21 noviembre 2011

REPORTAJES

R.E.M.: EL FINAL INSOSPECHADO

Despedida con honores.

La noticia de la separación de R.E.M. ha sido uno de los tragos musicales más amargos de los últimos meses, junto a las dudas sobre la continuidad de Sonic Youth. Si las bandas serias y honestas hacen las maletas, el mundo se queda cojo. Ahora sí que hay crisis, mire usted. Que un grupo como R.E.M. anuncie su retirada duele. Y precisamente en un momento fulgurante, justo después de publicar sus dos mejores discos en años: “Accelerate” (2008) y “Collapse Into Now” (2011). Aunque como decían los compañeros de Hipersónica, quizá sea mejor dejar un bonito cadáver.

Los de Athens no solo son un capricho personal, sino un activo seguro para la escena musical desde hace 30 años, un santo y seña para viejos y aprendices, un ejemplo de profesionalidad, compromiso, constancia y buenas formas. Sus razones tienen y son más que respetables, ya se trate de ampliar horizontes o ganarse un respiro merecido. Al menos hay que agradecer que el sueño haya sido tan prolífico y duradero. R.E.M. nos dejan un legado envidiable, una colección de mitos vivos, un puñado de recuerdos imborrables en forma de canciones y discos que acompañaron toda una media-vida, en sus mejores y peores momentos. Ni pop-rock, ni folk-rock, ni punk-rock, ni siquiera rock a secas: Michael Stipe, Peter Buck y Mike Mills (y Bill Berry hasta el 97) han sido siempre inclasificables, solo definibles como músicos pluscuamperfectos. Esos recuerdos se recomponen por inercia nuevamente, animando a echar la vista atrás y repasar lo más granado de su triunfante carrera. Y así quedan rescatados cinco álbumes para enmarcar:

MURMUR” (1983): En 1980 cuatro universitarios de Athens (Georgia, EE.UU.) deciden emprender aventura y tres años más tarde debutan en serio con un largo alucinante. Un disco de una solidez exquisita, abanderado por una “Radio Free Europe” que se convertiría en faro guía del nuevo rock alternativo americano. En “Murmur” la banda expone sus esquemas al desnudo, muestra sus cartas boca arriba: este es nuestro sonido y nadie logrará parecerse a nosotros. En efecto. “Talk About The Passion” y “Perfect Circle” se cuentan ya como grandes clásicos de una discografía sin mácula. Pero este álbum también recoge otras joyas ocultas como “Pilgrimage”, “Catapult”, “9-9” o “We Walk”.

GREEN” (1988): Tras varios trabajos algo difusos, R.E.M. centran el tiro en este espectacular “Green”, dando el pistoletazo de salida a su periplo más glorioso y de más impacto comercial. Este es un disco pleno, contundente, sin ningún minuto de desecho. Canciones como “Pop Song 89”, “Orange Crush” o “Turn You Inside-Out” se muestran recias e incontestables, mientras que “You Are The Everything”, “The Wrong Child” o “Hairshirt” enamoran con sus dulces ukeleles. Ni sobra ni falta de nada; quizá solo se eche de menos un buen título para el tema que le da cierre magistral.

OUT OF TIME” (1991): El gran boom comercial se produce con este disco, y “Losing My Religion” se eleva al altar como cordero de Dios. Sin embargo, no es un disco de una pieza; más bien un muestrario que intercala canciones sublimes y experimentos ligeros. El esplendor luminoso de “Near Wild Heaven”, “Shiny Happy People” o “Me In Honey” contrasta con la oscuridad de “Low” o “Country Feedback”. Por su parte, las magníficas “Radio Song” y “Texarcana” muestran las dos puntas del abanico de sonidos abarcable por una banda ya férreamente consolidada.

AUTOMATIC FOR THE PEOPLE” (1992): Tras el ingente éxito de su antecesor, el reto era enorme. Y sin embargo, Stipe y los suyos no se arredran y alumbran otro disco dignísimo, lleno de bellas canciones, algo más sereno y sombrío, y mucho más adornado. De hecho, se atreven a poner pequeños arreglos de orquesta, nada ostentosos, en canciones como “Drive”, “Everybody Hurts” o “The Sidewinder Sleeps Tonite”. La general palidez del álbum lo hace quizá el más difícil hasta la fecha, con las excepciones que representan una nostálgica “Man on the Moon” convertida en todo un himno, o ese bombazo febril llamado “Ignoreland”.

MONSTER” (1994): Y después de la calma, llega la tormenta. Este álbum supone un salto al vacío, variando radicalmente la tendencia. El resultado es un ruidoso monstruito con guiños a la memoria de los caídos (Kurt Cobain, River Phoenix...). Muestra a unos R.E.M. explosivos, contundentes y aventureros, aliados con el reverb y la electricidad. “What´s the Frequency, Kenneth” fue el tema estrella, pero hay otros que se distinguen por su fogosidad plutónica, como “Crush With Eyeliner”, “Star 69” o “Circus Envy”. Entre tanto masma también hay sitio para las melodías, “I Don´t Sleep, I Dream” o “Strange Currencies” lo atestiguan. Una patada rabiosa, un disco brutal e injustamente maltratado por sectores críticos radicales.

Esta es parte de la historia de una gran banda. De esas que ya no existen. De las que ya no se llevan. Sin embargo ellos siempre estuvieron de moda, siempre fueron bienqueridos. El mismo cuento de tantas ocasiones: ahora se anuncia un recopilatorio de despedida de todo punto innecesario. El libro maestro de R.E.M. ya está escrito, mil veces leído y hasta subrayado. Adiós es un hasta luego. Porque estas canciones seguirán en la cabeza por muchos años más: la otra media-vida que nos queda.



1 comentario:

Fede Sánchez dijo...

Échale un vistazo a esto, creo que te puede gustar si no lo conoces:

http://mosesluster.bandcamp.com/album/im-the-lion