La última huida del verano
Hace unos días
escuchaba “Heaven” en la oficina,
¡sí!, en la apestosa oficina, y de repente quise estar en ese bar del cielo
escuchando a esa banda tocando mi canción favorita. Quise huir. A falta de una
huida física harto difícil emprendí una nueva huida mental. Esas huidas se me
dan de vicio. Llevo todo el verano huyendo: huí unos días con Nick Cave, luego con su lugarteniente
Ellis, después con Dean Wareham y también
con Patti Smith. Y después de rememorar
“Heaven” me largué con David Byrne y compañía muy lejos, hacia
el infinito. Hay bandas que resucitan a los muertos. Así, a bote pronto, se me ocurren tres: Sly & The Family Stone, B-52´s y Talking Heads. Y como yo últimamente ando más en
el mundo de los muertos que en el de los vivos, qué mejor que un poco de cabezas parlantes en vena: mi organismo lo
agradece. La huida ha tenido parada en las
siguientes estaciones, por este orden: “Fear
of Music” (79), “Little Creatures”
(85), “More Songs About Buildings and
Food” (78), “Remain in Light” (80),
“Speaking in Tongues” (83) y “Talking Heads: 77” (77). Toda
una colección de discos gigantes. Y es que esta música crea una adicción
terrible. Me río yo del lorazepam. Con ellos no hay medias tintas: o los odias
o los adoras. Pero como te gusten, pobre de ti, ese frenesí interminable te
dejará estigmatizado para siempre.
Sin embargo, la
mejor forma de vivir la espectacular experiencia talkiniana es echar un ojo a sus directos. Así que vuelvo a
desempolvar “Stop Making Sense”
(84), ese concierto documental dirigido por Jonathan Demme, que guardo como oro en paño en la sección “directos
míticos intocables”. Ya lo he visto unas cuantas veces pero ¿qué más da?
Siempre se descubren cosas nuevas. Era la época dorada de los Talking Heads en vivo, un periplo que
abarcó (más o menos) del 81 al 84, donde alcanzaron el cénit de la perfección
en sus shows. Era la época de un tronchante David Byrne en su plenitud artística y escénica, desgarbado
histrión y maestro de ceremonias. También era la época del suma y sigue, cada
vez más músicos en el escenario apoyando al cuarteto Byrne-Weymouth-Frantz-Harrison,
creando auténticas bacanales rítmicas y colosales tours de force. “Stop Making
Sense” inmortaliza ese momento que ya no se repetiría en el futuro (ni se
repetirá: al cabezota de Mr. Byrne no hay quien lo baje de la burra), para
lamento de muchos y gran pérdida cultural en términos generales. El documental,
creado a partir de secuencias de varios conciertos en Los Angeles, recoge
interpretaciones inolvidables de temas como “Psycho Killer”, “Heaven”,
“Life During Wartime”, “Making Flippy Floppy”, “What a Day That Was”, “Once in a Lifetime” o “Crosseyed and Painless”, incluso el “Genius of Love” de Tom Tom Club. Pero eso no es todo; hay más imágenes en directo de
los Talking pululando por la red, todo un catálogo de momentos memorables,
empezando por esas primeras actuaciones en el CBGB con pinta de empollones vergonzosos
y atildados. No había canción que se les resistiese en vivo; tan bien podían
tocar “I Zimbra” como “Cities”, “Big Business” como “Stay
Hungry”, “Houses in Motion” como
“The Great Curve”. Unas máquinas. Un
disparate. La jodida salvación.