DESCUBRIENDO A...
Corren tiempos extraños. Tiempos de asueto necesario, merecido y espontáneo. Las cortinas estaban cerradas pero la música seguía sonando dentro. Muy dosificada, bien seleccionada. Stop al ritmo que marca este mundo. Stop, stop. Entre cuestiones y rebeliones aparece un sujeto llamado Luke Temple, nacido en Manchester, pero el de Massachussets. Vuelta a la luz, renovada conexión aire-pulmones. A la vista de su primer y tercer disco como solista, podría ser otro nombre más que añadir a la caterva de veneradísimos, los Ward, Jurado, Ritter, González, Perkins, etcétera. Pero no hay que caer en el engaño: las propiedades de este tipo se expanden más allá de los confines del folk. Versátil hasta las trancas, con licencia para montar la gorda a golpe vodevilesco, experimentar texturas o sellar con cloroformo las grietas de cada pared. Y con una voz adaptable a cada estilo, volteada sutilmente para parecer un cantante de country con botas de espuelas, un vocalista soul con solapas de terciopelo o un castrati con pololos y babuchas.
“Hold A Match for A Gasoline World” (2005) y el reciente “Don´t Act Like You Don´t Care” (2011) son sus dos títulos más cercanos a la música de raíz: folk, country, jazz y arrebatos de big band. Entre ambos se cuela el exótico, bizarro y radicalmente opuesto “Snowbeast” (2007), plagado de riesgo, barroquismo y lírica. Aparte de sus álbumes en solitario, Temple apadrina un proyecto colectivo para desarrollar con más fuerza su inclinación más moderna, experimental y a ratos bailable: Here We Go Magic es un poco de Grandaddy, un poco de The Flaming Lips y un poco de The Beach Boys. Las canciones del nada desdeñable “Pigeons” (2011) se mueven entre estos nombres sin perder de vista la psicodelia y el pop de los 80. Nada que ver con el sugerente aroma clásico de “Someone, Somewhere”, “More Than Muscle”, “Get Deep, Get Close”, “Ophelia” o “In The Open”, temas superlativos que agarran con extrema facilidad, como un chicle que nunca pierde su sabor.
“Hold A Match for A Gasoline World” (2005) y el reciente “Don´t Act Like You Don´t Care” (2011) son sus dos títulos más cercanos a la música de raíz: folk, country, jazz y arrebatos de big band. Entre ambos se cuela el exótico, bizarro y radicalmente opuesto “Snowbeast” (2007), plagado de riesgo, barroquismo y lírica. Aparte de sus álbumes en solitario, Temple apadrina un proyecto colectivo para desarrollar con más fuerza su inclinación más moderna, experimental y a ratos bailable: Here We Go Magic es un poco de Grandaddy, un poco de The Flaming Lips y un poco de The Beach Boys. Las canciones del nada desdeñable “Pigeons” (2011) se mueven entre estos nombres sin perder de vista la psicodelia y el pop de los 80. Nada que ver con el sugerente aroma clásico de “Someone, Somewhere”, “More Than Muscle”, “Get Deep, Get Close”, “Ophelia” o “In The Open”, temas superlativos que agarran con extrema facilidad, como un chicle que nunca pierde su sabor.
6 comentarios:
Me alegro de ver que sigues ahí.
Sí, he vuelto. Espero que para quedarme. Saludos, Juanra.
Espero que vuelva usted con renovadas fuerzas y una buena maleta.
Castos besos Mary.
Encantado de leer de nuevo tus opiniones Mary. Brindo por ti y por que no pierdas la inercia. Saludos...
Parece que la inspiración y las ganas de buena música vuelven.Gracias a todos, amigos. Vuestros comentarios me animan todavía más!
so nice pictures. thanks for sharing. keep post and give nice information.
thanks again.
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