31 mayo 2011

CONCIERTOS

PRIMAVERA SOUND 2011

Jueves.

MARINA GALLARDO: Tarjeta recién vinculada y primeras sospechas de fiasco flotando en las precintadas barras de bebida. La madrugada vespertina nos llevaba a pelear con un sol de justicia, aunque no tanto como a Marina Gallardo. Tocar en el Ray Ban a esas horas es una putada como un piano. Aún así, la gaditana y su banda construyeron un concierto sombrío y contundente, lleno de aristas y rabia contenida, dejando el folk acústico para otro día. Falta voz pero sobran canciones: siniestras canciones, enormes canciones.


ISLET: “Celebrate This Place” y “Wimmy” son dos chutes tales de adrenalina que resulta imposible no sucumbir a la curiosidad. En efecto, los galeses en directo están tan zumbados como se presuponía, superando incluso la ficción. Rotaciones instrumentales, gritos de guerrilla urbana y bacanal de percusiones krautrockeras con vía libre a la espontaneidad. Los fantasmas de Liquid Liquid (un año antes en el mismo escenario) sobrevuelan las cabezas. “Horses and Dogs” y la absoluta “Iris” quedaron bordadas pero “We Shall Visit” fue pura descoordinación. Energético y loquísimo mini-concierto.



DM STITH: El de DM Stith también fue un mini-concierto; apenas cuatro canciones como excusa para introducir a su amigo Sufjan. La clásica estrategia de guitarra acústica y pedal de repetición para un par de temas, un sutil acompañamiento para los otros dos. Benditos los músicos de formato ahorrativo; susurros, silbidos y chasquidos se multiplicaron como panes y peces llenando de magia el auditorio. Un músico de otra dimensión (cuánto recuerda a Patrick Watson) al que ya le llegará su momento de gloria.


SUFJAN STEVENS: No hago más que leer estos días que el de Sufjan Stevens ha sido el mejor concierto de las vidas de muchos. Señaladme, detenedme, condenadme y quemadme en la hoguera si queréis porque yo, lo confieso, y también pido perdón, no conseguí llegar hasta el final. Es incontestable que visualmente el espectáculo (fluorescentes, proyecciones, bailarinas) no tiene parangón. Pero no sé de qué lado posicionarme; no sé si asombrarme, si reir o llorar. No sé si es cool, si es hortera, si es fastuoso o forzado. La metamorfosis de este tipo no termino de entenderla. El show se centró en su reciente “The Age of Adz”, con sus cósmicas canciones desfilando una por una casi en estricto orden. “The Age of Adz”, “Get Real, Get Right” y “Vesuvius” me tocan en momentos puntuales, pero otros detalles (bailecitos incluidos) me enervan. Prefiero un millón de veces verlo solo atacando el “The One I Love” de REM con su acústica, o verlo sosegado al piano para abordar “Now That I´m Older”. De repente ya no puedo más, tanta megalomanía y faraonismo me supera, empiezo a sentir náuseas o ansiedad o yo que sé qué, y me tengo que marchar. Sí, sé que por idiota me perdí “Chicago”. Pero era huir o morir .



GRINDERMAN: Ay, querido Nick Cave, qué ganas se te tenía en este festival. Cómo se hacina y rebulle la marabunta a tus pies para no perder detalle. Por supuesto, al australiano le basta con levantar un dedo para cambia el orden del mundo. Él tiene el poder. Es un animal. Sin sorpresas, el concierto fue otra de sus típicas borracheras de truenos y relámpagos. Y eso que no sonó del todo bien, que “When My Baby Comes” o “Palaces of Montezuma” causaron más pupa que placer. Aún así, sus canciones-puñetazo conquistan todos los vastos y sagrados territorios del rock. Desde los aullidos de “Mickey Mouse and The Goodbye Man” hasta la sangre coagulada de “Love Bomb”, pasando por el aceite hirviendo de “Get It On”, “Honey Bee (Let´s Fly To Mars)” o “No Pussy Blues” y una “Grinderman” interpretada de la forma más colosal posible. Dichosos aquellos que en las primeras filas pudisteis tocar la mano del Mesías, bajando de los cielos a la tierra al ritmo abotargado de “Kitchenette”.



SUICIDE + INTERPOL: Lo que Nick Cave dice va a misa (esto ya lo he dicho antes). Y como Nick Cave nos dice que no nos perdamos a Suicide, le hacemos caso. Estaba dentro de lo previsto. También estaba dentro de lo previsto que “First Album” sonara salvaje. Demasiado salvaje. Insoportablemente salvaje. Una jodida taladradora haciendo añicos el cráneo. Jesús, cómo ha envejecido Alan Vega, si casi no se tiene en pie. Aunque el cigarro puro no hay quien se lo quite. Dios sabe que hacemos un esfuerzo, pero a la altura de “Girl” los sesos empiezan a derramarse sobre el cemento. Es tiempo de retirada, de un larguísimo paseo hasta el escenario Llevant. Si el año pasado el Vice estaba en Badalona, este año este nuevo emplazamiento está cerca de Gerona. Allá se lucen Interpol, impecables y asépticos como de costumbre, tirando de canciones nuevas con demasiada alegría. Aparece “The Heinrich Maneuver” en un atisbo de recuerdo. Pero las de más atrás no llegan, el cansancio y la impaciencia ganan la batalla y toca sacar el billete de vuelta. De vuelta a Barcelona, de vuelta al festival.



THE FLAMING LIPS: No lo puedo remediar: The Flaming Lips son como una droga. Me hacen tan sumamente feliz que nunca podré desengancharme de ellos. Qué forma de salvar una jornada tan estresante y accidentada. Qué forma de devolvernos la fe. Qué espectáculo tan maravilloso, sin trampa ni cartón, sanísimo, puro como el corazón de un niño. Mucho más sincero, fresco y estimulante que lo de Sufjan. Los conciertos de los de Oklahoma llevan manual de instrucciones: nos lo leyó Wayne Coyne en los preámbulos. Su paseo estelar dentro del globo gigante es ya un clásico. Un comienzo atronador seguido de la atronadora “Worm Mountain”. Un montón de globos, humo y confetti escupido a cañonazos. Vamos, el rollo de siempre, pero siempre apoteósico, siempre como nuevo. También hubo pop espacial, rock y psicodelia de la buena, con Coyne ejercitándose más de lo corriente a la guitarra (fantásticas guitarras tuneadas). Nunca faltan “The Yeah Yeah Yeah Song” o “Yoshimi Battles The Pink Robots”. “Pompeii Am Götterdämmerung” (a golpe de gong) y “What Is The Light?” (a golpe de karaoke) nos dieron alas para volar. Y para postre, el desenlace que todos intuíamos: “Race for the Prize” y “Do You Realize?”, insuperables para acabar la fiesta en las nubes. ¿Qué se puede decir después de algo así?. Que son unos monstruos. Que la vida es bella.

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