falta redondear esa débil faceta vocal para llegar a ser perfectas.
La canción: “Five”.



JOSEPH ARTHUR. Let´s Just Be.
Sello propio es sinónimo de explosión. Sin perder su excelencia creativa, el de Ohio se desmelena, bromea, improvisa, explora registros impensables, juega a la canción interminable (“Lonely Astronaut”, 20 minutos de nada) y se reencarna en Jagger o Bowie respetando fielmente su acento Dylan. Y da a luz un disco visceral, desordenado y casero que se sale. Musicazo.
La canción: “Spacemen”.

PATRICK WATSON. Close to Paradise.
El gran descubrimiento del año. Ponlo a todo volumen, concéntrate en él y atraviesa el espejo: ya estás dentro del paraíso. Folk con atrezzos circenses, con mucho sabor clásico y con más detalles que un “todo a cien” chino. Y esa voz no es la de Jeff Buckley, pero cualquiera diría que ha resucitado. Colmado de premios en Canadá, y con razón.
La canción: “Daydreamer”.



THE POLYPHONIC SPREE. The Fragile Army.
Cuanto más oscuro está y más frío hace, más se agradece escucharlos. La banda más numerosa del planeta ha vuelto con las mismas: rollo mesiánico pelín agridulce en doce nuevas secciones con varios actos. Todas alicatadas hasta el techo con coros multitudinarios y millones de instrumentos. Algunas son sintonía para musicales de Broadway, otras solo para fiestas bastardas. Hay vida más allá de Arcade Fire.
La canción: “Overblow your Nest”.


RICHARD SWIFT. Dressed Up for the Letdown.
Se descolgó de Wilco en la gira española sin saber por qué (qué disgusto), pero nos dejó esta joya de recuerdo. Un retrato americano de ilusiones rotas e ironías, con melodías perfectas en las que resuenan Elvis Costello, Randy Newman o Bob Dylan, y con títulos tan sugerentes como “las canciones de la libertad nacional”, “vestido para la desilusión” o “la balada de tú sabes quién”.
La canción: “Artist & Repertoire”.


THE SHINS. Wincing the Night Away.
Con este trabajo han firmado su puesta de largo. Canciones bien vestidas y perfumadas de pop mayúsculo, que echan el freno antes de aproximarse al precipicio del estereotipo y la blandenguería. Y cuando quieren ponerse oníricos a lo Mercury Rev (“Black Wave”), también les sale bien. Menuda clase tienen, los jodíos.
La canción: “Phantom Limb”.

THE STOOGES. The Weirdness.
Ya lo dijo Black Francis: “¿No os gusta el disco?. Os jodéis, están en su derecho de cargarse su propio legado”. Tampoco es para tanto, porque el disco mola. Al menos tienen huevos para ir más allá que otros que viven de las rentas y no se divierten ni la mitad. Y “Free and Freaky”, “Idea of Fun” o “I´m Fried” podían suceder dignamente a “I Wanna Be Your Dog” como himno iguanesco. Larga vida a Iggy Rock.
La canción: “The Weirdness”.


THURSTON MOORE. Trees Outside the Academy.
Básicamente Sonic Youth con una capa de barniz. El respetado Thurston apuesta esta vez por colgarse la acústica, dejando la electricidad en manos de J Mascis (Dios los crea y ellos se juntan). También apuesta por un violín que encaja de perlas y por concretar, dando vacaciones a las habituales contorsiones y distorsiones. Básicamente un gran álbum. Tratándose de quien se trata, un axioma.
La canción: “Off Work”.


VIC CHESNUTT. North Star Deserter.
La leyenda del rock cuenta que es un iluminado. La leyenda del rock es sabia. Hoy decide acompañarse por un ejército de ruidistas experimentales (Goodspeed! You Black Emperor, Fugazi, A Silver Mt Zion) y de ahí surge su disco más lúgubre e inquietante. Las texturas eléctricas y orquestales quedan allá, en el horizonte, en segundo plano, sin ensombrecer el talento del poeta de la desdicha, la eminencia del country-rock más digno y sincero.
La canción: “Splendid”.

THE WHITE STRIPES. Icky Thump.
Cuando un disco tan esperado ve la luz, la costumbre suele ser besarlo o despellejarlo, sin medias tintas. Eso ocurrió este año con el último invento de Jack y Meg, uno de los más completos y variopintos de su trayectoria. Tienen gracia poniéndose celtarras (“Prickly Thorn, But Sweetly Worn”) o fandangueros (“Conquest”), pero su punto fuerte sigue siendo el aullido y el chirrido. Mejores cuanto más burros.
La canción: “Little Cream Soda”.