THE FLAMING LIPS. At War With the Mystics.
Rock and roll en el país de las maravillas.
Confetti, globos, palomas de la paz, marionetas, humo fluorescente… El mundo de The Flaming Lips está lleno de imágenes. A veces son reales, las que crean en sus teatrales representaciones. Y otras veces son solo imágenes que surgen de manera gratuíta e irremediable cuando uno navega por los océanos de excentricidad de su música. Y como de costumbre, en “At War With the Mystics” (2006) lo excéntrico puede llegar a ser sencillo y maravilloso. Únicamente hay que dejarse llevar por la corriente de las melodías, la psicodelia y los colores de canciones tan bellas como “The Sound of Failure”, “My Cosmic Autumn Rebellion”, “Vein of Stars”, “Mr. Ambulance Driver” o “Pompeii Am Göterdämmerung”. Solo hay que acercar el oído, y las múltiples piezas que componen “It Overtakes Me” y “The Yeah Yeah Yeah Song” se encajan solas, como Capillas Sixtinas imposibles de abarcar al completo con los ojos pero sí de imaginar como un total. Así es este disco, una obra llena de pequeños matices pensados y repensados. Un libro preñado de palabras que se convierten en sonidos, y de sonidos que se convierten en visiones de mundos infantiles y ridículos en los que, no obstante, es factible encontrar vibraciones de auténtica felicidad. Enhorabuena y gracias, Mr. Coyne.
Rock and roll en el país de las maravillas.
Confetti, globos, palomas de la paz, marionetas, humo fluorescente… El mundo de The Flaming Lips está lleno de imágenes. A veces son reales, las que crean en sus teatrales representaciones. Y otras veces son solo imágenes que surgen de manera gratuíta e irremediable cuando uno navega por los océanos de excentricidad de su música. Y como de costumbre, en “At War With the Mystics” (2006) lo excéntrico puede llegar a ser sencillo y maravilloso. Únicamente hay que dejarse llevar por la corriente de las melodías, la psicodelia y los colores de canciones tan bellas como “The Sound of Failure”, “My Cosmic Autumn Rebellion”, “Vein of Stars”, “Mr. Ambulance Driver” o “Pompeii Am Göterdämmerung”. Solo hay que acercar el oído, y las múltiples piezas que componen “It Overtakes Me” y “The Yeah Yeah Yeah Song” se encajan solas, como Capillas Sixtinas imposibles de abarcar al completo con los ojos pero sí de imaginar como un total. Así es este disco, una obra llena de pequeños matices pensados y repensados. Un libro preñado de palabras que se convierten en sonidos, y de sonidos que se convierten en visiones de mundos infantiles y ridículos en los que, no obstante, es factible encontrar vibraciones de auténtica felicidad. Enhorabuena y gracias, Mr. Coyne.