REPORTAJES
REVISIÓN 2011 (PARTE 1)
Los discos que se quedaron fuera.
Tras un 2011 algo atípico, lleno de hiatos y paréntesis, aquí está la recopilación habitual de discos para los que no hubo hueco en CURTAINS a lo largo del año. No perdamos las buenas costumbres.
BLACK JOE LEWIS & THE HONEYBEARS. Scandalous.
Todo el mundo habla de Eli “Paperboy” Reed, pero ¿qué pasa con Joe Lewis?. ¿Acaso no estamos ante un monstruo del soul y el rhythm and blues?. Ah claro, es que es negro, y que los negros hagan soul y rhythm and blues no tiene nada de extraordinario. Pero es que este tipo lo hace especialmente bien, sonando rabiosamente actual sin perder la esencia original. “Scandalous” es un catecismo absoluto del género, brillando sobremanera canciones como “I´m Gonna Leave You”, “She´s So Scandalous”, “Mustang Ranch” o “You Been Lying”. Este último tema cuenta con la inestimable colaboración de las brillantes voces gospel de The Relatives. Si James Brown y Wilson Pickett levantaran la cabeza, darían su visto bueno sin dudar.
CASS McCOMBS. Humor Risk.
En 2011 Cass McCombs se apunta al 2x1, que por algo estamos en crisis. Tras el profundo “Wit´s End”, vuelve a sorprendernos con otra referencia en tiempo récord. Mientras que en su primer disco del año se enfundaba el traje de los domingos, en este “Humor Risk” toca vestir casual. Cass engrasa los pistones y echa más carbón, mostrándose gratamente roquero en las espectaculares “Love Thine Enemy” y “Mystery Mail”. “The Living Word”, “To Every Man His Chimera” y “Meet Me at The Mannequin Gallery” vuelven a poner en valor su potencial como intérprete soul, y “Robin Egg Blue” y la extraordinaria “The Same Thing” (la mejor canción del año o casi) resucitan su alianza con el folk. Para cerrar, una pieza insólita, misteriosa y perturbadora llamada “Mariah” deja las puertas abiertas de par en par. América es suya y para él no hay fronteras.
DEATH CAB FOR CUTIE. Codes and Keys.
La banda de Ben Gibbard sigue en su sitio: en el punto medio, entre el todo y la nada, entre lo clásico y lo moderno, entre lo mediático y lo underground, en un cómodo y accesible purgatorio. Siguen esforzándose por lograr la canción de pop perfecta, y en su séptimo álbum están a un pelo de conseguirlo. Bastante cerca en “Home Is a Fire”, “Codes and Keys”, “Doors Unlocked And Open” y “St. Peter´s Cathedral”. Muy cerca, prácticamente rozándolo en la espectral y bellísima “Unobstructed Views”, con la que incluso ponen un pie en el Olimpo Radiohead. “Narrow Stairs” (2008) dejó el listón muy alto, pero siguen progresando adecuadamente.
DEUS. Keep You Close.
El antes y después de los belgas queda confirmado en este nuevo disco. El después del cambio en la tripulación ya es una realidad, y los dEUS de ahora no son los de “Suds and Soda”; ahora hay menos recovecos y más glamour. Aún así, las referencias no cambian: J.J. Cale, Captain Beefheart, Tom Waits e incluso Pink Floyd. “Keep You Close” se hace más amigable a cada escucha; ahora se atreven a añadir rellenos orquestales, presentes en la obertura homónima y en esa inquietante pieza final llamada “Easy”. También son capaces de acercarse al jazz y al soul, ponerse góticos o industriales, rubricando un sonido que ya va siendo marca de la casa. Y como ocurriera con “The Arquitect”, aquí también hay un anzuelo chispeante y muy bailable (“Constant Now”) al que pocos pececitos podrán resistirse.
MARISSA NADLER. Marissa Nadler.
Hablábamos hace poco de jóvenes mujeres tocadas por los dedos de las hadas, y en la lista faltaba Marissa Nadler. Su quinto trabajo nos vuelve a traer melancolía a raudales y minimalismo antiséptico. El puro fluir de los sentimientos, bello y cristalino, agazapado en los recodos de cada acorde, con la figura de Hope Sandoval reflejada al otro lado del espejo. Los amantes de las formas folk más sencillas encontrarán aquí un álbum sin desperdicio, y celebrarán el poder sanador de temas como “The Sun Always Reminds Me of You”, “Baby I Will Leave You In The Morning”, “Wedding” o “Daisy, Where Did You Go?”.
OKKERVIL RIVER. I Am Very Far.
Comienza a sonar “The Valley” y pienso que han decidido tirar la casa por la ventana. Pero luego llega “Piratess” y pienso que se han vuelto locos. Por suerte “Rider” y “Lay of The Last Survivor” los devuelven a los parámetros tradicionales, y “White Shadow Waltz” lanza un destello de luz. Con “We Need A Myth” y “Hanging from A Hit” se me ocurre que, sin una razón concreta, prefiero a Shearwater. Pero “Show Yourself” y “Your Past Life as A Blast” confirman que pueden ofrecer grandes canciones, aunque a veces las desenfoquen en demasía. “Wake And Be Fine” me hace preguntarme por qué todos los grupos de ahora se empeñan en parecerse a otros. Y mientras me dejo envolver por el bello desenlace de “The Rise” (muy Fleet Foxes, por cierto) concluyo que posiblemente ya no vuelva a escuchar este disco nunca más. Al cajón y a otra cosa, mariposa.
SONNY & THE SUNSETS. Hit After Hit.
El inquieto y polifacético Sonny Smith no puede esconder sus referentes musicales. Canciones sacadas del álbum de recortes de los sesenta, polaroids de The Kinks, The Rascals, Manfred Mann o The Troggs. “Hit after Hit” es fiel a su nombre, pues cada tema es un acierto que despierta añoranzas y se pega a la ropa. Difícil deshacerse del aroma retro que desprenden las espectaculares “She Plays Yo Yo With My Mind” y “Teen Age Thugs” o los cuasi-instrumentales “The Bad Energy from L.A. Is Killing Me” y “Acres of Lust”. Y todo cubierto por un encantador manto de amateurismo, a baja fidelidad y con mínimos recursos. Buscando (y encontrando) en el baúl de los recuerdos.
THE DODOS. No Color.
Tras el pequeño traspiés que supuso “Time To Die” (2009), The Dodos volvían en 2011 con una posible revancha. ¿Levantando el vuelo?. Pues no del todo. “No Color” tiene algunos momentos apetecibles pero muchas grietas. “Black Night”, “Good” o la encantadora “Companions” (con guitarreo introductorio a lo Paco de Lucía) intentaban remontar, pero sin despegar muchos metros del suelo. Pese a todo, a estos chicos hay que darles un aplauso: por el esfuerzo físico que suponen esas torturas guitarriles y ritmos imposibles, por sonar tan originales, caníbales y primitivos. Portando su propia bandera, hablando un dialecto único y sin casarse con nadie. Bueno sí, en esta ocasión con Neko Case, invitada ilustre aunque un tanto infrautilizada.
THE FEELIES. Here Before.
Ha llovido mucho desde “Crazy Rhythms” (80). Tanto que casi no esperábamos degustar un nuevo largo de Glenn Mercer y compañía, pero aquí está. ¿Quién puede resistirse a otros cuantos minutos de gloria?. En este disco su sonido se vuelve mucho más estándar y comedido, pero siguen siendo alguien. “Here Before” transcurre sin sobresaltos, no epata pero tampoco incomoda, es ligero y homogéneo, de tarifa plana. Ninguna canción destaca sobre las demás, todas se ayudan, se complementan y guardan el debido respeto. “Way Down”, “Change Your Mind” y la velvetiana “On and On” asoman un pelín la frente entre tanta melodía perfecta y guitarra burbujeante. Tan difícil es hacer un disco bueno como uno tan inmensamente proporcionado. Un placer tenerlos aquí de nuevo.
THE LEISURE SOCIETY. Into The Murky Water.
“The Sleeper” (2009) presentaba a The Leisure Society como la nueva esperanza británica, otro de esos grupos de las islas capaces de hacer sombra a las bandas americanas noveles. Un disco que adolecía de exceso de edulcorante y falta de músculo. Exactamente lo mismo ocurre con su segundo trabajo, un quiero y no puedo flagrante, pese a comenzar con una asombrosa pieza de orfebrería instrumental (“Into The Murky Water”). Los adornos generosos de flautas y violines consiguen dar un toque de folclore agradecido a temas como “You Could Keep Me Talking” y “This Phantom Life”, pero mejor cuanto más serenos, lánguidos y a medio tiempo. “I Shall Forever Remain An Amateur” y “Just Like The Knife” sí que dan la talla, logrando captar el interés entrados ya los postres.
THURSTON MOORE. Demolished Thoughts.
Puede que haya crisis personal, profesional o matrimonial, pero ¿crisis creativa?. Nunca. Thurston ha sido siempre la dinamo de Sonic Youth y sus discos en solitario lo corroboran. Aquí aparece el Thurston más desnudo, pero el Thurston de siempre. ¿O no resultan familiares muchas de las estrofas de este disco íntimo y conmovedor?. ¿No parece que las hayamos oído antes, en cualquier disco de la banda?. Y nos da igual, porque ¿a quién no le apetece seguir oyendo a los reyes del noise, aunque sea desenchufados y reducidos a la cuarta parte?. “Demolished Thoughts” está construido a base de guitarra acústica y sección de cuerda. La combinación es gloriosa. Y de ella nacen canciones directas al cielo, como “Iluminine”, “Circulation”, “Blood Never Lies”, “Mina Loy” o “January”. Quizá no todo está perdido.
WIRE. Red Barked Tree.
Colin Newman y Graham Lewis saben más por viejos que por diablos. Tras 25 años de música (obviemos la sequía de los 90) y una docena de grabaciones, la mayor parte del territorio está explorada. Es por ello por lo que su último trabajo muestra un bouquet tan especial. Dos joyas para enmarcar (“Please Take” y “Red Barked Tree”) abren y cierran respectivamente un disco sofisticado, moderno y tentacular, directo y sin rodeos. Se muestran melódicos en esa pegajosa “Please Take”, “Adapt” y “Clay”, muy cercanos y discotequeros en “Bad Worn Thing”, pero no pierden su vena punk (“Now Was” y “A Flat Tent”) ni sus instintos pirómanos (“Two Minutes”, “Moreover”). Gasolina y muselina juntas otra vez.
YELLOWBIRDS. The Color.
Tras el pseudónimo Yellowbirds se esconde un tipo llamado Sam Cohen que nada tiene que ver con Leonard. Y detrás de una portada tan extravagante descansa su primer álbum como tal, tras el proyecto Apollo Sunshine y otros trabajos mercenarios. “The Color” es un compendio de folk, psicodelia, soul y musical americano donde los ecos de Frank Sinatra se mezclan con los de The Byrds en el aire sin apenas molestarse. La producción se inspira en preceptos spectorianos, con capas y capas de sonido que se acumulan a veces sin dejar respiro. Es quizá su mayor defecto: canciones bonitas pero excesivamente acolchadas, recargadas hasta una rimbombancia sin mesura. Y es una pena, porque despojado de polvo y paja podría hacerle sombra al mismísimo Cass McCombs.
Continuará….