27 abril 2013

REPORTAJES

BUEN VIAJE, RICHIE HAVENS
 
Hay personas que se van y no pasa nada. Hay personas que se van y dejan un gran vacío. Hay músicos que se van y no pasa nada. Hay músicos que se van y sientes sin querer una gran tristeza. Richie Havens se ha ido esta semana. Hay músicos que emiten vibraciones especiales. Y esas vibraciones vuelan, se expanden y acaban tejiendo un nido. La portentosa voz y la guitarra prehistórica de Richie anidaron en mi corazón hace años. Un canto a la libertad entonado por primera vez en 1969 y desde entonces eterno. Un canto a la libertad verdadero, solo un soplido dentro de un vendaval prodigioso. Richie era único. Era honesto y mágico. Era la novedad: un músico negro tocando canciones de folk desguarnecido. Yo creía que los negros de los 60 iban todos  repeinados y vestidos de etiqueta, enmaquetados y empaquetados, luciendo amplias sonrisas. No había visto nunca a un negro con túnica y collares. Porque todos eran blancos. Bob Dylan, Joan Baez, Judy Collins, Joni Mitchell, John Sebastian, etc, eran más blancos que la leche. Y Richie era una anomalía dulce, universal y encantadora. Era negro y eso se notaba. Porque los negros fueron los padres de la música popular, de eso no me cabe la menor duda. Los negros pusieron el dedo en la llaga, el ritmo en las calles y el punto sobre la i. El rey blanco del rock quizá fue Elvis, pero el rey unitario del rock se llamaba Chuck. Y como Richie era negro, su folk también era negro: fuente de almas, de tormentos, de truenos, de promesas divinas. Una suerte de canciones, algunas propias y otras prestadas, con el sello indeleble de la VERDAD, la verdad con mayúsculas, la verdad inenarrable, la más hermosa, resonante y sempiterna verdad. Os recomiendo una decena de esas verdades: “Freedom”, “Handsome Johnny”, “The Klan”, “Follow”, “Dolphins”, “Here Comes The Sun”, “High Flyin´ Bird”, “Adam”, “Just Like a Woman”, “Run Shaker Life/Do You Feel Good”.
 
Esta semana he sentido una pena inusitada por la marcha de este hombre y ello bien vale romper el silencio. Como dice el compañero Joserra con razón: le bastaba una guitarra para sonar a orquesta. Buen viaje y gracias por todo, Richie Havens.
 

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