12 noviembre 2006

REPORTAJES


HOWE GELB: HISTORIAS DE POLVO Y CACTUS.

Cuando América se convierte en algo interesante.

Los caminos de la música son inescrutables. Una canción te lleva a otra, y esta a otra. Una banda te descubre los misterios de otras. Y así es como el legado conocido crece y crece, nutriendo nuestro espíritu de valores, símbolos y aficiones. Y así es como logramos sobrevivir.

Hace un par de meses decidí recorrer el desierto de Arizona en un Caddy imaginario. Me paseé por la frontera, sintiendo la asfixia del viento, desafiando las montañas y despistando a las patrullas. Recogí autoestopistas recién llegados del otro lado, cargados con guitarras, trompetas y flores. Me refugié en fondas, en ruinas y en cementerios. Y todas esas personas y lugares consiguieron que América, por una vez en la vida, me interesara.

El viaje me lo propusieron dos chicos que habitan en Tucson y que se dedican a la música. Me enseñaron un mapa y me dibujaron el camino. Me despidieron con un abrazo y me desearon suerte. Sabían lo que hacían y lo hicieron a conciencia. Me enviaron directamente hacia la ciudad fantasma de los gigantes de arena. Y allí, en medio de la plaza, entre cactus y sombras, estaba esperando Howe Gelb.

“Yo a ti ya te he visto antes” le dije. “Sí. Te visité este verano. Llevaba un sombrero” me respondió. “Volvemos a encontrarnos, y tengo muchas más cosas que enseñarte”.

Alguien escribió en alguna parte que Giant Sand son una de las tres bandas que merecen su efigie esculpida en el monte Rushmore (las otras dos eran Lambchop y Yo La Tengo, indiscutible). Las raíces y las ánimas de un país, una cultura, un sentimiento, capturadas por el prisma de cristal de un hombre que ha mirado en muchas direcciones y que ha sabido rodearse siempre de buenos alumnos y amigos. Un objetivo delicado, no obstante, que se tiñe de polvo al menor descuido, mostrando una realidad tan abrupta como imposible de arreglar. La historia de Howe Gelb se mueve entre la soledad y la compañía, la vida y la muerte, la desolación y la esperanza, el nuevo y el viejo continente. Imposible abarcar el desierto entero con solo dos manos. Ahí van tres puñados de tierra milagrosamente fértil.

Glum” (94): Escondido entre el grueso pasto creativo de Giant Sand, quizá menos publicitado que otros, contiene algunas de las mejores canciones jamás escritas por Gelb. Sobre todo “Yer Ropes”, himno de la América profunda, optimismo engañoso y un mensaje claro: “You can wash the dirt off later, with some time and a little bit of soap”. También “Glum”, duermevela interrumpida por guitarrazos que saben a gasolina, y cómo no, la cruda, claustrofóbica y magnífica “Happenstance”. “Painted Bird” es otro himno, con esos riffs importados directamente del soleado periplo californiano. Y el country y el folk florecen en su esplendor en “Left” y “Faithful”, justo cuando la veleta apunta hacia el sur. Un disco que envenena, con los dos chicos adoptivos de Tucson ya oficialmente en nómina, con la cálida voz de Victoria Williams introduciendo “Spun” y con los versos del mítico Pappy Allen llorando vino dulce en “I´m So Lonesome I Could Cry”. Y por supuesto, el cameo habitual de Indiosa (la hija de Gelb) haciendo de “Bird Song” un escalofrío que deja secuelas.

Is All Over…the Map” (2004): Ha pasado una década, Rainer Ptacek hace tiempo que no está, los dos chicos de Tucson ya son mayores y se han emancipado, pero el talento de Gelb sigue intacto. Un disco resplandeciente, ventilado, con ojos de buey que se abren hacia la costa este (“NYC of Time”), hacia la rivera del Sena (“Les Forçats Innocents”), hacia los olores del Mediterráneo (“Napoli”). A veces vacilante y osadamente lo-fi, a veces suave y exquisito. Empieza con una gran verdad: “You can´t tell me but I know it´s all classico”. Y a partir de ahí el nivel del canal sube, inundándolo todo de cosas como blues (“Muss”), garage sucio (“Remote”), melodías pop sorprendentemente alegres (“Fool” y “Flying Around the Sun at Remarkable Speed”) o insurrección punk (la semi-versión “Anarchistic Bolshevistic Cowboy Bundle” de los Pistols). Aunque hay que rascar con astucia para hallar los tesoros enterrados: la nueva versión acústica, sin Lisa Germano, del “Cracklin´Water” que aparecía en “Slush” (97) de OP8; el embrujo de “Hood (View from a Heidelburg Hotel)”, posible segunda parte del “Walk on the Wild Side” de Lou Reed; la conmovedora presencia del piano, Vic Chesnutt y Henriette Sennervalt, haciendo crecer “A Classico Reprise” hasta el vedado infinito. Hay vida más allá de los desfiladeros.

“´Sno Angel Like You” (2006): En una iglesia de Ottawa, Gelb tuvo un encuentro celestial con The Voices of Praise. Y ahí se gestó el milagro. Un evangelio de blues, soul y gospel en el que Júpiter se alinea con Marte. Canciones que hablan de futuro, con la ruda voz de Gelb y su guitarra reblandeciéndose bajo las caricias de esos cánticos espirituales. La comunión da lugar al nuevo enfoque de “Neon Filler”, “Get to Leave”, “Robes of Bible Black” o “Chore of Enchantment”, clásicos de Giant Sand con otros vestidos. Y también se compromete al enésimo homenaje al malogrado Rainer (qué gran compositor), recuperando maravillas como “The Farm”, “That´s How Things Get Done” y “Worried Spirits”. Dos mundos nacidos para encontrarse. Un encuentro del que manan emociones históricas, que transporta el alma hasta Louisiana y el Misisipi, enriqueciendo las esferas de todo aquel que ama la música. Basta escuchar “But I Did Not”, “Nail in the Sky” o “Love Knows (No Borders)” contemplando plácidamente la fotografía que adorna el disco. Fuera hay frío, soledad, penumbra. Dentro brilla la luz.


La historia relatada ha terminado, pero el viaje todavía no. Lo que venga después es todo un misterio. El mundo está roto en mil pedazos que se pudren dentro de un container oxidado. Si lo agitas se oye música. Suena a Giant Sand. Suena a Howe Gelb.

www.howegelb.com
www.giantsand.com


1 comentario:

Oscar Casali Fuentes dijo...

Que increíble viaje imaginario y que espectacular narración del mismo. No te lo había señalado antes, pero escribes realmente bien.¡Sigue así!

Tendré que ponerme al día con Giant Sand, sobre todo después de haber descubierto a Calexico. Esta cosa no para, ¿ves?...

Abrazo
Oscar