Últimamente utilizo mucho la palabra “genio”. Quizá a veces
gratuitamente. O quizá porque es hora de escoger bien, de emplear el tiempo
sabiamente, de vaciar la vida de basura y mediocridad. Pues bien, Owen Pallett es un genio. Sí, un genio
inconmensurable. Pero para comprobarlo no basta con echar una audición
a sus discos. No se trata solo de las canciones, sino de cómo se cimentan esas
canciones. La genialidad del canadiense se destapa por completo sobre el escenario
y es tan peculiar que aturde. Y lo mejor de todo: no es una genialidad vedada y
elitista, sino una genialidad accesible y social. Así lo atestigua la
extensísima retahíla de artistas que lo cuentan en sus créditos. Si hasta se
puso una pajarita y se dio un paseo por la alfombra roja en la última edición
de los Oscar, lugar en el que confesó “sentirse como un intruso”.
Merecida y aplaudida (y sorprendente y curiosa) nominación aquella, compartida
con su amigo Will Butler por la banda sonora de la mágica “Her”
de Spike Jonze. Pero ese no es el lugar del amigo Pallett; su sitio está
a pie de obra y no en los despachos. Y aquí se vuelve a confirmar que este
extraterrestre no tiene inconveniente en compartir su genialidad con los
mortales; por eso es capaz de acompañar a Foxes In Fiction, sus
teloneros, apoyándolos con su violín en un segundo plano y sin robarles ni un
milímetro de gloria.
A Owen todo se le da bien. Manejar el violín, el teclado, los
pedales, expeler como los ángeles esos versos encriptados. A veces por partes, a
veces todo a la vez. Domina el arco, el pizzicato, los agudos y el falsete.
Pero también se le da bien montarse su propio atrezzo, enganchar clavijas y
probar micros. ¿El extraterrestre es humano? Pues sí, señores, humano y encantador.
La mayoría nos ponemos los zapatos para entrar en faena; él hace lo contrario y
se los quita. Su actuación arranca y entonces fue cuando el público murió. De
gusto, claro está. “That´s When The
Audience Died” y “The Arctic Circle” bastaron para volver a alucinar.
Y
digo “volver” porque aún recordamos vívidamente aquel concierto en el Forum de
Barcelona en 2010, aquella exhibición, aquel auditorio en pie y aquella
estremecedora ovación. Ya era hora de rememorarlo. Y aunque la primera
impresión es la que queda, la segunda no está exenta de novedad, de emoción, de
preguntas sin respuesta. ¿Cómo es posible? ¿Es real o es ficción? ¿Es de este planeta? Simplemente,
es un genio. Un genio doblemente genial cuando lo ves en acción. Porque aunque
esta vez llevara una sección de ritmo potente (batería completa y guitarra en bass
mode) las canciones son él y él son las canciones. Esas preciosas obras de
arte (¿medieval, barroco, moderno, futurista? ¿todo a la vez? Qué más da) construidas
con precisión, pieza a pieza, llenas de detallitos (¿repensados? ¿improvisados?
Qué más da) en un prodigioso alarde de coordinación, con las manos y los pies
atados y bien atados a la cabeza (los pies, los pies, qué importantes son sus
pies). Final Fantasy (el flechazo) apareció en los dos temas de inicio y
en el cierre con la maravillosa “This Is The Dream of Win and Regine”.
“Heartland” (el compromiso) lo
hizo con “Keep The Dog Quiet/Mount Alpentine”, “Tryst with
Mephistopheles”, “Lewis Takes Action”, “Lewis Takes Off His Shirt”
y “The Great Elsewhere”. “In Conflict” (los votos)
paseó elegante su protagonismo con “In Conflict”, “Soldiers Rock”,
“Song for Five & Six”, “The Secret Seven” y unas “Infernal
Fantasy” y “The Riverbed” que atracaron la velada de un aire casi trance.
Y también hubo dos versiones, sui generis, desclasificadas, a su manera: “This
Modern Love” de Bloc Party y “Pretty Good Year” de Tori
Amos. ¿Es o no es un genio?
Un genio que, bendito sea, hasta se permite acercamientos y
favores hacia su público. Como el que le hizo a ese locuelo que andaba detrás
de mí, concediéndole “Lewis Takes Action” (que no estaba en el menú)
como regalo de cumpleaños. Renuncié a mi
oportunidad de entrar en la ronda de preguntas y pedirle mi favorita (“E Is
for Estranged”), y me fui sin escucharla. Maldición. Sin escucharla pero
tarareándola hasta el amanecer: “Haven´t you heard? I am a flightless bird, I am a liar feeding facts to a
false fire”. A los
genios se les perdona todo. Aunque en este caso, nada hay que perdonar y demasiado
que aplaudir. Otra exhibición más. Un espectáculo diamantino, hipnótico,
celestial. En otra galaxia pero cerca de la Tierra.
4 comentarios:
Maravilloso concierto el de Owen Pallett. Junto al de Chris Garneau, los más bellos y emotivos que he visto últimamente.
A mi me dejó muy tocada. Lo ha hecho las dos veces que lo he visto. Absolutamente genial. Por cierto, me quedo con el nombre de Chris Garneau para seguirle la pista.
Un saludo, Fede!!
A Chris Garneau lo vimos en el Bime en Bilbao y fué un concierto de esos sobrecogedores a fuerza de simplicidad.
http://www.musica-cuantica.com/2014/11/chris-garneau-music-for-tourist-el-radio.html?q=Chris+Garneau
http://www.musica-cuantica.com/2014/10/chris-garneau-winter-games.html?q=Chris+Garneau
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