28 diciembre 2008

RETROSPECTIVAS

THE FEELIES. Crazy Rhythms.

El sonido trepidante de New Jersey.

Crónica en tiempo real: comienza a sonar “The Boy with the Perpetual Nervousness”, gotas caen mientras las guitarras suben el volumen. Ahí va una retrospectiva para acabar el 2008, año rácano en este tipo de menesteres por motivos desconocidos. Propósito para 2009: más retrospectivas, muchas más. “The boy next door is into better things”, concentración. Trepidante es la palabra que define a The Feelies y este debú. Ritmos locos (ya lo reza el título, no en vano) sustentados en el mano a mano de guitarras (Mercer y Million) y percusiones minimales. Suena “Fa Cé-La”, uno de sus himnos más escuetos, divertidos y directos. Y tan pronto como viene se va, y llega el intro superior de “Loveless Love”, canción que crece como la espuma en contenido y velocidad, evocando los mejores duelos guitarreros de Santana, Clapton o Knopfler. Y ahora que hablo de éste, ¿no hay algo en ella de “Sultans of Swing”?. Chsst, silencio, llega “Forces at Work”, emergiendo desde ultratumba como un zombi con ganas de marcha. Ecos de Devo, Television y The Modern Lovers, virtuosismo y desvergüenza a la vez, riffs de guitarra repetitivos y juguetones, una sumisa y ruda línea de bajo siguiendo el camino de los anteriores. Ya van seis minutos y queda el último; el tema más largo del disco. El frenesí no para; las acústicas suben al poder en “Original Love”, una gran composición con etiqueta de “canción de amor”, que vuelve a recordar a Jonathan Richman y un poco a Lou Reed. Y tras ella, el primer homenaje de unos músicos agradecidos con el legado de los grandes, admiradores y practicantes del mismo: “Everybody´s Got Something to Hide (Except Me and My Monkey)” de Lennon y McCartney. Sigue el ritmo loco, esta vez aderezado con congas y platillos. Suena el teléfono pero no puedo cogerlo; empieza con suspense “Moscow Nights”, y nuevamente esas guitarras que hacen pegar saltos en la silla y aporrear las letras al compás. Ésta es otra de las enormes, recordando a los mejores Violent Femmes. “Raised Eyebrows” echa el freno un pelín, con protagonismo de explosiones de bombo y travesuras de baqueta en su primera mitad, y con el recuerdo de un espejo de The Feelies en la actualidad: Yo la Tengo. Y llega la homónima “Crazy Rhythms”, seis minutos de ritmo epiléptico con combate de secciones al degüello; una demostración brutal de ingenio y frescura. Aquí terminaría el disco, pero mi edición está entre las que adhieren la versión de “Paint It Black” de los Rolling; una forma única de contentar a todos los nostálgicos de los sesenta, a los de flequillo y a los de tatuaje. La reproducción del clasicazo stoniano es exquisita y fiel, y echa el candado a un disco espectacular. Un disco que se cuenta entre los grandes de los ochenta y con razón.

www.thefeeliesweb.com

27 diciembre 2008

DISCOS

DEERHUNTER. Microcastle.

El año de Bradford.

Es un hecho: Bradford Cox está en vena. Comenzaba el año avanzando su engendro paralelo Atlas Sound, un proyecto arsénico borroso para desarrollar su inmunidad creativa, y lo ha finalizado brindando el mejor disco de su banda-bomba. “Microcastle” (2008) es la gran explosión de Deerhunter, su confirmación absoluta. Consta de tres actos; un primero de redención y amor melódico, en el que “Cover Me (Slowly)”, “Agoraphobia”, “Never Stops” y “Little Kids” sumergen en una inmensa espiral de tranquilidad post-psicodélica. Rozando la oblicuidad de “Cryptograms” (2007) en el segundo acto, desde “Microcastle” hasta “Activa”, vuelven las ensoñaciones narcóticas, para nada extraditadas a complicaciones demasiado extrañas. El tercer acto es el de la aquiescencia definitiva: el aumento musculado de “Nothing Ever Happened”, la finura retro de “Saved by Old Times” y “Twilight at Carbon Lake” y la magnética espectralidad de “Neither of Us, Uncertainly” asientan a Bradford como un genio en potencia, capaz de abarcar cualquier horizonte con sus miembros interminables. Otro disco para el top de este año que se acaba.

www.myspace.com/deerhunter

16 diciembre 2008

CONCIERTOS

PRIMAVERA CLUB MADRID 2008.

Toma pan y moja.

Qué gran invento esto de llevar el Primavera Club a Madrid. Qué alegría pisar la capital en plena efervescencia navideña, nadar contra la corriente humana y decir: “paso de luces, tiendas, lotería y villancicos, voy a ver música de la buena”. El proyecto ha sido un éxito: papeles agotados y un público selecto, aunque el dichoso derbi futbolero dejara a Giant Sand y Wovenhand con menos audiencia de lo esperado. Diversas razones llevaron a prescindir del jueves, la Nasti y The Thermals; aparte de eso, la oferta musical ha sido una comunión de nuevas y clásicas propuestas, un crisol de estilos y generaciones. En definitiva, ha sido un fin de semana mucho más alimenticio y suculento que la cena de Nochebuena y la comilona de Navidad juntas. El viernes fue el día de los graciosos: los “extraordinarios”, Eli “Paperboy” Reed, David Tattersall, Darren Hayman y Jack Hayter compitieron duramente por el premio Mister Simpatía del festival. El sábado fue el día de las sentadillas: The Dodos, David Eugene Edwards y algunos músicos de la Campell decidieron reposar las posaderas, casi todos en sillas y alguno en el mismo suelo. Vayamos por partes.

THE EXTRAORDINAIRES: Vaya unos cachondos. Sombrero de zorro. Guitarra tuneada con aletas. Potaje de The Beatles, Pavement, el country y la polka. Y los caretos teatreros de los dos frontmen, un poema. “Ribbons of War” (2007) se les debió caer de la furgoneta por el camino, pero aún así dieron una lección tremenda. Lección de ejecución (magníficas rotaciones de instrumentos), de mutación musical y de sentido del humor.


LA BUENA VIDA: Como no podía ser menos, la recuperación del mítico “Soidemersol” (97) estuvo llena de lujo y oropel. Orquesta sinfónica, invitados históricos (Borja Sánchez, por ejemplo), una cuidadísima puesta en escena con proyecciones y álbumes de fotos desempolvados. Tal envoltorio es una trampa para cualquiera, incluso para los detractores más tenaces del pop. Fue un concierto emotivo y bonito, vivido con el debido respeto a la ocasión, que acabó en abrazo conjunto y en un aplauso infinito para la magnífica orquesta. Y todo pese a la desidia de Irantzu, a veces harto insoportable.


ELI “PAPERBOY” REED & THE TRUE LOVES: “Acabo de ver un concierto de soul que te cagas” le decía un tío a alguien por el móvil a la salida. Las loas dedicadas al chico de los periódicos en los medios quedan contrastadas. Vozarrón tremendo, magnetismo escénico, y solo es un crío de veinte y pocos años. Al loro: el espíritu de James Brown, Otis Redding y Wilson Pickett sigue vivo y es más blanco que la leche. Tanto en lo rítmico (“Steak Your Claim”) como en lo íntimo (“It´s Easier”) el tipo lo borda, pese a copiar algunos tics de sus ídolos en demasía. Y sus musicazos de Missisipi y Alabama son, en efecto, unos auténticos amores. Un viaje alucinante a los años 50. Un fiestón que requería obligatoriamente una guinda del calibre de “(Doin´the) Boom, Boom”.


THE WAVE PICTURES: Tienen mucho que ver con Hefner, y no solo por ser amigos de Darren y Jack. También tienen un saborcillo importante a Violent Femmes. Son la mar de cándidos y entrañables, y tocan de maravilla. Su “hazlo tú mismo” y su sonido lo-fi es de lo más refrescante. Pero les falta un salto más para alcanzar el oasis de los mitos de referencia. “Strange Fruit or David” y “Just Like a Drummer” tienen su punto, pero en El Sol acabaron ahogándose en los medios tiempos y la rigidez.


DARREN HAYMAN & JACK HAYTER: La experiencia en el pasado Primavera Sound fue especial, así que había que repetirla. De las canciones de Hefner uno no se cansa nunca. Primera parte en plan dúo, duelo de guitarra y slide e intimidad, con “The Hymn for the Alcohol” y “Lee Remick” como estrellas. Segunda parte con sección rítmica de los Wave Pictures (mucho más interesante), desparrame, alegría y un Darren motivado e inspirado como nunca. Montaron un jolgorio de aúpa con “The Weight of Stars”, “Pull Yourself Together”, “The Hymn for the Cigarrettes” y “The Day that Thatcher Dies”, y “The Greedy Ugly People” protagonizó el momento precioso de la noche, coronada a capella por un público que se las sabía todas, todas. Dos generaciones sobre el escenario (David también se unió a la fiesta), divirtiéndose y divirtiendo.


THE DODOS: La sensación del festival. Excelentes en disco, el directo los eleva a los altares de la compenetración, la imaginación y el talento. Prodigiosas demostraciones de fuerza y simbiosis guitarra-percusión, y el mejor repertorio posible. “Paint the Rust”, “Fools”, “Joe´s Waltz” y “Jody” arrasaron. Y todo sin condimentos ni digitalización, con armas primarias y desnudas. Logan Kroeber deslumbró con sus frenéticos ritmos (no tiene precio como baterista), bien complementado por el tercer sujeto (el de rojo) y su arsenal de aporreables elementos (barreño metálico incluido). Si siguen así llegarán muy lejos; al menos tan lejos como están llegando Animal Collective.


ISOBEL CAMPBELL & MARK LANEGAN: La Campbell ha encontrado el método para calzarse la etiqueta de diva-star: arrimarse a tíos con algún don. El de Mark Lanegan es su voz de caverna, pero no solo de dones vive el hombre; el riesgo de convertirse en un segundón perpetuo ya le llega al cuello y mira que es gigante. Opiniones encontradas: 1) belleza, exquisitez, emotividad; 2) tedio, engaño, coñazo. Yo me quedo entre las dos: hay buenas canciones (especialmente “Deus Ibi Est”, “Who Built the Road”, “Something to Believe” y la versión de “Ramblin´Man”) pero hace falta más sangre, más pasión y más luz.


GIANT SAND: Howe Gelb sigue igual de encantador, aunque esta vez la sonrisa costó cara a causa de defectos técnicos. Tocar música es un hábito más para él, como lavarse los dientes o beber un trago. Así que todo fluye sosegado, con soltura, sin más sobresalto que algún guitarrazo improvisado o premeditado, nunca se sabe. La velada empezó con “Wearing the Robes of Bible Black”, pero no fue noche de clásicos sino de novedades. “Out There”, “Spiral”, “Pitch & Sway” o “Stranded Pearl” (con cameo de la insufrible Isobel) fueron grandes momentos en un repertorio exquisito y contenido. Hubo un conato de “Shiver” para contentar las demandas y todo acabó cuando muchos alcanzábamos el cenit de la emoción. Una pena. Leyenda viva del rock´n´roll.



WOVENHAND: Es injusto que bandas así tengan que verse limitadas a reducción de espacio y tiempo, muy injusto. Lo de David Eugene Edwards in situ es de impresión. Más bien poseído por el diablo que del lado de la Biblia, el de Denver es una bestia en trance, un chorro de voz a presión (nada que envidiar a Nick Cave) que brama como si fuera el día del juicio final, presa de vahídos que piden a gritos un exorcismo. “Kicking Bird”, “Beautiful Axe”, “Tin Finger” y la todopoderosa “Kingdom of Ice” fueron profusas y místicas hasta la extremaunción, introducidas por murmullos y cinceles. 16 Horsepower también se dejaron oir con los surcos de acordeón de “American Wheeze”. Una auténtica exhibición; es justo y necesario volver a vivirla ampliada en duración y forma.



Anécdotas de festival:

- Los silencios: las pausas en los conciertos de La Buena Vida y de Isobel Campbell & Mark Lanegan contaron con silencios colectivos que no se recuerdan. Nadie se atrevía a rechistar.


- Darren Hayman, ese crack: el viernes a la entrada en El Sol, solitario y despistado, detrás del puesto de camisetas y cds. Después saldría al escenario completamente transfigurado.

- Franic Rozycki y la educación inglesa: el bajista de The Wave Pictures llegando a la sala con la hora pegada, colándose entre el público para encontrar el acceso al backstage y repartiendo “excuse me” y “sorry” a diestro y siniestro.

- Los “amores verdaderos”: los músicos de Eli “Paperboy” Reed también acudieron a El Sol a ver a Hayman y Hayter. Aunque, y de ello doy fe, no les hicieron ni puto caso.

- ¿Qué hacía el tercero de The Dodos cuando se metía debajo del vibráfono?. La gran incógnita del festival.

- La osadía de Howe Gelb: atrévete a sacar una casaca del Séptimo de Caballería y una camiseta del Barça y pide consejo a la audiencia sobre cuál ponerte. La elección fue clara.

- Los retrasos del sábado: no se sabe el motivo, pero la entrada a la Joy Eslava el sábado se colapsó más de lo debido. Ello supuso desfase de horarios y un carrerón que ni Usain Bolt para llegar a tiempo a Wovenhand. El estrés mereció la pena, sin duda.

07 diciembre 2008

REPORTAJES

I´M NOT THERE + NO DIRECTION HOME: RETRATOS DEL MITO INSURRECTO.

Todos somos Dylan.

¿Quién no ha querido en algún momento de su vida cambiar el mundo?. ¿Quién no se ha sentido antisistema y ha buscado cualquier arma al alcance de la mano para expresarse y escapar?. ¿Quién no ha escrito o simplemente pensado alguna frase o palabra de protesta?. ¿Quién no ha querido tener una guitarra entre sus manos?. Bob Dylan es el autor del credo antisistema, protestón y poético más recitado en los últimos cincuenta años. Bob Dylan, aparte de escritor y músico, es un personaje esparcido en miles de personajes, que inspira e irrita, transciende y contradice, admira y asusta. Bob Dylan es una leyenda de otra dimensión. Así, Bob Dylan es niño y mujer; es blanco y negro a la vez; es Woody Guthrie, es un yanqui abandonado, una víctima del papel cuché, un pelele, un sensible empedernido, un absoluto imbécil. Nadie sabe quién es Dylan, pero todo somos él. Aunque lo odiemos, en el fondo del corazón también hay algo de amor.

I´m Not There” (2007) es la idea surrealista de Todd Haynes sobre las mil caras del mito sin nombrarlo ni una sola vez. Mil caras que son la de Christian Bale, Cate Blanchett o Richard Gere, pero que podrían ser las de cualquier hijo de vecino. Su música y sus textos son el guión para un hilo argumental inexistente, que mucho tiene que ver con el existencialismo, la soledad, el dolor y el desastre. Hay guiños ocasionales que aluden momentos míticos: el gran anatema de Newport 65, el encuentro con Allen Ginsberg, el famoso grito de “¡Judas!” en la controvertida gira europea del 66. Hay presencias dispersas y confortables más propias de documento musical que de producción hollywoodiense (Kim Gordon, Joey Burns y John Convertino, un ancianísimo y entrañable Richie Havens). Pero la historia es una historia sin historia, sin conclusión ni moraleja, cebada de interrogante y contradicción, que deja a la luz las miserias más palpables de la insurrección del mito, poniéndolo en evidencia tragicómica.

Hay que hallar algo más de verdad, si es que acaso la hay. Veamos qué contaba “No Direction Home” (2005), el documental de Martin Scorsese. Esto es otra cosa, otro Dylan, quizá el auténtico Dylan, sin caricatura ni interpretación. Es el Dylan que nació en Minnesota, que emigró al Greenwitch Village neoyorquino convertido a la religión de Woody Guthrie, que abrazó el éxito hasta que el éxito lo engulló de un bocado. Es el Dylan que tomó el relevo a Peter Seeger como trovador de esperanza en un mundo de controversia, de revuelta política, de miedo y expectación. Es el Dylan que cantaba sobre la realidad, impactando en las conciencias dormidas de una sociedad joven que hasta entonces no había encontrado la palabra ni el medio de mostrar su indignación. Fue el Dylan que estuvo allá y acá, en todos los lugares clave de los convulsos sesenta, en la marcha de Washington, en el caldo de la reivindicación civil. Un Dylan cuyas únicas armas eran una guitarra y una armónica (¿armas antifascistas?), extrañamente sujeta al cuello con un artilugio de lo más innovador. Un Dylan que hizo sombra a todos los de su anterior generación, e incluso a los de la propia; Joan Báez no pudo más que unirse a él, quizá con el ansia de una fuerza conjunta, quizá sabiendo que era el único avión al que darían pista en el aeropuerto de la nueva conciencia.

Sí, “No Direction Home” muestra al Dylan incipiente y creativo, a la vez inseguro y convencido. Muestra al Dylan que rehuyó todas las normas para aferrarse a una única ideología: su música, su mundo. Despreció todas las etiquetas y las marcas, las afiliaciones y los partidos, igual que hoy, con casi toda su vida por detrás, desprecia cuanto se le cruza en el camino, ya sean premios, personas o músicos que darían un brazo por él. Su afán de despreciador nato puede que le venga de la cuna, o puede que no. Puede quizá que venga de ese agujero negro en el que se encontró de repente, descubriendo el absurdo de una fama al principio deseada, después repudiada. Y a sabiendas de que no podía cambiar el mundo, como tantos y tantos le exigían, decidió cambiarse a sí mismo, enchufarse a un amplificador y gritar con todas las fuerzas: “Soy músico, no soy Dios”.

En efecto, Bob Dylan es música. Música que ha sonado desde siempre, eterna como el tiempo. Es su música lo que perdura y lo exime de todos sus pecados, como a tantos y tantos músicos. “Blowin´in the Wind”, “Like a Rolling Stone”, “Mr. Tambourine Man”, “Maggie´s Farm”, “Subterranean Homesick Blues”, “Masters of War”, “Hard Rain´s A-Gonna Fall”, “Chimes of Freedom”, “Tombstone Blues”, “Highway 61 Revisited”… Una banda sonora absolutamente de cine.

www.imnotthere.es

01 diciembre 2008

AGENDA

LA RIVIERA: ¿ADIÓS O HASTA LUEGO?.

En la anterior agenda y ante la abundancia de conciertos en noviembre, servidora decía lo siguiente: “la música en vivo goza de buena salud en nuestro país aunque las condiciones y coyunturas no siempre sean las adecuadas”. Pues bien, como si alguien hubiera leído mis pensamientos o el blog, llega la noticia del cierre de La Riviera. ¿Adiós o hasta luego?. De momento los conciertos programados para el futuro próximo no se han cancelado; algunos retrasan sus fechas, otros simplemente las mantienen. Ello es motivo de respiro. Decretos salomónicos de politiquillos de turno o pillerías de empresarios osados aparte, Madrid no puede permitirse el lujo de cerrar esta sala. Claro que se están diciendo cosas exageradamente burdas a raíz del incidente: cosas como “muerte de la cultura en la capital de España” y similares. No, la cultura no se muere: las bibliotecas, los teatros y los museos siguen abiertos para el que quiera visitarlos, la Fnac y la Casa del Libro siguen funcionando y siempre atestadas. Aquí no se muere nada; solo se ha perpetrando una nueva ofensiva contra los amantes de la música en directo, en concreto sobre esa minoría potencial “despreciada por los medios”, como dice el “sin pelos en la lengua” Quico Alsedo. En efecto, el desprecio y la incomprensión siempre nos han echado su aliento en la nuca, y no solo las superestructuras mediáticas son las culpables; también es culpable el amigo, el compañero, el familiar, el vecino que te mira como un bicho raro cada vez que vas a uno de esos conciertos “de grupos que no conoce ni su puta madre”, que te tildan de tarado desde su lastimosa ignorancia, se ríen de tu sana pasión haciendo daño sin querer (y algunas veces queriendo), que te imaginan vendiendo el alma al diablo entre alijos de drogas y gente sospechosa y rezan todas las noches una plegaria de salvación para que sientes la cabeza. A todos ellos y a muchos otros el cierre de La Riviera les importa una mierda; incluso lo aplauden como solución contra un (hipotético) “desastre humanitario”. Pero a mí me importa, por supuesto. Y no defiendo al damnificado ni al damnificador, no sé quién tiene la razón; uno dice negro, el otro contrataca con blanco, y al final acaba siendo gris. Lo único que defiendo es que las cosas se hagan bien para que de una puñetera vez los “minoritarios potenciales despreciados” tengamos el hueco que nos merecemos en este apestoso mundo de estereotipos, clichés y estupidez. A mí lo único que me importan son los momentos de gloria y alegría que he vivido en esa sala viendo a mis músicos tocar; ojalá esa alegría no se haya acabado. Ojalá la música no se acabe nunca porque entonces, entonces sí que estamos jodidos todos, yo y vosotros.

Hechas las consideraciones que el cuerpo me pedía sobre el tema, vuelvo a montar una agenda de conciertos por si con ello puedo hacer fuerza, aunque sea mínima. Ahí va la programación de diciembre. También la de enero de 2009, porque a finales de año estaremos muy ocupados tratando de sobrevivir a la temible tortura navideña.

DICIEMBRE

RON SEXSMITH- 2 de diciembre. Madrid. El Sol.
3 de diciembre. Barcelona. Bikini.
4 de diciembre. Bilbao. Kafe Antzokia.
6 de diciembre. Murcia. Auditorio Víctor Villegas.
7 de diciembre. Palma de Mallorca. Teatro de Lloseta.

NEW YORK DOLLS- 3 de diciembre. Madrid. Heineken.
4 de diciembre. Santiago de Compostela. Capitol.
5 de diciembre. Baracaldo. Rock Star Live.

PSYCHIC TV- 3 de diciembre. Barcelona. La [2].
4 de diciembre. Madrid. Moby Dick.


LOW- 4 de diciembre. Madrid. Galileo Galilei.
6 de diciembre. Santander. CuVa.
8 de diciembre. Sevilla. Teatro Central.

PRIMAVERA CLUB 2008
Barcelona. 10, 11, 12 y 13 diciembre (Apolo y Auditori Forum).
Madrid. 11, 12 y 13 diciembre (Joy Eslava, El Sol y Nasti).
Cartel: Giant Sand (en la foto), Isobel Campbell & Mark Lanegan, The Dodos, The Extraordinaires, Wovenhand, Eli “Paperboy” Reed & The True Loves, La Buena Vida, The Wave Pictures, Darren Hayman & Jack Hayter, Boss Hog, Abe Vigoda, 12Twelve, Deerhoof, The Thermals

ENERO

CALEXICO- 15 de enero. Madrid. Joy Eslava.
16 de enero. Vigo. Centro Social Caixanova.
17 de enero. San Sebastián. Teatro Victoria Eugenia.
18 de enero. Zaragoza. Oasis.
20 de enero. Barcelona. Apolo.

DAMON & NAOMI- 18 de enero. Vigo. Vademécum.
20 de enero. Gijón. Acapulco.
21 de enero. Huesca. Matadero.
22 de enero. Tarragona. Loop.

THE STRANGLERS- 28 de enero. Barcelona. Razzmatazz.
29 de enero. Madrid. Joy Eslava.
2 de febrero. Bilbao. Santana 27.

GREG DULLI & MARK LANEGAN- 30 de enero. Barcelona. Apolo.
31 de enero. Bilbao. Kafe Antzokia.
2 de febrero. Madrid. Joy Eslava.

29 noviembre 2008

CONCIERTOS

MERCURY REV. Madrid. Joy Eslava. 28-11-2008.

Jonathan, el encantador de serpientes.

Érase una vez una banda que decidió adoptar un nombre de bailarín transilvano. Érase una vez una serpiente que se alimentaba de música. Érase una vez un romance entre el bailarín imaginario y la serpiente; un idilio que se remonta una década atrás y que ha sobrevivido a los tiempos al más puro estilo Romeo y Julieta, pero con una diferencia: que las dos partes siguen más vivas que nunca. Érase una vez otro encuentro entre ambos.

Érase un intro de imágenes sobre tela blanca frente al que la serpiente quedó turbada: Leonard Cohen, Talking Heads, Jack Kerouac, Jim Jarmush, Paris-Texas, Nick Drake, Henry Miller, Miles Davis, David Bowie, Misissipi John Hurt, John Coltrane, Beethoven, Alicia en el País de las Maravillas, etc, etc, etc, y el bailarín asomando entre ellos. Génesis y final, la serpiente se dio cuenta de que ella no eligió a su amor, sino que fue el destino el que unió los cabos sueltos de su alma a los de otra alma gemela.

Érase una vez una banda que un día quiso regalar al mundo las canciones más hermosas de la historia. “Frittering”, “Empire State”, “Chasing a Bee”, “Racing the Tide”, “Holes”, “The Funny Bird” o “Chains” forman parte del cajón de medicinas de la serpiente, al que echa mano cuando hace falta curar el virus de la inseguridad o la bacteria de la tristeza.

Érase un hechicero, llamado Jonathan Donahue, que bebía de una enorme botella para encontrar la inspiración, como Oscar Wilde y tantos otros. Érase también el travieso pequeño saltamontes, el príncipe azul en su castillo de teclas y los dos pajes rítmicos de pelo encrespado. Érase cinco reducidos a uno por los ojos de la serpiente: al loco sonrisas de la voz de chicle, el mimo confabulado con la luna y las hadas, tocador de pianos y tambores imaginarios, dueño de unos polvos mágicos desparramados sin la menor tentación de egoísmo. Los polvos tomaron el aire y alcanzaron a la serpiente, impidiéndole hacer las cosas que normalmente hace en un concierto: bailar, cantar, aplaudir, beber. Serpiente hipnotizada, postergada, inmóvil como un pedazo de mármol. Y aunque la dejaron sin su “Frittering” y sin su “Faraway from Cars”, el encantador y su comando colmaron a la serpiente en sus más secretos anhelos: otra dosis de “Holes”, “Black Forest”, “The Funny Bird”, “You´re my Queen”, “Tides of the Moon” y “Goddess on a Hiway”, muchas con postres electrificados y catárticos. Vasto y profundo mar de embelesamiento en el que los recientes conjuros electrónicos de copos de nieve, gente impredecible, niñas en flor y sentidos ardiendo encajaron milimétricamente en la bodega de un barco que sigue a flote por la gracia de Neptuno.

Érase una vez una serpiente que salió del reducto inexpugnable de la calle Arenal convertida en ser humano y sin palabras, pero con la ancha esperanza de encontrarlas. Pues bien, las ha encontrado. Porque como narraba Oscar, el tamborilero vitricida de Günter Grass: “Y cuando luego aquello se acabó de verdad, empezaron en seguida a hacer del final un nuevo principio lleno de esperanza, porque, entre nosotros, el final es siempre un principio, y hay esperanza en todo final, aun en el más definitivo de los finales”.

www.mercuryrev.com



15 noviembre 2008

CONCIERTOS

SIGUR RÓS. Madrid. La Riviera. 12-11-2008.

Gran bola de fuego.

Islandia es un país remoto que apenas si trasciende; la gente solo se acuerda de él cuando se desploman sus mercados financieros o España juega en fútbol contra su selección. ¿Son Sigur Rós conscientes de la propaganda turística y costumbrista que hacen de su patria?. Me sigue costando creer que una banda tan particular se haya convertido en santa devoción de masas. Música bella pero complicada, desarrollos interminables, historias ininteligibles expresadas en una lengua rara que a veces suena hasta pueril. ¿Grupo de culto?. No. Los grupos de culto no venden discos, tocan en salas de no más de doscientas personas y solo están en boca de la minoría. Lo de Sigur Rós es el gran enigma del siglo XXI.

Escuchar esta música es imaginar. Imaginas glaciares, soledad, vaho, luces blancas, moradas y azules; sueñas brumas y una quietud indescriptible. Pero en directo estas visiones se transforman: los islandeses son puro fuego sobre el escenario. Un fuego prendido por Jonsi Birgisson, el Farinelli del pop. El grupo se sostiene en su extraordinaria y extravagante voz, en ese sonido de terremoto sacado de una guitarra con un arco de violín. Sin él serían un grupo del montón. Esta vez no hubo lunas ni marabunta orquestal, solo los teloneros For A Minor Reflection (por cierto, son muy buenos) poniendo la batucada de “Gobbledigook”. Pero sí que hubo intensidad, silencios canónicos y emociones cortando el aire de la atestada Riviera.

Impactante: el solemne homenaje de inicio al idílico “Agaetis Byrjun” (99) con “Svefn-G-Englar” y “Ný Batterí”; la gran fiesta de “Gobbledigook”, con confetti a mansalva incluido; los superpoderes de “Saeglópur”, que en vivo roza lo divino; “Festival” o esa nota sostenida durante más de treinta segundos; la majestuosa corona sobre la cabeza de Orri; el arco destrozado con saña que voló finalmente hasta el público… y sobre todo, “Popplagid”.

Popplagid” fue una despedida apotéosica, más de diez minutos descomunales, una vomitona de ruido y fuerza, una jodida bomba en las entrañas. De esos finales que te dejan paralítico y sin habla, hasta el punto de no saber por dónde narices está la salida al mundo real. Una gran banda en directo. Una gran banda sin más.

www.sigur-ros.co.uk

06 noviembre 2008

DISCOS

WOVEN HAND. Ten Stones.

Hallazgo inducido.

Su inclusión en el cartel del Primavera Club 2008 nos guió a “Ten Stones” (2008). La cyberlabia musical nos ha llevado a “Mosaic” (2006), y éste a “Consider the Birds” (2004) y “Blush Music” (2003). El círculo terminará próxima e irremediablemente en 16 Horsepower. Pero ahora toca hablar del primero (o del último), por ser la puerta de entrada y por ser la actualidad.

Los mundos de Dave Eugene Edwards: hay infraestructuras colosales que unen estadios y estilos, como esos cables de alta tensión que atraviesan kilómetros y kilómetros (¿quién los habrá puesto ahí?) conectando y llevando luz a la humanidad. Así es la música de este tipo, pura ingeniería sacramental. Como una alianza entre Peter Murphy y Nick Cave, ungidos por el Espíritu Santo y predicando en algún antro de carretera lleno de viajeros proscritos. Y cuanto más polvo haya en la carretera y más condenados estén los proscritos, mejor: así el mensaje adquiere su verdadero poder de exorcismo y el mensajero su estatus de salvador.

Beautiful Axe” estrena con rotundidad un disco que diserta entre el rock y el country, lo espiritual y lo pagano, lo gótico y lo renacentista. Piedras para lapidarse los oídos hasta hacerse sangre; las primeras son llevaderas, las marcas llegan a partir de la quinta. “Iron Feather”, “White Knuckle Grip”, “Quiet Nights of Quiet Stars” (homenaje a Antonio Carlos Jobim), “Kicking Bird”, “Kingdom of Ice” y “His Loyal Love” se suceden desatando caricias, erupciones volcánicas, letanías y plegarias, asaltos hipnóticos y golpes maestros que dejan K.O. La última y misteriosa piedra sin nombre sirve para depositar los restos moribundos sobre la línea de un oscuro precipicio en el que resuena una voz subyugante, estruendosa y tremebunda. La voz del mensajero, la voz de la verdad.

www.wovenhand.net

04 noviembre 2008

AGENDA


NOVIEMBRE EN VIVO

Mes de ensueño para conciertómanos.

Echo un vistazo al cartel de conciertos para este mes y, sinceramente, se me hace la boca agua. La lista es nutrida y variada, mostrando que nadie se rinde, que todos se mueven, que la música en vivo goza de buena salud en nuestro país aunque las condiciones y coyunturas no siempre sean las adecuadas. En noviembre habrá segundas partes de primeras partes festivaleras (Sigur Rós, Nick Lowe), el regreso de sospechosos habituales (The Wedding Present o Mercury Rev, en la foto) y algunos símbolos de las agendas patrias (como Micah P. Hinson, ¿cuántos conciertos ha dado en España en los últimos dos años?). Me enternece el reencuentro de Gary Louris y Mark Olson, que quizá vengan con intenciones y ecos de The Jayhawks bajo el brazo. Me apuntaría sin pudiera a dos voces femeninas inconmensurables: Martha Wainwright y Joan Wasser. Para clásico retro retro, el incombustible Steve Winwood en incógnita de forma. Y para los que no sepan de qué va lo de Matthew Herbert con la Big Band, un apunte: acampada libre de un crack tarado en un bosque de jazz y bossa-nova, recomendable e imperdible. Por lo pronto, hace nada nos visitaban A Place to Bury Strangers: nombre y música son guante y mano.

A pesar de la tregua, los festivales siguen sucediéndose. El Wintercase 2008 es el ejemplo más evidente de la crisis: muy flojo. Sin embargo el Tanned Tin sí apetece (algún año tendré que ir, copón); esta edición alberga un acontecimiento digno de titular: la reunión única de Thalia Zedek y Chris Brokaw.

Por lo demás, la noticia reciente más comentada ha sido la próxima gira de AC/DC; el récord Guinness en la venta de papel ha sembrado lagrimitas en los ojos de algunos que conozco. Sin embargo, yo puedo darme por contenta; la (apestosa) MTV recuperó hace poco el concierto del 96 en Las Ventas de Madrid y fui testigo. Y me las sabía todas, oiga. Revelación: soy fan de los australianos y me acabo de enterar. “Hard as a rock”, oh, yeah.

Conciertos del mes:

JOAN AS POLICE WOMAN. 4 noviembre. Murcia. Auditorio y Centro Congresos.
6 noviembre. Barcelona. Mephisto.
10 noviembre. Vigo. La Fábrica de Chocolate.

MARTHA WAINWRIGHT. 7 noviembre. Madrid. Joy Eslava.

MATTHEW HERBERT BIG BAND. 7 noviembre. Cartagena. Teatro Circo.
8 noviembre. Valencia. Greenspace Heineken.
14 noviembre. Bilbao. Santana 27.
16 noviembre. Madrid. La Riviera.

HERCULES AND LOVE AFFAIR. 10 noviembre. Madrid. Heineken.

THE WEDDING PRESENT. 11 noviembre. Madrid. Heineken.
12 noviembre. Valencia. Greenspace Heineken.
16 noviembre. Barcelona. La (2).

SIGUR RÓS. 12 noviembre. Madrid. La Riviera.
13 noviembre. Barcelona. Sant Jordi Club.

STEVE WINWOOD. 13 noviembre. Barcelona. Apolo.
15 noviembre. Madrid. La Riviera.

NICK LOWE. 14 noviembre. Madrid. La Riviera.
15 noviembre. Valencia. Greenspace Heineken.

MICAH P. HINSON. 17 noviembre. Madrid. Heineken.
20 noviembre. Barcelona. Sidecar.

THE TING TINGS. 18 noviembre. Barcelona. Bikini.
19 noviembre. Madrid. Joy Eslava.

STEREOLAB. 22 noviembre. Barcelona. Razzmatazz.
23 noviembre. Madrid. La Riviera.

DAMIEN JURADO. 24 noviembre. Madrid. Moby Dick.

COLD WAR KIDS. 24 noviembre. Barcelona. Razzmatazz.
25 noviembre. Madrid. Moby Dick.

MERCURY REV. 28 noviembre. Madrid. Joy Eslava.

GARY LOURIS & MARK OLSON. 29 noviembre. Madrid. Neu!.

Foto:
www.myspace.com/mercuryrevmusic

31 octubre 2008

DISCOS

FLEET FOXES. Fleet Foxes.

Paz, hermanos.

Vienen de San Francisco, vieron la luz en los 60, son unos hippies greñudos y barbudos que estuvieron en Woodstock. No, es mentira (salvo por lo de las greñas y barbas). En realidad vienen de Seattle y acaban de publicar un debú que rememora la década de la paz y el amor y a todos aquéllos que cantaron por la causa. La ELO, Crosby, Still & Nash, John Sebastian, Grateful Dead, The Mamas & the Papas, America, Gram Parsons, The Youngbloods, Love… Todos son espíritus presentes en este “Fleet Foxes” (2008), candidato serio a disco más sincero del año. La ópera prima de los zorros veloces no tiene desperdicio; está plagada de melodías positivas, de mágicas corales, de acústicas con sabor añejo. La voz de Robin Pecknold (maldito geniecillo, todas las composiciones son suyas) convence tanto en la desnudez extrema (“Tiger Mountain Peasant Song”, “Meadowlark”) como bien acompañada en esos entrañables himnos para canturrear con los amigos alrededor de una fogata (“White Winter Hymnal”, “Quiet Houses”). Un precioso álbum que entra por todos los sentidos, dejando la mente clara, el corazón caliente y la boca con sabor a miel. Terapéutico descubrimiento.

www.myspace.com/fleetfoxes

28 octubre 2008

DISCOS

MERCURY REV. Snowflake Midnight.

Big bang siniestro en la tercera fase.

Primera fase: lluvia psicodélica desquiciada. Segunda fase: melodía boomerang. Tercera fase: mundos electrónicos. En tiempos valetudinarios de crisis material, desplome financiero y dificultades vitales, Mercury Rev invierten en bolsa. No es de locos, es de valientes jabatos. “Snowflake Midnight” (2008) se ha llevado más palos que un caballo de carreras. A vosotros, avezados destructores sin sentimiento, os digo: no tenéis fe ni piedad. Qué fácil hubiera sido otro “Deserter´s Songs” (98) lleno de cuentos de hadas, caricias y promesas baratas. Pero no. Los buenos hacen lo que les viene en gana, nadan contracorriente e inventan nuevas y románticas formas de suicidarse. “The Secret Migration” (2005) anunciaba que era la hora cero. La supernova ha estallado en mil pedazos digitales, pariendo una rapsodia siniestra y agridulce, donde la canción ya no es canción, sino un experimento caótico en medio de un universo que es caos por definición. Tan efímero como copos de nieve en un mundo que arde. Los textos son oscuros, abruman y alumbran sentencias como “la vida es incierta y la gente es tan impredecible...”. Real como la vida misma, triste como la vida misma. No se trata de pesimismo, se trata de coherencia. Lo de menos es cómo suene. Ya lo dijo hace poco Jonathan Donahue: el mejor disco de la historia es el silencio. La reflexión más sabia que se ha escuchado en siglos.

www.mercuryrev.com

27 octubre 2008

CONCIERTOS

VETUSTA MORLA. Albacete. Divino. 23-10-2008.

With a little help from my friends, que dirían Joe Cocker y los Beatles.

Pues sí, por algo ha sido su disco elegido entre la prensa especializada como el mejor primer disco de un grupo rock de la historia (quizás un poco exagerado). Estamos hablando de Vetusta Morla, sexteto madrileño con ya 10 años de maqueteo y conciertillos en salas perdidas de la geografía española, teloneando a grandes del pop en festivales no muy agradecidos y teniendo algún escarceo amoroso con la televisión en los conciertos de Radio 3 (para qué vamos a engañarnos… donde empiezan todos). Pero centrémonos en lo que ocurrió el pasado jueves 23 de octubre en la sala Divino de Albacete.

Para empezar el grado de gafapastismo de Albacete aumenta a pasos agigantados. Desde que soy residente de esta localidad he visto como poco a poco la gente pasaba de la patada bisbalera al flequillo perruno y los ataques epilépticos de Iván Ferreiro. No es malo, pero me jode mucho el falsofrikipopero que se estudia el mercado, se descarga todo lo que aparece en lastfm y se compra unos pantalones de pitillo azules de loneta y una camiseta de la naranja mecánica para aparentar algo que "está de moda". Aunque no lo creáis hablo con conocimiento de causa, estuve en el festival Sonorama este año y llegué a la conclusión de que existía una extraña y misteriosa relación entre las tiendas de campaña Quechua y las gafas de pasta. Pero bueno, ya me estoy lanzando y no voy a lo que voy.

Jueves noche en Albacete, sala Divino, los teloneros son Nubla, se trata de un grupo creo que catalán (
http://www.myspace.com/nublanubla, http://www.nubla.es/), mezcla indecorosa entre Najwa y Bebe, con alguna tendencia a la removida ochentera del estilo Putilatex, Superputa o Pornoclash, pero el sonido es bastante bueno, con letras pegadizas y una puesta en escena sorprendente para lo que se esperaba de ellos. Calificativos aparte recibe la cantante; sinceramente hay que verla cómo baila, cómo hace el robot, cómo viste, cómo gesticula...y aún así tenía su nosequé que desaparecía en cuanto mirabas al bajista o Rupert Everet anoréxico... En conclusión, puede ser un disco descargable.

Tras media hora de intercambios instrumentales, pruebas de sonido y con el asqueroso calor sofocante de la sala de conciertos aparecen Vetusta Morla, un poco dubitativos en la salida, con poco ánimo y a verlas venir (siempre pasa éso cuando tocan en Albacete). Empiezan con problemas de sonido, el batería no para de colocar su plato porque el suelo es un montaje de madera prefabricado donde cualquier intento de calzar un instrumento y hacerlo eficientemente resulta una auténtica odisea. El sonido penoso, sé que normalmente se tarda en acoplar el sonido a la sala (especialmente en una mierda de sala como la del Divino) pero tardaron unas 3 canciones en ajustarlo, aunque debo decir que la voz de Pucho eclipsaba cualquier desánimo entre los presentes. Una vez subsanada la calidad sonora, y viendo que el grueso del público no estaba allí por las copas, sino que conocía el repertorio, los Vetusta se lanzaron a la piscina con un derroche espectacular de guitarreo, batería y por supuesto voz. Debo recalcar lo increíble de Pucho; deben ser unos 55 kilitos de pura voz, daba miedo cómo se le hinchaban las venas del cuello cuando prolongaba los agudos, no bajó la calidad en ningún momento, no se refugió en falsetes, segundas voces o en el público, el tío venía a cantar y joder si cantó, incluso cuando se desconectó una guitarra en “La Cuadratura del Círculo” se puso a berrear cosa mala para acompañar a la otra guitarra en el subidón final de la canción...un hacha.

Qué decir de esa versión de “Valiente”, adoptada de su maqueta inicial "MIRA", qué decir de “La Cuadratura del Círculo” alargando el guitarreo a minuto y medio, qué decir de “La Marea”, qué decir del final espectacular con coros de todo el aforo. En definitiva un concierto muy bueno en instrumentos y voz, y pésimo en sonido, horario y local de celebración. Espero que la próxima vez que vengan sea al aire libre, donde os aseguro que suenan de lujo. A partir de ayer estarán en mi carpeta favoritos de mi iPod....sin duda.

Crónica por Roberto García Martín.

La Mary dice: años rogando, sobornando, buscando el favor de corresponsales y colaboradores en eventos varios, y al fin alguien se moja. OLE ROBERTO!!!.

http://www.vetustamorla.es/

26 octubre 2008

CONCIERTOS

DEUS. Madrid. Joy Eslava. 24-10-2008.

Todopoderosos.

Ya es oficial: creo en dIOS. Lógicamente no me refiero al padre de Jesús, sino a la banda de Tom Barman. Esta vez la motivación estaba más baja, quizá por la medianía de “Vantage Point” (2008) o por haber buceado antaño en su discografía hasta el hartazgo. Pero en cuanto arrancaron los motores (diez minutos antes de la hora prevista, por cierto) las pasiones volvieron solas. En directo aplastan. Igual que los musulmanes viajan a la Meca, todos los hijos del rock deberían verlos al menos una vez en la vida. Intentadlo a la próxima: sucumbiréis. Ésta ya es la tercera crónica sobre su directo en este blog, y no va a ser muy diferente de las anteriores.

Todo estuvo dentro de los guiones, es decir, algunas nuevas y la batería de obuses de siempre. “Instant Street”, “Fell Off the Floor, Man”, “Theme from Turnpike”, “Little Arithmetics”, “Suds & Soda” o “For the Roses” ya se han convertido en el cuerpo indispensable de un repertorio que huele a pólvora. La única inesperada fue una vigorosa “Morticiachair” en los bises. Y las nuevas, qué carajo, me rindo, en vivo lucen de escándalo. Especialmente “When She Comes Down”, que al igual que el disco abrió el recital, impecable desde el principio como preludio de un milagro: es la primera vez que un concierto me suena de maravilla en la Joy. Tampoco estuvieron nada mal “The Architect” (qué pegadiza la jodía), “Favourite Game” (el “ahahahah-ah-ahah” fue la bomba) y la preciosísima “Smokers Reflect” con el escenario al rojo vivo. Ésta, “Nothing Really Ends” y “Serpentine” formaron el triunvirato de escaso sosiego. El resto fue la conjugación de vatios y vísceras con clase, mucha clase. Porque el Barman tiene mucha clase cantando, pero la elegancia del Paulovski a la guitarra y del Janzoons con su Termomix de instrumentos y sonidos tira de culo. Y que Alan Gévaert te toque su inflamable bajo en los morros es algo que marca (sí, ahí estaba la menda, con los mismísimos morros en el cotarro). Por cierto, mención especial a la luminotecnia que adornó cada momento de cada canción; el láser, la oscuridad y las ráfagas estroboscópicas multiplicaron las sensaciones relatadas por mil.

New Jersey turnpike riding on a wet night”… Siempre me pasa lo mismo: el solemne arranque de “Theme from Turnpike” me desmonta hasta hacer que me cague de miedo y siempre acaba siendo el momento más recordado y cacareado del concierto. Y si tenemos en cuenta que esta vez venía solapado con el brutal broche de distorsión de “Bad Timing”, veremos si la experiencia me deja dormir en las noches sucesivas. Moraleja: dEUS sigue existiendo. Otra vez aleluya.

El setlist: “When She Comes Down”, “Start Stop Nature”, “Instant Street”, “Fell Off the Floor, Man”, “Slow”, “Nothing Really Ends”, “Bad Timing”, “Theme from Turnpike”, “The Architect”, “Favourite Game”, “Little Arithmetics”, “Smokers Reflect”, “If You Don´t Get What You Want”, “Suds & Soda”, “For the Roses”, “Oh Your God”, “Morticiachair”, “Serpentine”.

www.deus.be

19 octubre 2008

CONCIERTOS

PAUL WELLER. Madrid. La Riviera. 18-10-2008.

La apisonadora mod.

Qué barbaridad lo de este hombre. Es para elogiar que, tras treinta años en el mundillo musical, uno todavía no haya perdido la inspiración, la ilusión, la fe y la alegría de tocar. Paul Weller es el paradigma de músico vocacional y en La Riviera quedó cristalino. Es padre del mod, maestro del rock, mercader de las islas británicas como jarro de esencias, pero ante todo, un ejemplo de entrega. Por no hablar de su gigantesco repertorio, del que no se podían escapar The Style Council, The Jam e incluso ¡The Beatles!.

La velada fue abierta por los curtidos Moke, quinteto de imagen y pose que sonó demoledor, pero al que le faltan canciones convincentes. Como buen inglés, Sir Paul (sí, coño, ¿por qué Elton sí y él no?) compareció con absoluta puntualidad y con la gran “Blink and You´ll Miss It”, avisando dejarse la piel desde el primer segundo. Fue un concierto para engrosar la enciclopedia del rock, que recordó a muchos ciertas cosas olvidadas. Por ejemplo, cómo exprimir el sonido auténtico de una guitarra (ese fenómeno con carilla de bueno llamado Steve Cradock las maneja de maravilla), cómo finiquitar un tema en explosión eléctrica, cómo insuflar energía a las baladas (“Empty Ring”, “You Do Something to Me”, “Picking Up Sticks”, momentos íntimos saludables con las manos en las teclas), cómo desarrollar una canción sin caer en el elitismo o el cansinismo (en “Porcelain Gods” lo hicieron de lujo) o cómo repescar un clásico vistiéndolo a la moda (“Wild Woods”).

He mencionado antes que no faltaron The Style Council y The Jam. La audiencia estaba llena de fetichistas (y de patilludos y de guiris), porque “Shout to the Top”, “That´s Entertainment” y “Town Called Malice” marcaron con diferencia la máxima temperatura en la sala. Y por cierto, las dos segundas confirmaron que la idea de Bruce Foxton y Rick Buckler de reflotar The Jam sin su cabeza pensante ha sido, sin duda, la gran aberración del año. También he dicho que estuvieron presentes los Beatles y no estoy borracha: una aparición bonus que pilló a la mayoría del personal rompiendo filas, con un “All You Need Is Love” de lo más simpático. Pero “rememberings” agradecidos aparte, el Modfather (odio la palabra, pero me sale sola) tiene un repertorio en solitario capaz de sacar los colores a todas esas ridículas bandas postulantes a orgullo de la Union Jack. Así, saboreando “Out of the Sinking”, “The Changingman”, “Peacock Suit” o “Whirpool´s End” me doy cuenta de que nací en la época equivocada, pues disfruto más con leyendas vivas que con noveles muertos.

Termino con las mismas sensaciones de la noche de autos, o sea, anoche: me supo a poco pero a gloria. Este será uno de los conciertos del año fijo.

www.paulweller.com

08 octubre 2008

DISCOS

GIANT SAND. ProVISIONS.

CALEXICO. Carried to Dust.

Filosofía del desierto.

Para empezar, un deseo/apuesta: Howe Gelb, Joey Burns y John Convertino están condenados a hacer las paces y reencontrarse en un medio o largo plazo. De momento avanzan por caminos diferentes, aunque los dos discurren por el desierto y llevan a Tucson. Curioso que los nuevos trabajos de ambas secciones coincidan en el tiempo. ¿Un tour de force?. No parece probable. Es más bien el huerto particular de cada uno, que no para de dar frutos.

ProVISIONS” (2008) pone en el mapa de nuevo a Giant Sand tras los escarceos de Howe Gelb en la experimentación y el gospel. Sin gozar de la variedad de texturas del anterior “Is All Over the Map” (2004), redunda en el sonido genuino de la banda, ese tapiz abrupto y quebrado de guitarras desgastadas casi desafinadas y ritmos de escobilla. Country, bluegrass, blues y estelas negras, rock´n´roll; muchos y buenos ítems caben en el zurrón de un tipo que es la encarnación viva de Tom Waits, Randy Newman y Screaming Jay Hawkins en uno solo. Un sujeto capaz de causar la más honda inquietud con sus susurros (verídico en “Stranded Pearl” o “Pitch & Sway”). “The Desperate Kingdom of Love” de PJ Harvey entra en el disco por la puerta grande, tras haberla mostrado ya alguna que otra vez en sus directos. El resto es seductor y nada indulgente con el oído, ganando enteros al final, donde “Muck Machine”, “Belly Full of Fire”, “Saturated Beyond Repair” o “World´s End State Park” aumentan el peso del polvo hasta convertirlo en cemento. Las colaboraciones (Neko Case, M.Ward) también están presentes, no faltaba más.

Por su parte, los otrora discípulos vuelven a la carga tras el punto de inflexión que supuso “Garden Ruin” (2006). Hacia dónde irían tras él no estaba claro, y sigue sin estarlo. “The News about William”, “Bend in the Road”, “Fractured Air” y los dos breves instrumentales retrotraen por momentos a sus originales comienzos, donde el pedal steel húmedo, la sordina y el violín moldeaban paisajes de película. Pero los nuevos Calexico siguen asomando en “Writer´s Minor Holiday”, “Man Made Lake” (la mejor canción del disco) y “Red Blooms”. Y no solo eso, unos todavía más nuevos Calexico se revelan en “Two Silver Trees” y “Contention City”, abrazando nuevas recetas que los hacen parecer otro grupo. Solo sobran tres temas para alcanzar la revancha: “Victor Jara´s Hands”, “Inspiración” y la innecesaria revisión “El Gatillo (Trigger)” insisten en una fórmula populista de exaltación mestiza que ya no entra ni con calzador. ¿Colaboraciones?. También. Amparo Sánchez y Sam Beam eran obvios de antemano.

Para terminar, el mismo deseo/apuesta: que se perdonen y se abracen, que se recompongan y yuxtapongan las sendas. El resultado, por descontado, sería de traca.

www.giantsand.com

www.casadecalexico.com

03 octubre 2008

CONCIERTOS

R.E.M. Madrid. Las Ventas. 1-10-2008.

Tarde es mejor que nunca.

Para los que ya los han visto alguna vez, esta ocasión era solo una más. Para los que jamás los habíamos disfrutado en directo, era una ocasión especial, el retrato de una conquista imprescindible. Su música ha estado sonando toda la vida, siempre estuvieron ahí, entre los demás, entre sombras y modas, como unos grandes eternos e inolvidables. Han compuesto algunas de las mejores canciones de la historia. Son acreedores de un respeto que solo los veteranos se merecen. No podían defraudar y no lo hicieron.

Refulgente puesta en escena, sin alardes de megalomanía pero exquisita efectividad. Elegancia en grado sumo, con un Michael Stipe consagrado en maestro de la interpretación y la conexión. Energía a raudales, con Mike Mills y Peter Buck en estado de júbilo constante y la pericia que aportan la carretera y la práctica. Elevados a quinteto, Scott McCaughey (guitarras y piano) y Bill Rieflin (batería) fueron dos más dentro del monstruo. Y hablando de monstruo, “Monster” (94) ganó por la mano, rescatando “What´s the Frequency, Kenneth”, “Circus Envy”, “Strange Currencies” y la punzante “Let Me In”. Solo lo superó “Accelerate” (2008), naturalmente; en él han vuelto a ver la luz, un renacimiento en forma de decibelios, velocidad y grandes estribillos. Bordaron “Man Sized Wreath”, “Hollow Man” y “Horse to Water”. El set (total=28 temas) fue imprevisible y arriesgado, un gran angular enfocando toda una carrera desde los tiempos mozos hasta la actualidad. De episodios cronológicamente alejados como “These Days”, “Just a Touch” o la imponente “Orange Crush” a otros más recientes como “Walk Unafraid”, “She Just Wants to Be”, “Bad Day” o “Imitation of Life”. “Losing My Religion” siempre es parada obligatoria, emocionalmente intensa y causante de los más preciosos recuerdos, como si el tiempo no hubiera pasado. De momentos impactantes habría que mencionar “Drive” e “Ignoreland”, dos temas grandiosos de aquel grandioso “Automatic for the People” (92); o “The One I Love”, donde Michael optó por sumergirse por primera vez en el océano de una audiencia entusiasmada; o el explosivo fin de fiesta con We Are Scientists como partícipes, encadenando “It´s the End of the World As We Know It”, “Man on the Moon” y la sorpresa mayúscula del mega-clásico “I Wanna Be Your Dog” de Iggy & The Stooges.

Las Ventas no estuvo llena de gente, pero sí llena de remembranzas, celebración y cánticos a raudales, de expertos y de curiosos, de talludos y de mocetones. Conclusiones: 1) Hay algo en R.E.M. que otras bandas de su impacto mediático no tienen, y no se trata solo de hacer música: las mutuas colaboraciones con sus teloneros son un pequeño detalle que delata ausencia de ego. 2) También hay algo en Michael Stipe que otros frontman ni siquiera sueñan con tener; mucha distinción, mucha sabiduría y un honesto compromiso moral del que todos deberían (deberíamos) aprender. 3) Experiencia, oficio y lucidez: contados músicos son capaces de ofrecer dos conciertos diferentes en dos días consecutivos (échese un vistazo al setlist murciano).

La primera vez no será la última; más vale llegar tarde que nunca.

www.remhq.com

09 septiembre 2008

RETROSPECTIVAS

THE SMITHS. Singles.

Entre lo cortés y lo valiente.

Lo he dicho muchas veces y no me cansaré de repetirlo: Morrissey no me cae nada bien. Es de esos tipos que se atragantan a base de espantadas, narcisismo recalcitrante y arrogancia sin mesura. Su personaje (o persona, ya no lo sé bien) ha llegado al límite de la rock star insoportable. Muchos siguen adorándolo como al dios que se cree ser, pero sus bromas de ilustradísimo gentleman inglés no hacen ni pizca de gracia, las manías que por ahí se cuentan son de lo más irritante y, por si fuera poco, sus últimas canciones tienen poco donde rascar. Hablemos ahora de Johnny Marr: el pobre lleva dando tumbos muchos años sin saber donde poner el huevo. Ni The The, ni Electronic ni The Healers enfocaron su carrera, y ahora se conforma con hacer las veces de secundario con los (permítanme la sinceridad) insufribles Modest Mouse.

Sin embargo, y como lo cortés no quita lo valiente, hay que reconocer que los dos juntos dieron forma a un proyecto único, The Smiths. Autores de muchas de las mejores canciones de los 80, y por qué no, de la historia de la música. En esta recopilación de 1995 se aglutinan todos sus grandes himnos, y su escucha relajada provoca el reconocimiento objetivo de lo enormes que fueron y del valor de un legado que no desluce con el tiempo, siendo un escaparate para aprendices de músico con intención no solo de divertirse, sino de reivindicar y trascender. Canciones con referentes a la literatura, a la vida cotidiana, a elementos de la actualidad, confrontaciones sentimentales y recuerdos: si, Morrissey es un gran escritor, un poeta urbano. Y hay pocos vocalistas que se le asemejen, que consigan entonar así, alargando o descomponiendo notas, en un estilo personal e intransferible. En la parte musical, todos los documentos hablan de Marr como el virtuoso, el artífice de que melodías como las de “This Charming Man” o “The Boy With the Thorn in His Side” sigan luciendo en insospechados ambientes, reconocibles al instante. Su valor como guitarrista es intocable, contra eso no hay nada que objetar.

Esta colección resume a la perfección el periodo vital de una banda en la que también militaron otros (Andy Rourke, Mike Joyce, Craig Gannon), pero que siempre estuvo sostenida por dos pilares de granito. Estas son quizá sus diez canciones perfectas e inolvidables:

1-How Soon Is Now?
2-Bigmouth Strikes Again
3-This Charming Man
4-That Joke Isn´t Funny Anymore
5-Hand in Glove
6-I Started Something I Couldn´t Finish
7-Panic
8-The Boy with the Thorn in His Side
9-What Difference Does It Make?
10-There Is a Light that Never Goes Out

En octubre se publicará un nuevo recordatorio bajo el nombre “Hang the DJ: The Very Best of The Smiths”, con más de lo mismo pero no mejor.

www.itsmorrisseyworld.com
www.jmarr.com
www.askmeaskmeaskme.com

07 septiembre 2008

DISCOS

SIGUR RÓS. Med Sud Í Eyrum Vid Spilum Endalaust.

El sol sale por el Ártico.

Estos islandeses son una auténtica anomalía. Proceden de un más allá lejano, su música jamás ha sido fácil y, sin embargo, sus adeptos se cuentan por millones y despiertan una expectación que aturde. Nada ha sido de la noche a la mañana, sino en lenta progresión. Este álbum anuncia ser el definitivo, el que hará que se hable de Sigur Rós en términos de banda masiva y trascendente. Incomprensible, si tenemos en cuenta lo difícil que es repercutir diciendo las cosas en otro idioma que no sea el inglés. Aunque ellos ya han empezado a utilizarlo (el inglés), no se sabe con qué intención.

Es difícil superar dos obras tan apabullantes y turbadoras como “Ágaetis Byrjun” (99) y “Takk..” (2005). Este disco ni siquiera las roza de canto, y saca a relucir una evidencia: que los Sigur Rós gélidos, introspectivos e iconoclastas de antaño han sido sustituidos por otros mucho más ligeros y fáciles de digerir. Los dos primeros cortes lo dejan claro: “Gobbledigook” y “Inní Mér Syngur Vitleysíngur” son dos cucharadas de jarabe pop que a ratos sabe a The Flaming Lips. Pero la alegría de vivir se queda ahí justamente; el resto no es muy festivo (aunque una de las canciones se llame “Festival”, pura casualidad). Algunas evidencian un claro acercamiento al folk, como “Gódan Daginn” o la esquelética “Illgresi”, toda una oda de trovador solitario en la que apenas hay instrumentos. Algunas descubren otros acercamientos menos gratos: “Vid Spilum Endalaust” lanza sobre la mesa dos cartas, en una pone Coldplay y en la otra Arcade Fire (no, no lo hagáis, no os parezcáis a otros). La llamada “Festival” es de lo mejor del disco en sus dos inmensos actos: el primero, lleno de mística, con la voz de eunuco de Jónsi licuando la sangre como de costumbre; el segundo, lleno de épica, con exaltación de bombos, guitarras y violines. Lo demás es un trámite que solo pellizca en momentos puntuales, como ese sugerente sonido de olas que enlaza “Straumnes” con “All Alright” o ese maremágnum de coros y orquesta que corona la ciertamente aburrida “Ára Bátur”.

Más sinfonía, menos ruido. Más tangibles, menos quísticos. Cantar en inglés. Dejar que las canciones acaben antes. El sol ha derretido los glaciares. Ya no hay hielo, solo escarcha. Pero siguen siendo irrepetibles, un espécimen raro, una mutación bizarra. No me gustaría perderme el espectáculo de las lunas, los confeti y los trajes de Armaggedon. Y por cierto, ¿la portada tiene algo que ver con “Los Idiotas” de Lars Von Triers?. Seguro que no soy la primera que se hace esta pregunta.

www.sigur-ros.co.uk
www.sigurros.com
www.heimafilm.com

AGENDA

RESURRECCIÓN: COSAS QUE HACER ESTE OTOÑO.

REM, a la tercera irá la vencida.

Llevaba mucho tiempo muerta, pero hoy ha resucitado. La agenda de eventos (y también sección de desfogue y desahogo) vuelve sin ánimo de periodicidad ni obligatoriedad, pero con ganas de rellenar este hueco. Murió (o entró en coma) porque era imposible abarcar el panorama. Ahora que el verano se ha acabado, las velas se han replegado y la cosa se ha serenado, es hora de echar un vistazo a lo que ocurrirá en los próximos meses. En lo que a novedades discográficas se refiere, vuelve la cuadrilla de Arizona: Calexico por un lado, Giant Sand por el otro, están a escasos días de lanzar nuevos materiales. Una gran, gran noticia.

Y hablando de Giant Sand, este año serán uno de los platos fuertes del Primavera Club (o más cariñosamente, el Otoño Sound). A los brillantes pensadores del evento no ha podido ocurrírseles mejor idea que celebrarlo también en Madrid esta vez. El Sol, Nasti y Joy Eslava serán los escenarios elegidos en la sede madrileña. Aparte de ello, que será en diciembre, este otoño recibiremos algunas visitas interesantes y para todos los gustos. En octubre: para los que no pueden vivir sin ellos y para los que (increíble, pero cierto) aún no los han visto, REM (en la foto); para los amantes de Neil Young y del buen rock al estilo yanqui, Built To Spill; para los fanáticos del movimiento errático y de los !!!, Foals; para científicos musicales, mods añejos y sibaritas nostálgicos, Paul Weller; para de todo un poco, dEUS. En noviembre: para soñar, meditar, llorar y levitar, Sigur Rós y Mercury Rev.

Este verano (obsérvese que digo verano y no vacaciones) ha sido un periplo de recensión mental. Ante la tentación de los tropecientos festivales, la opción fue la desconexión (con la excepción Summercase, por cuestiones ya sabidas) y la organización de un festival casero de lo más gratificante. En él estuvieron personajes de la talla de Mark Eitzel, Black Francis, Paul Weller, Michael Stipe, Mark Kozelek, Howe Gelb, Anton Newcombe, Jack White, Jason Pierce, Stephin Merritt, Lou Reed, Will Oldham, Ben Chasny, Joseph Arthur y un largo etcétera. Tocando a todas horas, a volumen razonable, sin calores, sin apreturas y gratis.

Y ahora es cuando llegan las vacaciones.

Foto:
www.bandlink.net