24 marzo 2012

CONCIERTOS

TINDERSTICKS. Madrid. Teatro Lara. 22-3-2012.

¿Cómo puede un blog llamado Curtains faltar a esta cita?. Ya es un hecho: Tindersticks son una banda queridísima en nuestro país. Por eso llenan hasta la bandera el Teatro Lara durante dos noches consecutivas. Por eso promueven tanto silencio, respeto y consideración. Por eso es imposible escuchar sobre ellos en el pre y el post una sola palabra que no sea bonita. Porque la belleza llama a la belleza, la bondad desata la bondad, y el buen gusto se convierte en la tela que protege cada espalda, en el foco que ilumina cada cara, todas esas radiantes y familiares caras que el jueves esbozaban su mejor y más franca sonrisa, las caras de los amantes de lo eterno, de los románticos sin tregua, de los perennemente jóvenes, en definitiva, esas caras que pudieron (pudimos) asistir a otro concierto memorable de los británicos. 

Y Stuart y cía siguen erre que erre, haciendo el honor al disco que toca, y esta vez tocaba un gran disco, sí señor. Tindersticks performing “The Something Rain”. Y algo más, desde luego. Pero no vengas a sus conciertos a tararear las que te sabes. No, ni hablar, hay que tratar a todos los hijos por igual y Stuart de hijos sabe un rato. Ellos prefieren buscar y rebuscar, airear lo oculto y semiolvidado, convertir una canción secundaria en un pasaje emocionante y colosal. Anoche lo hicieron con “Blood”, “Dicks Slow Song” y “I Know That Loving”, y con “4.48 Psychosis” y “Cherry Blossoms” en el primer bis. También con “If You´re Looking for a Way Out”, aunque esta ya figuró en la gira de “The Hungry Saw”.

Entretanto, la estrategia del sándwich sigue funcionando: colocar la carne fresca (nuevos temas) entre esponjosas lonchas de pan blanco (los viejos). Y también sigue primando el orden extremo, la marcial disciplina de seguir punto por punto el guión de su nuevo disco, saltándose “Medicine” en un quiebro inesperado (luego llegaría en el segundo bis) para echar el lazo a la titánica y sublime “Frozen”, momento inmortal grabado en tímpanos y retina, exhibición técnica monumental, motores a cien por hora. Tampoco se antoja fácil olvidar el agridulce recital de “Chocolate”, ese hermosísimo viaje que empieza en éter y acaba en fuego, con un David Boulter sumamente exquisito (él siempre ha sido exquisito, un gentleman con mayúsculas).

Aunque Boulter no es el único que rezuma elegancia, todos lo hacen, y es un auténtico placer verlos tocar. No hay dos canciones en que la única guitarra de Neil Frazer suene igual, el trabajo de Dan McKinna y Earl Harvin como sección de ritmo y acompañamiento vocal es superior, y la aportación de lujo del todoterreno Terry Edwards (el virtual sexto miembro, el de los metales y las teclas, el de los arreglos y los efectos mágicos) es la guinda de una tarta de mil sabores: sabor a pop épico, jazz, soul, rock y psicodelia. De lo bien que canta el señor Staples no hace falta decir nada, aunque bailar no se le de tan bien. Total que, tras varios años danzando, esta nueva formación tiene el rodaje ya superado. La veteranía es un grado y la perfección es posible, aunque en esta ocasión dejaran por un instante de ser máquinas para convertirse en humanos, capeando de la manera más torera posible los acoples en “Show Me Everything”, la cagada en “A Night To Still” o los desajustes rítmicos en “Slippin´Shoes”. Como curiosidad añadida decir que la noche fue inaugurada por el antiguo batería de la banda, Thomas Belhom, enfrascado ahora en un  interesante proyecto en solitario: improvisación y construcción progresiva de melodías enigmáticas e intimistas a base de guitarra, samplers, percusión y otros artefactos. Todo queda en casa.

2 comentarios:

Fede Sánchez dijo...

Maravillosos como siempre. Y tal vez por eso nos llamó la atención la fria entrada del señor Staples en el tema inicial ¿falta de calentamiento previo o problemas técnicos? En la monitorización del sonido tal vez. Me inclino por lo segundo. Ya en el concierto de The Gift, también en el teatro Lara, tuvieron multitud de ellos.
Pero como tu dices, una mera anécdota que pone a los habitantes del Olimpo a jugar con los simples mortales.

Mary dijo...

Tú lo has dicho, Fede: maravillosos. Gocé como una enana. Los he visto muchas veces pero nunca tan cerca como el jueves. Eso, eso, en el Olimpo.