21 febrero 2012

RETROSPECTIVAS

MIDNIGHT OIL. Diesel and Dust.


Joyas de los 80.


¿Por qué son tan buenos los grupos australianos?. Ahora mismo no se me ocurre ninguno que no lo sea, aunque los habrá como en todas partes. ¿Qué tendrán las Antípodas, ese paraiso al que todos querríamos ir al menos una vez en la vida, para algunos el destino idílico para una placentera jubilación?. Pero Australia también tiene sus crisis, sus problemas sociales, su lado oscuro. Y si no que se lo pregunten a Peter Garrett. De músico activista a político con cartera. El ex lider de Midnight Oil colgó el micro por la corbata, y ahora forma parte de la clase más estafadora y sospechosa del planeta. Si lo hace bien o mal no lo sabemos. Así que hablemos de su pasado, de aquella estupenda banda en la que militó, y cómo no, de una de sus obras más impactantes: “Diesel and Dust” (87).

Precedido por algunos álbumes muy notables, este disco supuso el cénit en la carrera de la banda de Sydney. ¿Quién no conoce “Beds Are Burning”?. ¿Quién no la ha tareado o bailado alguna vez?. Su segundo introductorio de trompetas ya es un clásico de nuestros días y nuestros bares. Esta canción es solo una muestra del poder que desplegaron Garrett, Jim Moginie y Robert Hirst en este trabajo, cazando melodías inmensas y gestionándolas a la perfección. Un disco en el que la banda se mueve entre lo heavy y lo ligero. La garganta de Garrett aportaba ese granito de arena rebelde y guerrillero, efecto difuminado al sumergirse entre acordes pop y acompañamientos. Sus estribillos interpretados a dos, tres o más voces se han convertido en una reliquia interina del mejor rock contemporáneo. Y un buen puñado de sus mejores temas se concentra en esta joya absoluta del 87, cuarenta y seis minutos sin un solo instante de morralla. Habría un grupo de cabeza, el de las grandiosas, copado por la mencionada “Beds Are Burning”, “Dreamworld” y “The Dead Heart”, tres de los singles apropiadamente extraidos del álbum. Luego encontraríamos un segundo y nutrido grupo para las fabulosas “Put Down That Weapon”, “Warakurna”, “Bullroarer”, “Sell My Soul” y “Sometimes”. En otra sección entrarían “Arctic World” y “Whoah”, los momentos tranquilos de un álbum donde no solo cabe la acción-reacción. Y por último queda “Gunbarrel Highway”, la canción maldita, eliminada de la edición americana por contener versos “netamente ofensivos” para el comedido y decoroso yanki medio (sí, ese que anda por ahí con una pistola en el bolsillo).

Pero “Diesel and Dust” no solo merece una retro por su calidad musical, también por su significado social. Como todos los álbumes de los Oils, no le falta su por qué, no ya el meramente artístico-creativo sino el reivindicativo. El disco aboga por muchas causas nobles, como la defensa del medio ambiente y los derechos de propiedad de la comunidad aborígen australiana. Ya sabemos que hoy por hoy corren tiempos de recorte inmisericorde, privación de derechos, descontento y miedo general, así que esta podría ser una buena banda sonora para la lucha. Si es que a alguien le apetece luchar, claro.


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