BUEN
VIAJE, RICHIE HAVENS
Hay personas que se
van y no pasa nada. Hay personas que se van y dejan un gran vacío. Hay músicos
que se van y no pasa nada. Hay músicos que se van y sientes sin querer una gran
tristeza. Richie Havens se ha ido esta semana. Hay músicos que emiten
vibraciones especiales. Y esas vibraciones vuelan, se expanden y acaban
tejiendo un nido. La portentosa voz y la guitarra prehistórica de Richie
anidaron en mi corazón hace años. Un canto a la libertad entonado por primera
vez en 1969 y desde entonces eterno. Un canto a la libertad verdadero, solo un
soplido dentro de un vendaval prodigioso. Richie era único. Era honesto y
mágico. Era la novedad: un músico negro tocando canciones de folk desguarnecido.
Yo creía que los negros de los 60 iban todos repeinados y vestidos de etiqueta,
enmaquetados y empaquetados, luciendo amplias sonrisas. No había visto nunca a
un negro con túnica y collares. Porque todos eran blancos. Bob Dylan, Joan
Baez, Judy Collins, Joni Mitchell, John Sebastian,
etc, eran más blancos que la leche. Y Richie era una anomalía dulce, universal y
encantadora. Era negro y eso se notaba. Porque los negros fueron los padres de
la música popular, de eso no me cabe la menor duda. Los negros pusieron el dedo
en la llaga, el ritmo en las calles y el punto sobre la i. El rey blanco del
rock quizá fue Elvis, pero el rey unitario del rock se llamaba Chuck. Y como
Richie era negro, su folk también era negro: fuente de almas, de tormentos, de
truenos, de promesas divinas. Una suerte de canciones, algunas propias y otras
prestadas, con el sello indeleble de la VERDAD, la verdad con mayúsculas, la
verdad inenarrable, la más hermosa, resonante y sempiterna verdad. Os recomiendo una decena de esas verdades: “Freedom”,
“Handsome Johnny”, “The Klan”, “Follow”, “Dolphins”,
“Here Comes The Sun”, “High Flyin´ Bird”, “Adam”, “Just
Like a Woman”, “Run Shaker Life/Do You Feel Good”.
Esta semana he
sentido una pena inusitada por la marcha de este hombre y ello bien vale romper
el silencio. Como dice el compañero Joserra con razón: le bastaba una guitarra
para sonar a orquesta. Buen viaje y gracias por todo, Richie Havens.
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