12 octubre 2024

CONCIERTOS

VISOR FEST 2024. Murcia. Espacio Nueva Condomina. 27 y 28 septiembre 2024. 

Concluida con éxito otra edición de Visor Fest que empezó accidentada por el cambio acelerado de recinto. El Espacio Nueva Condomina sustituyó a La Fica en el último suspiro, y el descontento de muchos se tornó satisfacción una vez finiquitado el evento. Porque los hay que saben organizar festivales, y aunque este sea más manejable que la mayoría, las soluciones adoptadas son de buenos profesionales. Y de buenos amantes de la música son el espíritu y filosofía de esta cita, que más que de festival podría catalogarse de lance nostálgico, reunión de veteranos o exhibición de cátedras escénicas. Aunque el cartel no resultara a priori tan atractivo como en años anteriores, al final hay que poner punto en boca y generar ese aplauso tan generalmente merecido. Porque la organización curró, el público empujó y las bandas cumplieron con solvencia aplastante. 


Empezaba el viernes con SAD LOVERS & GIANTS, unos (cierta e injustamente) esquinados en el inmenso universo post-punk. Y fue una inauguración esperanzadora, lanzando fuegos artificiales de vibración ochentera al son de ritmos hipnóticos, punteos sinuosos y la excelente voz de Garçe. Viajando en la máquina del tiempo. Qué grandes temas tiene esta gente. “Alice (Isn´t Playing)”, “Lope” (¿quién dijo que el saxo no es puro rock and roll?), “Your Skin and Mine” o “Colourless Dream” deberían estar en cualquier recopilación o enciclopedia del post-punk o la new wave. Pero ojo, que también tienen joyas más recientes como la magnífica “Beauty Is Truth”. Fueron de menos a más, atrapando a la audiencia con melodías y riffs cada vez más reconocibles y pegadizos. Y dejaron “Imagination” y “50:50” para el provechoso postre, con la masa ya entregada entonando el “lalalá lalalalá, lalalá lalalalá” sin filtro.
 

A CAMERA OBSCURA estuvimos siguiéndolos en los noventa, incluso podría decirse que nos gustaban. Eran aquellos años en los que dabas una patada a una piedra y aparecían cien canciones pop. Ellos fueron el colmo de lo inmaculado, quizá como sus paisanos Belle & Sebastian (no se puede evitar la mención conjunta). Y hay canciones que todavía mantienen su planta, perfectas en hechura y hechizo, como “Lloyd, I´m Ready to Be Heartbroken”. Pero los años han pasado y los tiempos han cambiado, y nuestras cabezas se han llenado de otras cosas y nos hemos dado cuenta de que la vida no es de chicle. Quizá por eso bandas como esta ya no nos sugieren lo mismo de antes. Aún así, aunque estén un poco demodé y no sonaran en su mejor ecualización, nadie puede reprocharles su oficio y fe en su arte. 

THE MISSION son otro cantar. Siempre en modo siniestro y visceral, haciendo cosas que dejan a uno patidifuso. Como clavarse una versión de Neil Young (“Like a Hurricane”) y otra de Depeche Mode (“Never Let Me Down Again”) adaptadas a su gusto y maneras. Todo ello en medio de sus canciones fundamentales, las “Wasteland”, “Swoon”, “Garden of Delight”, “Afterglow”, “Severina”, “Butterfly on a Wheel” o “Tower of Strenght”, sonando a volumen rabioso. Por cierto, “Tower of Strenght” conformó uno de los momentos más memorables y adictivos vistos sobre un escenario en años, bestial comunión entre los electro-acústico y lo super eléctrico. 

THE CHARLATANS suelen ser una apuesta segura. Pese a no haberlos visto en más de una década, siguen manteniendo toda su apostura sónica y efectividad. Tim Burguess está hecho un chaval (aunque ya no lo sea), y sabe cómo espolear al personal. Lo mismo que ese Hammond que, cuando mete la quinta marcha, te hace volar de verdad. No se dejaron en el tintero casi ninguna; se hicieron un auto homenaje rotundo seleccionando “Then”, “Can´t Get Out of Bed”, “Crashin´In”, “North Country Boy”, “Just When You´re Thinking Things Over”, “One to Another”, “Opportunity”, “Weirdo”, “Here Comes The Soul Saver”, “Blackened Blue Eyes” o “The Only One I Know”. Se fueron y volvieron, nos dieron de propina “You´re So Pretty, We´re So Pretty” y “Sproston Green”, y volatilizaron de nuevo los malos rollos, sumiéndonos en el hedonismo y la felicidad. 

Llegado el sábado prescindimos de IMMACULATE FOOLS por pura necesidad de dosificación, que estamos en un festival de categoría senior. Y no sabemos qué hicieron, pero no cabe duda de que sonarían cosas como “So Sad”, “Another Man´s World” o “Immaculate Fools”, y que su concierto sería una delicia, como tantas otras veces que los hemos probado. 

Alcanzamos la Condomina justo en el arranque del histórico y sentido set de GIGOLO AUNTS. Era su último acto, la cita de despedida tras una impecable carrera de cuarenta y tres años. Sí, 43, que quede claro. Así que era la ocasión de oro para sus fans, que compraban vinilos como churros en el merch antes y después del recital, que se emocionaron, los ovacionaron hasta el éxtasis y les agradecieron su perseverancia y su legado. Y también fue, por qué no, la ocasión para los no tan fans, que acabamos prendidos de ellos, embrujados por su simpatía y quizá también un poco tristes por el adiós. Evidentemente, en un momento así debían sonar “C´mon C´mon”, “Half a Chance”, “Everything Is Wrong”, “Where I Find My Heaven”, “Everyone Can Fly”, “Mr. Tomorrow” y todas sus grandes melodías. Y evidentemente, estando en España, tampoco podían olvidarse de “The Girl from Yesterday”, su estilosa versión de Nacha Pop. Era obvio que ofrecerían bises, con la comunal “Super Ultra Wicked Mega Love” (sentimiento dedicado a la afición) y el homenaje a Cheap Trick (“Surrender”), una de sus inspiraciones mayores. Se fueron como verdaderos toreros. 

Y entonces llegaron dEUS como un huracán, invadiendo Murcia, arrasando y quemando las naves. Los belgas están en el apogeo absoluto de su madurez y virtuosismo, suenan como un trueno y dieron un concierto de los que no se olvidan (otro más). Sin interrupción, sin bises, todo empaquetado en una hora y pico de frenesí, ritmos imposibles y melodías pegadizas que se ensamblan y enroscan por arte de una magia muy oscura y ensayada. Se agradece que sean fieles a su pasado, porque en el pasado está el quid de su valía, que sigan insistiendo con unas “Instant Street”, “Fell Off The Floor, Man”, “Bad Timing” o “Suds and Soda” que clavan con lujoso exhibicionismo, regalando momentos febriles a las audiencias. Esta vez rescataron también “Nothing Really Ends”, “Little Arithmetics” y “Hotellounge (Be The Death of Me)”, por si ya llevaran poco peso en la mochila. Asombraron y convencieron a todos, incluso a los más escépticos o despistados. A nosotros ya nos tienen como socios desde hace un cuarto de siglo, y seguimos comprando acciones. 

A KULA SHAKER nos quedamos sin verlos en aquel FIB del 99, primero de nuestros macrofestivales. Se cayeron del cartel del domingo y nos llevamos el disgusto del siglo. Andábamos enamorados de “K” (96), de aquella cosa tan extraña que mezclaba rock psicodélico con música india. Pues bien, 25 años después pudimos sacarnos la china del zapato. Y cuando ya no se esperaban milagros, Crispian y sus tres regios acompañantes brindaron una soberana lección de pop, rock and roll, psicodelia y músicas del mundo. Otro Hammond que marca a fuego en hierro, como el de los charlatanes. Una guitarra que en modo wah-wah vuelve del revés. Como toda buena banda veterana debe hacer, pasaron por todos los capítulos de su historia, y gracias a ello pudimos recordar la grandeza de “Hey Dude”, “Infinite Sun”, “Greatful When You´re Dead/Jerry Was There”, “Into The Deep” o la impepinable “Hush”. Por supuesto, sus momentos más espirituales debían aparecer, y aparecieron: “Exorcism/Narayana”, “Tattva” y “Govinda” marcan la diferencia entre una banda del montón y una banda auténticamente original. Nos llevaron a donde quisieron. 

Mención especial también para todos esos DJ que animaron los interludios, que nos hicieron recordar quiénes somos y de dónde venimos, que nos hicieron bailar, disfrutar y soñar al son de todos esos grupos y canciones que nos han ido formando el oído y el corazón en tantos y tantos años. Gracias a Pepe Lee, Muñeca Rusa, Amable, Medj, Alesa y Kutxu. Gracias a toda la familia Visor, por hacer un fin de semana a nuestra medida.

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