13 diciembre 2014

CONCIERTOS: OWEN PALLETT + FOXES IN FICTION

Madrid. TClub. 12-12-2014.


Últimamente utilizo mucho la palabra “genio”. Quizá a veces gratuitamente. O quizá porque es hora de escoger bien, de emplear el tiempo sabiamente, de vaciar la vida de basura y mediocridad. Pues bien, Owen Pallett es un genio. Sí, un genio inconmensurable. Pero para comprobarlo no basta con echar una audición a sus discos. No se trata solo de las canciones, sino de cómo se cimentan esas canciones. La genialidad del canadiense se destapa por completo sobre el escenario y es tan peculiar que aturde. Y lo mejor de todo: no es una genialidad vedada y elitista, sino una genialidad accesible y social. Así lo atestigua la extensísima retahíla de artistas que lo cuentan en sus créditos. Si hasta se puso una pajarita y se dio un paseo por la alfombra roja en la última edición de los Oscar, lugar en el que confesó “sentirse como un intruso”. Merecida y aplaudida (y sorprendente y curiosa) nominación aquella, compartida con su amigo Will Butler por la banda sonora de la mágica “Her” de Spike Jonze. Pero ese no es el lugar del amigo Pallett; su sitio está a pie de obra y no en los despachos. Y aquí se vuelve a confirmar que este extraterrestre no tiene inconveniente en compartir su genialidad con los mortales; por eso es capaz de acompañar a Foxes In Fiction, sus teloneros, apoyándolos con su violín en un segundo plano y sin robarles ni un milímetro de gloria.

A Owen todo se le da bien. Manejar el violín, el teclado, los pedales, expeler como los ángeles esos versos encriptados. A veces por partes, a veces todo a la vez. Domina el arco, el pizzicato, los agudos y el falsete. Pero también se le da bien montarse su propio atrezzo, enganchar clavijas y probar micros. ¿El extraterrestre es humano? Pues sí, señores, humano y encantador. La mayoría nos ponemos los zapatos para entrar en faena; él hace lo contrario y se los quita. Su actuación arranca y entonces fue cuando el público murió. De gusto, claro está. That´s When The Audience Died” y “The Arctic Circle” bastaron para volver a alucinar. Y digo “volver” porque aún recordamos vívidamente aquel concierto en el Forum de Barcelona en 2010, aquella exhibición, aquel auditorio en pie y aquella estremecedora ovación. Ya era hora de rememorarlo. Y aunque la primera impresión es la que queda, la segunda no está exenta de novedad, de emoción, de preguntas sin respuesta. ¿Cómo es posible? ¿Es real o es ficción? ¿Es de este planeta? Simplemente, es un genio. Un genio doblemente genial cuando lo ves en acción. Porque aunque esta vez llevara una sección de ritmo potente (batería completa y guitarra en bass mode) las canciones son él y él son las canciones. Esas preciosas obras de arte (¿medieval, barroco, moderno, futurista? ¿todo a la vez? Qué más da) construidas con precisión, pieza a pieza, llenas de detallitos (¿repensados? ¿improvisados? Qué más da) en un prodigioso alarde de coordinación, con las manos y los pies atados y bien atados a la cabeza (los pies, los pies, qué importantes son sus pies). Final Fantasy (el flechazo) apareció en los dos temas de inicio y en el cierre con la maravillosa “This Is The Dream of Win and Regine”. Heartland” (el compromiso) lo hizo con “Keep The Dog Quiet/Mount Alpentine”, “Tryst with Mephistopheles”, “Lewis Takes Action”, “Lewis Takes Off His Shirt” y “The Great Elsewhere”. In Conflict” (los votos) paseó elegante su protagonismo con “In Conflict”, “Soldiers Rock”, “Song for Five & Six”, “The Secret Seven” y unas “Infernal Fantasy” y “The Riverbed” que atracaron la velada de un aire casi trance. Y también hubo dos versiones, sui generis, desclasificadas, a su manera: “This Modern Love” de Bloc Party y “Pretty Good Year” de Tori Amos. ¿Es o no es un genio?

Un genio que, bendito sea, hasta se permite acercamientos y favores hacia su público. Como el que le hizo a ese locuelo que andaba detrás de mí, concediéndole “Lewis Takes Action” (que no estaba en el menú) como regalo de cumpleaños. Renuncié a  mi oportunidad de entrar en la ronda de preguntas y pedirle mi favorita (“E Is for Estranged”), y me fui sin escucharla. Maldición. Sin escucharla pero tarareándola hasta el amanecer: “Haven´t you heard? I am a flightless bird, I am a liar feeding facts to a false fire”. A los genios se les perdona todo. Aunque en este caso, nada hay que perdonar y demasiado que aplaudir. Otra exhibición más. Un espectáculo diamantino, hipnótico, celestial. En otra galaxia pero cerca de la Tierra.

4 comentarios:

Fede Sánchez dijo...

Maravilloso concierto el de Owen Pallett. Junto al de Chris Garneau, los más bellos y emotivos que he visto últimamente.

Mary dijo...

A mi me dejó muy tocada. Lo ha hecho las dos veces que lo he visto. Absolutamente genial. Por cierto, me quedo con el nombre de Chris Garneau para seguirle la pista.

Un saludo, Fede!!

Fede Sánchez dijo...

A Chris Garneau lo vimos en el Bime en Bilbao y fué un concierto de esos sobrecogedores a fuerza de simplicidad.

Fede Sánchez dijo...

http://www.musica-cuantica.com/2014/11/chris-garneau-music-for-tourist-el-radio.html?q=Chris+Garneau


http://www.musica-cuantica.com/2014/10/chris-garneau-winter-games.html?q=Chris+Garneau