SONIC YOUTH. Rather Ripped.
La cosecha inagotable.
Pero bueno, ¿a esta gente no se le acaban las ideas o qué?. “Rather Ripped” (2006), al igual que ocurriera con “Sonic Nurse” (2004), muestra el lado accesible de Sonic Youth. Las distorsiones quedan en la reserva, para sacarlas del banquillo solo en caso necesario, y las melodías se convierten en titulares indiscutibles. Ejemplo claro de lo dicho en el primer corte: “Reena”. ¿Son realmente Sonic Youth?. Sí, lo son, las suntuosas guitarras y las marañas rítmicas de Steve Shelley lo atestiguan. Después llega “Incinerate” y uno se pregunta si no ha escuchado antes esa canción. Sí, son Sonic Youth. Aparece una balada: en “Do You Believe in Rapture” resurgen las campanas eléctricas, santo y seña. Muro sobre muro de guitarras en las dos siguientes: “Sleepin´Around” y “What a Waste”. Para cuando suena el impecable desenlace de “Jams Run Free” ya no hay duda de que han firmado otro gran disco. Y entonces llega el momento Lee Ranaldo, poniendo voz a la apoteósica “Rats” y confirmando una teoría muy particular y contrastada: que las mejores canciones suelen ser las que canta él (acordémonos de “Mote”, “Wish Fulfillment”, “Saucer-Like” o “Hoarfrost”). Y ahí no acaba la cosa, porque aún quedan la turbadora “Turquoise Boy” (¿éso es un piano?, ¿un piano en una canción de los reyes del noise?), la sobria “Lights Out” (también me parece haberla oído antes) y la luminosa “The Neutral”. Los siete siguientes minutos (cinco de guitarras dibujando trazos en zig-zag) devuelven a los Sonic oscuros, solemnes, los que dicen “aquí estamos nosotros, ¿algo que objetar?”. Nada, hombre. Así es “Pink Stream”. Y saliéndose descaradamente del tiesto, “Or” cierra, con suspense y más campanas, otra gran obra de una banda que cambia de traje sin perder su estilo con una facilidad insultante. Será por ideas…
La cosecha inagotable.
Pero bueno, ¿a esta gente no se le acaban las ideas o qué?. “Rather Ripped” (2006), al igual que ocurriera con “Sonic Nurse” (2004), muestra el lado accesible de Sonic Youth. Las distorsiones quedan en la reserva, para sacarlas del banquillo solo en caso necesario, y las melodías se convierten en titulares indiscutibles. Ejemplo claro de lo dicho en el primer corte: “Reena”. ¿Son realmente Sonic Youth?. Sí, lo son, las suntuosas guitarras y las marañas rítmicas de Steve Shelley lo atestiguan. Después llega “Incinerate” y uno se pregunta si no ha escuchado antes esa canción. Sí, son Sonic Youth. Aparece una balada: en “Do You Believe in Rapture” resurgen las campanas eléctricas, santo y seña. Muro sobre muro de guitarras en las dos siguientes: “Sleepin´Around” y “What a Waste”. Para cuando suena el impecable desenlace de “Jams Run Free” ya no hay duda de que han firmado otro gran disco. Y entonces llega el momento Lee Ranaldo, poniendo voz a la apoteósica “Rats” y confirmando una teoría muy particular y contrastada: que las mejores canciones suelen ser las que canta él (acordémonos de “Mote”, “Wish Fulfillment”, “Saucer-Like” o “Hoarfrost”). Y ahí no acaba la cosa, porque aún quedan la turbadora “Turquoise Boy” (¿éso es un piano?, ¿un piano en una canción de los reyes del noise?), la sobria “Lights Out” (también me parece haberla oído antes) y la luminosa “The Neutral”. Los siete siguientes minutos (cinco de guitarras dibujando trazos en zig-zag) devuelven a los Sonic oscuros, solemnes, los que dicen “aquí estamos nosotros, ¿algo que objetar?”. Nada, hombre. Así es “Pink Stream”. Y saliéndose descaradamente del tiesto, “Or” cierra, con suspense y más campanas, otra gran obra de una banda que cambia de traje sin perder su estilo con una facilidad insultante. Será por ideas…
2 comentarios:
Sonic Youth...otros infaltables en cualquiera discoteca. He oído piezas sueltas de este disco y la sensación es tal cual comentas: la de un cambio de traje pero con la misma esencia.
Grandes estos tipos...
A mí me gustan más los sonic youth menos accesibles pero es que como son unos genios, hasta haciendo pop destacan
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