30 agosto 2012

DISCOS

SMOKE FAIRIES. Blood Speaks.

Ahora o nunca.

Muchos son los que andan vendiendo a estas dos mujeres de Sussex, Inglaterra, como la última promesa folk. Eso demuestra que los hay que se creen a pie juntillas la etiqueta sin probar antes el producto. Porque en la música de Katherine Blamire y Jessica Davis, aparte de un lado folk druídico bastante evidente, se entremezclan numerosos estilos, épocas y escenarios. Es más, su segundo disco podría estar más cerca del rock que de otra cosa. Y en todo caso, si fuera folk, sería folk muy, muy eléctrico. “Blood Speaks” (2012) es una auténtica maravilla. En él se pueden oler los campos de su tierra madre, pero también el polvo acumulado en habitaciones cerradas. Desde el rock a la música celta, pasando por el shoegaze o la new wave, todo ordenado, serio y comedido, con guitarras dibujando paisajes evanescentes y unas voces de lo más bondadosas. Sombras de Cocteau Twins, Cranes, Fleetwood Mac o Steelye Span se ciernen a lo largo de la escucha, incluso hay algo del lado oscuro de PJ Harvey y Chan Marshall. The Three of Us” y “Take Me Down When You Go” son dos canciones totalmente redondas. Fácil es sucumbir a la atmósfera escapista de “Awake”, la marcha fúnebre de “Blood Speaks” (donde también aparece otra sombra, la de Björk) o el ritmo de desfile militar de “Version of The Future”. No menos impactante resulta el canto de las meigas en “Daylight” o la intensidad que alcanzan “Feel It Coming Near” y “Hideaway” en ciertos momentos. Para cerrar, la hermosa “Film Reel” hereda los sonidos tristes e hipnóticos de las guitarras de Vini Reilly y Felt. Un disco merecedor de un gran aplauso. Si con él estas mujeres no triunfan es que, definitivamente, no existe justicia en este mundo.

28 agosto 2012

DESCUBRIENDO A...

BOY & BEAR

Tiene gracia la cantidad de músicos que portan en su nombre la palabra “oso”. Empecemos a enumerar a ver cuántos salen: Bear in Heaven, Grizzly Bear, Panda Bear, Message to Bears, Minus The Bear, Bearsuit, Bear Cub, Polar Bear, The Bears, Bear Hands, The 2 Bears, Golden Bear, Giant Bear, Deer Bear, Old Bear Mountain, Small Mountain Bear, Black Bear, Cowboy Indian Bear, Bear & Moose, Bear Lake, Bear Driver, Bear Country… Alucinante. Y además, la banda que nos ocupa: los australianos Boy & Bear.

El grupo en cuestión lo forman Dave Hosking (guitarra y voz), Killian Gavin (guitarra y voz), Jacob Tarasenko (bajo) y los hermanos Tim y Jon Hart (percusión, mandolina, teclados y banjo entre los dos). Su andadura comienza en 2009 con el típico modus operandi de banda novel: publicación de batería de singles como toque de prueba. Ello deriva en un primer y hasta la fecha único largo, “Moonfire” (2011), álbum grabado en Nashville bajo los auspicios del ínclito productor Joe Chicarelli. ¿Y qué aportan de interesante Boy & Bear?. Pues de momento un futuro prometedor. Su sonido es limpio, sus canciones apuntan maneras, pero quizá deberían limar imprecisiones y decantarse entre el pop-rock épico o el rusti-folk, entre parecerse a Death Cab for Cutie o a Fleet Foxes. Hablando de los Foxes, una curiosidad muy curiosa: la voz de Hosking es idéntica a la de Robyn Pecknold. “Moonfire” refleja esa vertiente de banda en busca de su camino, con algunas excepcionales canciones que animan a alimentar la fe, como “Lordy May”, “Part Time Believer”, “Golden Jubilee”, “The Village” o esa bocanada de aire montés que es “House & Farm”.

24 agosto 2012

RETROSPECTIVAS

THE FREE SPIRITS. Out of Sight and Sound.

Joyas de los 60.

El verano marca la pauta: a falta de novedades, clasicazos para el body. Y este clásico elegido en pleno horror canicular es para chuparse los dedos. Nacidos en la Gran Manzana, The Free Spirits fueron una estrella fugaz pero muy eficaz. Un único trabajo basta para confirmarlos como lo que posiblemente fueron (pioneros) y como lo que realmente son (banda de culto). Porque Larry Coryell y sus compañeros venían del pantanoso mundo del jazz, y eso se nota. En “Out of Sight and Sound” (67) estos inteligentes músicos se apuntan una hazaña peculiar: lograr que géneros como R&B, jazz, soul, folk y rock psicodélico se agrupen formando un sólido y consistente equipo, dando lugar a canciones que, como “Don´t Look Now”, “Cosmic Daddy Dancer”, “Bad News Cat” o “Early Morning Fear”, suponen toda una revolución musical.

Y es que su currículum jazzista queda en evidencia desde el primer minuto. El saxofón de Jim Pepper se convierte en el gran anfitrión en al menos ocho de los doce cortes (trece si contamos el bonus añadido “I Feel a Song”) del álbum, trazando acompañamientos melódicos impactantes o arrancándose en solos suicidas. También optan por ese afable instrumento que es la flauta travesera en sutilísimas piezas folk como “Girl In The Mountain” y “Storm” o en la abiertamente psicodélica “I´m Gonna Be Free”, donde protagoniza un excitante mano a mano con el sitar.  Y ese es el toque de distinción de unos The Free Spirits muy cercanos a los mitos Beatles, Kinks, Beach Boys o Byrds en cuanto a calidad, lejanos en cuanto a eco. Lo de banda de culto está más que contrastado, pues muchos artístas de la época declararon su admiración por este disco, el gran Jimi por ejemplo. Un disco vibrante e ilimitado, una joya mayúscula de los sesenta.

www.coryelljazz.com

19 agosto 2012

DISCOS

LANGHORNE SLIM & THE LAW. The Way We Move.

El gran invocador.

Sean Scolnick, alias Langhorne Slim, es un invocador de tomo y lomo. Su música parece el resultado de un presunto aquelarre: mitos, panoramas y sonidos de la tradición bien conservada de su país que se congregan a sus pies para inspirar tanto a él como al consumidor de sus canciones. “The Way We Move” (2012) es su cuarto disco, y como en todos las anteriores vuelve a aparecer el duende del Sur, el Sur con mayúscula, el Sur confederado, el Sur que empieza más o menos por Kansas o Missouri y se extiende hacia abajo y quizá un poquito hacia el este. Aunque este chico sea del lado unionista, de Pennsylvania y residente en Nueva York.

The Way We Move” suena, sabe y huele a tabaco de liar, a tabernas con suelos llenos de serrín, a litros de cerveza y whiskey, a caballos con las crines al viento, a granjeros celebrando la bondad de la cosecha, a caminos llenos de polvo y árboles sin hojas, a tablas de lavar en el río y a botas de puntera y tacón. Suena, sabe y huele a Hank Williams, a Bob Dylan, a Waylon Jennings, a Willy Nelson y hasta a Elvis. Suena, sabe y huele a country-americana con posos de otros bastiones de tan rica cultura (soul, rockabilly, jazz). Interesante en sus pasajes más profundos (“On The Attack”, “Song for Sid”, “Coffee Cups”, “Past Lives”), notable en los más risueños (“Just a Dream”, “Wild Soul”) y sobresaliente en los manifiestamente festivos (“The Way We Move”, “Found My Heart”, “Great Divide”, “Two Crooked Hearts”). Tranquilo, no te cansarás, pues muchas canciones rondan apenas los dos minutos, acabando de repente y dejándote con esa deliciosa gotita de miel en los labios. Solo hay que sacar la lengua, relamerse bien y disfrutar un poco más de tan inmenso placer.

16 agosto 2012

RETROSPECTIVAS

CROSBY, STILLS & NASH. CSN.

Joyas de los 70.

El 19 de abril de 2009 posteaba una retrospectiva sobre “Crosby, Stills & Nash” (69) y me quedaba bien a gusto aireando las delicias de este trío. Tres años y pico más tarde el amor perdura. El mismo amor profesado hacia Crosby-Nash o Crosby-Stills-Nash-Young, aunque quizá un poquito más fogoso. Será magia, o como dicen por ahí química, pero cuando estas tres voces se alían algo sucede en el universo. “CNS” (77) es otro disco delicioso, absolutamente digestivo, lleno de amabilidad. Ya no estamos en los 60, han llegado los 70 y el cambio de década se nota en las estructuras, instrumentos empleados ocasionalmente y sonidos de una producción que los tres protagonistas comparten con The Albert Brothers. Especialmente se nota este nuevo sonido en canciones como “Just A Song Before I Go” o las exquisitas “Dark Star” y “Run from Tears”, o en el festín a ritmo de bossa nova de “Fair Game”. También hay mucho piano, sí señor, co-protagonista en las bellísimas “Shadow Captain” y “Cold Rain”, y también en la absolutamente grandiosa y onírica “Cathedral”. Los 60 se resisten a desaparecer del todo en forma de guitarras acústicas que tejen el esqueleto de “See The Changes” o “In My Dreams”. Pero claro, lo que destaca como siempre son esas armonías que me pirran sin remedio. Que no debe de ser fácil lograrlas. Que cantar en agudo mientras oyes como otro canta en grave debe de ser igual de difícil que tocar el bajo mientras otro toca la guitarra. Pero ahí están ellos, únicos en su arte, encantadores especialistas en lo suyo, emocionando hasta el último día. Porque asombra ver cómo estos tipos siguen en la brecha, girando y protestando por ahí, juntos o por partes, dándolo todo por la música. Unos auténticos gigantes.

04 agosto 2012

CANCIONERO

THE LOVIN´ SPOONFUL. Summer In The City.

Summer In The City” quizá sea uno de los temas más versionados de la historia. Desde B.B. King hasta The Stranglers, muchos sucumbieron a la melodía y el ritmo malabarístico de esta canción sensacional. Contenida en el espléndido “Hums of The Lovin´Spoonful” (66), su existir se debe a la inspiración de Steve Boone y el hermanísimo de John, Mark Sebastian. Una de las mejores canciones de la banda de Nueva York, ganando por la mano incluso a la dulzarrona “Do You Believe In Magic?”. The Lovin´Spoonful fueron unos maestrillos engarzando estilos, casando con tino el pop con el blues, el pop con el country o el pop con lo que fuera. Sin embargo, “Summer In The City” no es ni pop ni blues ni folk, está al margen de etiquetas y en el límite de los géneros, es solo una señora canción y punto. Muy apropiada para los días que corren y especialmente dedicada a todos aquellos que este verano no podrán salir de la jungla de asfalto y cristal.

SUMMER IN THE CITY

Hot town, summer in the city
Back of my neck getting dirty and gritty
Been down, isn't it a pity
Doesn't seem to be a shadow in the city

All around, people looking half dead
Walking on the sidewalk, hotter than a match head

But at night it's a different world
Go out and find a girl
Come-on come-on and dance all night
Despite the heat it'll be alright

And babe, don't you know it's a pity
That the days can't be like the nights
In the summer, in the city
In the summer, in the city

Cool town, evening in the city
Dressing so fine and looking so pretty
Cool cat, looking for a kitty
Gonna look in every corner of the city
Till I'm wheezing like a bus stop
Running up the stairs, gonna meet you on the rooftop

But at night it's a different world
Go out and find a girl
Come-on come-on and dance all night
Despite the heat it'll be alright

And babe, don't you know it's a pity
That the days can't be like the nights
In the summer, in the city
In the summer, in the city

01 agosto 2012

DESCUBRIENDO A...

THE JUNIPERS

Como unos pequeños Byrds. Como unos mini Beatles. Así son The Junipers. Otra banda de indie folk más, pero mamma mía qué banda. Vienen de Leicester y ya pueden presumir de dos discos rutilantes, deliciosos y exquisitamente producidos. “Cut Your Key” (2008) es el deslumbrante debú con el que todo novato sueña: en él se palpan las influencias de esas grandes bandas de pop y folk psicodélico de los sesenta, las dos mentadas y alguna cosa más, como el influjo colateral de The Everly Brothers en algún que otro suspiro. “Paint The Ground” (2012) es su reciente novedad, quizá no tan sesgado hacia el pasado y más centrado en las hechuras de las bandas de folk actuales, léase Fleet Foxes. Ambos gozan de un sonido envolvente y único, mayormente por esa variedad de instrumentos empleados, desde la clásica guitarra electro-acústica al sitar, el arpa o la balalaika.

La formación actual la componen Robyn Gibson, Ash Sheldon, Pete Gough, Joe Wiltshire y Ben Marshall. En su música no encontrarás impostura ni letra pequeña, trampa ni cartón, solo la pureza irresistible de melodías que en muchos casos están cerca de la perfección. Como “Out My Pocket”, “Callooh Callay”, “Song That Fades Away”, “Dandelion Man”, “Phoebus Filled The Town” o “They Lived Up In The Valley”; canciones que te enamoran como simpáticas sonrisas e inocentes caricias. Pura delicia.