SOS 4.8. 2011
¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este? (VIERNES)
Pues eso: ¿qué hace una chica como yo en el SOS 4.8, un festival lleno de pop, electrónica, grupos españoles y veinteañeros ultramodernos?. Pues tiene su explicación. Una explicación con nombre y apellido: Patti Smith. ¿Y qué hace una señora como ella en un sitio como este?. Pues también es algo extraño y misterioso, aunque digno de brindis. Su programación en el Auditorio hizo que dejáramos la copa aparcada, a expensas de una suerte invocada día y noche (cataclismos como el de PJ Harvey y John Parish hace dos años no se olvidan). ¿Y hubo brindis al final?. Suspense, más adelante se verá.
Por lo pronto, hay que dedicar un mensaje de reconocimiento para un festival al que se atisba largo recorrido. Sin juzgar la mayor o menor tirada de sus grupos en cartel y una filosofía sostenible no del todo puesta en práctica, el SOS 4.8 se ha convertido en un evento con pedigrí. Dicen que la calidad organizativa de un festival se mide por la longitud de sus colas. Pues bien, empleando este parámetro la edición 2011 del SOS se cierra con nota alta.
El viernes empieza con THE KOOKS en el escenario Estrella Levante, vislumbrados en lontananza y con toda una congregación de chavalería desmelenada a sus pies. No son un grupo del que una pueda opinar, así que ciñámonos a las opiniones escuchadas: desempeñaron bien su rol de nuevo fenómeno british. A continuación y en el otro escenario (Jägermeister, bien, lo he logrado escribir del tirón) arrancan TRIÁNGULO DE AMOR BIZARRO, con algo así como disculpas por la ausencia de uno de sus miembros. Ruido, mucho ruido. Me acuerdo del temible Kevin Shields y tiemblo. Huyo. Y me sitúo en el lugar adecuado para ver a YANN TIERSEN (foto 1), la segunda razón para estar en Murcia este fin de semana. El galo ofrece su clásica lección de elegancia y eclecticismo, reivindicando a los grandiosos Neu! en su camiseta. Pero ni es el momento ni es el lugar. Su música demanda otros espacios, mayor intimidad y concentración. Ni siquiera esas románticas gotas de lluvia mal caídas logran acomodar los sentidos a unas canciones llenas de matices y adornos que acababan expiando en el cielo encapotado. Su último disco tiene el protagonismo adivinado: suenan una recargada “Dust Lane”, la hermosísima “Dark Stuff”, “Ashes”, “Palestine” (menos cruda, más bailable) y “Fuck Me”. Y tampoco falta su punto fuerte, ese virtuosismo violinístico llevado hasta el infinito en la más que familiar “Sur Le Fil”. Bello concierto pero lejos de la tierra. Con sus últimas notas emprendemos la carrera para empaparnos de ARIZONA BABY (foto 2) y me deleito en el camino con los últimos coletazos de “Dirge”. Después me rebozo en arena del desierto (“A Tale of The West”, “Ouch”), veo a Kraftwerk luciendo sombrero vaquero (“The Model”, nada menos) y aspiro con fruición el aroma a whisky tabernero de “Shiralee”. Camino hacia delante mientras otros caminan hacia atrás (hacia Vetusta Morla, que les cunda) y llego hasta los pies de estos tres barbudos que me tienen sorbido el seso y que todavía me regalan “Everything”, “Muddy River”, “X´ed Out” y alguna cosa nueva. Alabado sea Johnny Cash: estos no vienen de Pucela, sino del puñetero cielo.
Pausa, cena, un pequeño respiro. VETUSTA MORLA tocan a lo lejos pero no, gracias. Aunque he decidido integrarme en este ecosistema que no es el mío existen ciertos límites. Y además, alguien me sopla al oído que su nuevo disco es un tostón descomunal. No pienso comprobarlo. En su lugar cedo, me dejo engañar (porque no hay nada mejor que hacer) y me sumerjo en la marabunta de TWO DOOR CINEMA CLUB. Craso error. Dicen: actualmente, el grupo más molón del planeta. Digo: otra taza más de rock bailable facilón (es lo más sutil y fino que se me ocurre). Dos canciones y media y segunda gran huida de la noche. Tras deambular un rato llega la hora de MGMT (foto 3), otro plato apetecible. Su escenografía con proyecciones psicodélicas multiplica el olor a sixties por tres. Suenan como recién salidos de la caja del CD. “Time To Pretend” llega demasiado pronto y un poco floja de revoluciones, justo después de “It´s Working”. “Oracular Spectacular” se deja ver más que “Congratulations” en la primera mitad. No faltan los geniales y espídicos homenajes a Brian Eno y Dan Treacy. Con dos bemoles atacan los 12 minutos de “Siberian Breaks”, logrando que los ánimos hagan catacrack y se desplomen. Sospecho que la gente solo los quiere por sus hits, pues los rostros cambian al comienzo de esa pegadiza tonadilla de patio de colegio llamada “The Kids”, que luce nuevamente en conserva. Exquisitos pero algo sosos. Y yo, que no soy de DJs ni madrugadas como no sea con muchas copas, acabo embutida en un fin de fiesta inesperado con THE BLOODY BEETROOTS DEATH CREW 77 (foto 4), implicada en esa sesión bizarra de techno duro, hardcore y pesadilla en Elm Street, rendida al ritmo de estos tíos demenciados con caretas que acaban de liarla parda en el Estrella Levante, y alzo los brazos y muevo el esqueleto como si no hubiera mañana. Pero sí, sí que hay mañana. Mañana toca la más grande. Así que, hala, a sobar.
¿Qué hace una chica como tú en un sitio como este? (VIERNES)
Pues eso: ¿qué hace una chica como yo en el SOS 4.8, un festival lleno de pop, electrónica, grupos españoles y veinteañeros ultramodernos?. Pues tiene su explicación. Una explicación con nombre y apellido: Patti Smith. ¿Y qué hace una señora como ella en un sitio como este?. Pues también es algo extraño y misterioso, aunque digno de brindis. Su programación en el Auditorio hizo que dejáramos la copa aparcada, a expensas de una suerte invocada día y noche (cataclismos como el de PJ Harvey y John Parish hace dos años no se olvidan). ¿Y hubo brindis al final?. Suspense, más adelante se verá.
Por lo pronto, hay que dedicar un mensaje de reconocimiento para un festival al que se atisba largo recorrido. Sin juzgar la mayor o menor tirada de sus grupos en cartel y una filosofía sostenible no del todo puesta en práctica, el SOS 4.8 se ha convertido en un evento con pedigrí. Dicen que la calidad organizativa de un festival se mide por la longitud de sus colas. Pues bien, empleando este parámetro la edición 2011 del SOS se cierra con nota alta.
El viernes empieza con THE KOOKS en el escenario Estrella Levante, vislumbrados en lontananza y con toda una congregación de chavalería desmelenada a sus pies. No son un grupo del que una pueda opinar, así que ciñámonos a las opiniones escuchadas: desempeñaron bien su rol de nuevo fenómeno british. A continuación y en el otro escenario (Jägermeister, bien, lo he logrado escribir del tirón) arrancan TRIÁNGULO DE AMOR BIZARRO, con algo así como disculpas por la ausencia de uno de sus miembros. Ruido, mucho ruido. Me acuerdo del temible Kevin Shields y tiemblo. Huyo. Y me sitúo en el lugar adecuado para ver a YANN TIERSEN (foto 1), la segunda razón para estar en Murcia este fin de semana. El galo ofrece su clásica lección de elegancia y eclecticismo, reivindicando a los grandiosos Neu! en su camiseta. Pero ni es el momento ni es el lugar. Su música demanda otros espacios, mayor intimidad y concentración. Ni siquiera esas románticas gotas de lluvia mal caídas logran acomodar los sentidos a unas canciones llenas de matices y adornos que acababan expiando en el cielo encapotado. Su último disco tiene el protagonismo adivinado: suenan una recargada “Dust Lane”, la hermosísima “Dark Stuff”, “Ashes”, “Palestine” (menos cruda, más bailable) y “Fuck Me”. Y tampoco falta su punto fuerte, ese virtuosismo violinístico llevado hasta el infinito en la más que familiar “Sur Le Fil”. Bello concierto pero lejos de la tierra. Con sus últimas notas emprendemos la carrera para empaparnos de ARIZONA BABY (foto 2) y me deleito en el camino con los últimos coletazos de “Dirge”. Después me rebozo en arena del desierto (“A Tale of The West”, “Ouch”), veo a Kraftwerk luciendo sombrero vaquero (“The Model”, nada menos) y aspiro con fruición el aroma a whisky tabernero de “Shiralee”. Camino hacia delante mientras otros caminan hacia atrás (hacia Vetusta Morla, que les cunda) y llego hasta los pies de estos tres barbudos que me tienen sorbido el seso y que todavía me regalan “Everything”, “Muddy River”, “X´ed Out” y alguna cosa nueva. Alabado sea Johnny Cash: estos no vienen de Pucela, sino del puñetero cielo.
Pausa, cena, un pequeño respiro. VETUSTA MORLA tocan a lo lejos pero no, gracias. Aunque he decidido integrarme en este ecosistema que no es el mío existen ciertos límites. Y además, alguien me sopla al oído que su nuevo disco es un tostón descomunal. No pienso comprobarlo. En su lugar cedo, me dejo engañar (porque no hay nada mejor que hacer) y me sumerjo en la marabunta de TWO DOOR CINEMA CLUB. Craso error. Dicen: actualmente, el grupo más molón del planeta. Digo: otra taza más de rock bailable facilón (es lo más sutil y fino que se me ocurre). Dos canciones y media y segunda gran huida de la noche. Tras deambular un rato llega la hora de MGMT (foto 3), otro plato apetecible. Su escenografía con proyecciones psicodélicas multiplica el olor a sixties por tres. Suenan como recién salidos de la caja del CD. “Time To Pretend” llega demasiado pronto y un poco floja de revoluciones, justo después de “It´s Working”. “Oracular Spectacular” se deja ver más que “Congratulations” en la primera mitad. No faltan los geniales y espídicos homenajes a Brian Eno y Dan Treacy. Con dos bemoles atacan los 12 minutos de “Siberian Breaks”, logrando que los ánimos hagan catacrack y se desplomen. Sospecho que la gente solo los quiere por sus hits, pues los rostros cambian al comienzo de esa pegadiza tonadilla de patio de colegio llamada “The Kids”, que luce nuevamente en conserva. Exquisitos pero algo sosos. Y yo, que no soy de DJs ni madrugadas como no sea con muchas copas, acabo embutida en un fin de fiesta inesperado con THE BLOODY BEETROOTS DEATH CREW 77 (foto 4), implicada en esa sesión bizarra de techno duro, hardcore y pesadilla en Elm Street, rendida al ritmo de estos tíos demenciados con caretas que acaban de liarla parda en el Estrella Levante, y alzo los brazos y muevo el esqueleto como si no hubiera mañana. Pero sí, sí que hay mañana. Mañana toca la más grande. Así que, hala, a sobar.
2 comentarios:
¿Lo mejor de este festival? Ummm...la gastronomía murciana sin duda. Lo demás...bastante pobre, incluidos tus queridos MGMT, aburridos hasta la saciedad (y yo no es que sea un gran amante de los hits). Si tengo que salvar algo... a !!!, siento debilidad por su sonido ravero, a los Arizona, los Triangulo de Amor Bizarro,... y poco más.
Pero bueno ya sabíamos lo que había. Una buena ocasión para el reencuentro con los amigos y para calentar motores para el Primavera.
En efecto, Fede, has dado en el clavo: aceptable calentamiento para el PS y ocasión para juntarme con amigos con los que hacía tiempo que no compartía música en directo.
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