Cónclave de estrellas.
El documento que nos ocupa, y que permaneció escondido en un DVD inexplorado durante mucho tiempo, merece un sentido y honorable reportaje en este blog. Se trata de “The Last Waltz” (78), un film de Martin Scorsese, sí, el mismo, el de “Malas Calles” o “Taxi Driver”. La relación de Scorsese con la música es ya de sobra conocida, y quién mejor que él para inmortalizar la despedida de una de las bandas más reconocidas y respetadas del rock, la banda absoluta: THE BAND. Robbie Robertson, Levon Helm, Rick Danko, Richard Manuel y Garth Hudson bailaron su último vals juntos el Día de Acción de Gracias de 1976 en San Francisco. Y no bailaron solos, qué va. A la fiesta de despedida acudió todo un firmamento de mitos vivos del soul, el folk, el blues y el rock: Ronnie Hawkins, Dr. John, Muddy Waters, The Staples, Neil Young, Joni Mitchell, Emmylou Harris, Paul Butterfield, Neil Diamond, Eric Clapton, Van Morrison, Ringo Starr, Ron Wood y Bob Dylan. Como dirían en mi tierra, casi ná.
Una no es muy aficionada a este tipo de shows de congregación y autohomenaje, pero hay que reconocer que “The Last Waltz” es un inestimable tesoro, un compendio integral que debería agregarse como anexo a la mejor enciclopedia sobre la historia de la música popular. A la película, de gran acierto visual y aderezada con pequeñas entrevistas a los miembros de la banda (bien abotargados por el alcohol, por cierto), se le puede achacar únicamente la artificialidad a la que ya estamos acostumbrados con este tipo de formatos: que no se respete la cronología ni la integridad del concierto. Pero vaya, es ponerle pegas porque sí. Porque aunque la banda de Toronto es la auténtica protagonista, este documento aporta varias ideas para la reflexión. En primer lugar, muestra la imagen macerada y consolidada de todos aquellos jovencitos que se atrevían a desafiar las reglas en los 60, que quisieron cambiar el mundo a través de la música. En segundo lugar, hay numerosos momentos en los que el blues más auténtico y ancestral burbujea sobre el escenario, blues mayormente interpretado por músicos blancos.
The Band dieron un giro a la música de raíces a través de álbumes tan notables como “Music From Big Pink” (68), “The Band” (69) o “Stage Fright” (70). Sus mejores temas están presentes aquí, como las enormes “Don´t Do It”, “Up On Cripple Creek”, “The Shape I´m In”, “It Makes No Difference”, “The Weight”, “Stage Fright”, “The Night They Drove Old Dixie Down” y “Ophelia”. Pero son los momentos compartidos los que aportan otra visión, una visión histórica, mítica y comunal de la música: como ese “Helpless” de Neil Young con Joni Mitchell a los coros, el “Who Do You Love?” de Bo Diddley en la voz de Ronnie Hawkins, la inmaculada “Such A Night” de Dr. John, el virtuoso mano a mano Robertson-Clapton en “Further On Up The Road”, la armónica de Paul Butterfield maqueando “Mystery Train”, el entrañable cameo de Neil Diamond con “Dry Your Eyes”, el desmelene de Van Morrison en “Caravan” o una concentradísima Joni Mitchell desenredando la mágica “Coyote”. Tampoco hay que olvidar las dos grabaciones paralelas añadidas: el lujoso acompañamiento de la familia Staples en “The Weight” y la cálida versión de “Evangeline” junto a una angelical Emmylou Harris. Y por supuesto, qué gran momento el del admirable Muddy Waters, marcando los tempos de “Mannish Boy” como el gran maestro del blues que es, y qué gran aparición la de Bob Dylan exhibiendo “Forever Young” y “Baby Let Me Follow You Down” junto a sus eternos amigos. La guinda final reúne a casi todos los participantes (más las baquetas de Ringo Starr y la guitarra de Ron Wood) en una interpretación colectiva emocionantísima de “I Shall Be Release”.
La despedida era mentira: The Band regresaron a la escena en 1983, aunque sin la peculiar guitarra de Robertson. Alegría para los fans, pena para los románticos, pues la historia debería detenerse justo aquí, con este hermoso y solemne baile.
2 comentarios:
Nada que añadir ni objetar. Martin firma el que tal vez sea el mejor directo/documental de la historia, sólo podría hacerle frente esa maravillosa locura de Demme llamada "Stop making sense" de los Talking. Pero claro, el último vals con todo ese personal de lujo es insuperable.
Gran Post. Saludos!
Garcias, Nikochan! Me has dado una idea buenísima: rescatar el extraordinario "Stop Making Sense" de mis amadísimos Talking y darle un repaso.
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