MICAH P. HINSON. Micah P. Hinson and the Opera Circuit.
Fabricando dioses de papel.
Vivimos en el mundo de la compraventa. Esclavos de la publicidad, las modas y las cotizaciones. Las cosas se encarecen, el consumo aumenta. Lo malo es cuando las ideas y opiniones también entran en el mercado… Hace ya algún tiempo que las revistas, suplementos y ciberespacios empezaron a vender a este chaval de Memphis como el nuevo mesías del neo-country. Y la estrategia de marketing es sublime: la tragedia es negocio. Así que llevamos meses escuchando la vida y milagros de este ex-presidiario y ex-drogadicto repudiado que compuso sus últimas canciones baldado, sedado y postrado en el lecho del dolor. Dejémonos de biografías, folletines y klinex húmedos, y vayamos al meollo del asunto. Vayamos a su música. Quiero informarme antes de comprar. Quiero contrastar lo que me estáis diciendo…
Si realmente es un genio, debe haber algo en las profundidades a lo que no consigo llegar. Escuchando el alabado “And the Opera Circuit” (2006) no parece que haga nada distinto a lo que llevan haciendo mucho tiempo Lambchop, con un matiz: que a Kurt Wagner me lo creo. Sin embargo, sería mezquino no reconocer que hay puntos a su favor: una voz inmensa, madura y convincente, y ciertos atisbos de inspiración que brillan con fuerza en “Diggin´a Grave” y “Little Boys Dream”. Pero hablar de obra maestra se antoja un pelín descabellado; dejémoslo en disco correcto de country-folk orquestado con alguna aproximación interesante al rock. Aún así, prefiero ahorrarme los cuartos.
Fabricando dioses de papel.
Vivimos en el mundo de la compraventa. Esclavos de la publicidad, las modas y las cotizaciones. Las cosas se encarecen, el consumo aumenta. Lo malo es cuando las ideas y opiniones también entran en el mercado… Hace ya algún tiempo que las revistas, suplementos y ciberespacios empezaron a vender a este chaval de Memphis como el nuevo mesías del neo-country. Y la estrategia de marketing es sublime: la tragedia es negocio. Así que llevamos meses escuchando la vida y milagros de este ex-presidiario y ex-drogadicto repudiado que compuso sus últimas canciones baldado, sedado y postrado en el lecho del dolor. Dejémonos de biografías, folletines y klinex húmedos, y vayamos al meollo del asunto. Vayamos a su música. Quiero informarme antes de comprar. Quiero contrastar lo que me estáis diciendo…
Si realmente es un genio, debe haber algo en las profundidades a lo que no consigo llegar. Escuchando el alabado “And the Opera Circuit” (2006) no parece que haga nada distinto a lo que llevan haciendo mucho tiempo Lambchop, con un matiz: que a Kurt Wagner me lo creo. Sin embargo, sería mezquino no reconocer que hay puntos a su favor: una voz inmensa, madura y convincente, y ciertos atisbos de inspiración que brillan con fuerza en “Diggin´a Grave” y “Little Boys Dream”. Pero hablar de obra maestra se antoja un pelín descabellado; dejémoslo en disco correcto de country-folk orquestado con alguna aproximación interesante al rock. Aún así, prefiero ahorrarme los cuartos.
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