05 enero 2011

REPORTAJES

2010: DESPEDIDA Y CIERRE.

Recapitulando los discos del año (parte 2).

Y aquí está la segunda parte de los discos que en 2010 pasaron por nuestras orejas. Alguno se queda en el aire, pero el tiempo y las ganas no dan para más. Se recuerda: esto no es una lista con lo mejor del año, de esas que han aflorado en las últimas semanas como setas tras un día lluvioso. Solo es una forma de concentración y archivo. La oportunidad de revisar la música atrapada en los últimos doce meses. Simplemente eso.

BAND OF HORSES. Infinite Arms.
Vuelta a las andadas. Como ya hicieran con “Everything All The Time” (2006) y “Cease To Begin” (2007), la banda de Seattle realiza otra brillante maniobra en su manejo del prisma de los tiempos. Otro disco de inspiración setentera pero perfectamente encuadrado en el presente. Generoso en canciones nuevas pero familiares, sencillas pero intensas, concretas pero evocadoras, todas ellas bien conducidas por la calurosa voz de Bren Bridwell. Agrada su parte más íntima y bucólica (“Factory”, “Infinite Arms”, “Evening Kitchen”), pero también la más indie y suntuosa (“Laredo”, “Dilly”, “Nortwest Apartment”). Un disco que no pasará a la historia ni copará ninguna lista, pero al que merece la pena dedicar una escucha más.

BROKEN SOCIAL SCENE. Forgiveness Rock Record.
Tras largo tiempo enfrascados en proyectos personales de diferente atractivo, Kevin Drew, Brendan Canning y compañía se reunían de nuevo para traernos este “Forgiveness Rock Record” (2010). No nos engañemos: solo es un disco de rock en momentos puntuales. Otra demostración de estilismo sónico, atmósferas sobrecargadas, batiburrillo de instrumentos y mezcolanza de géneros. Comienza fuerte (“World Sick”, “Texico Bitches” o “Forced to Love” son tremendas) para sumirse en una depresión profunda, con salvedades como la deliciosamente triste “Sweetest Kill”, el hercúleo instrumental “Meet Me In The Basement” o la rockerísima “Water in Hell”.

DR. DOG. Shame, Shame.
A Dr. Dog los conocimos de boca de Jeff Tweedy: el líder de Wilco confesaba tenerlos entre sus bandas favoritas. Y escuchando su música la cosa cuadra: notables similitudes con Wilco en su vertiente más country, evidente en cortes como “Station”, “Someday” o “Jackie Wants a Black Eye”. Y no son precisamente estos los mejores temas del disco; el honor se lo llevan “Shadow People”, “Unbearable Why” o “Shame, Shame”. Álbum lúcido y divertido en su conjunto, atestado de momentos risueños y saltarines. Los de Philadelphia no son solo un nombre más dentro de la retahíla de nuevos grupos con sonido americano. Pueden abrazar otras formas (blues, easy listening, pop), transformándose en lo que quieran. Incluso en The Beach Boys.

EFTERKLANG. Magic Chairs.
Por curiosidad o por piedad, por el incesante cacareo mediático a su favor o quizá por su relación con Peter Broderick y su hermana Heather, dedicar atención a estos daneses se convertía en tarea obligada en 2010. Normal que ciertos sectores de opinión los enaltezcan con tanto ahínco, pues “Magic Chairs” (2010) se cuelga todas las etiquetas de moda: afro indie, nu folk, math rock y un poco de electro. Y aunque envolver el pastel con pianos y violines sea a priori una idea pelotuda, al final el tic modernista doblega la solemnidad de un frenesí clásico que solo está de paso. Un propósito arriesgado y puede que original, pero sin dirección. Demasiado de todo y mucho de nada.

GIANT SAND. Blurry Blue Mountain.
Howe Gelb es otro de esos tipos que hacen de la música su sustento cotidiano. Dos discos en un año: tras la mundanal colaboración con Raimundo Amador y su “band of gypsies” en “Alegría” (2010), llegaba este nuevo trabajo (¿y van..) de Giant Sand. Sin salirse de sus marcas, Gelb vuelve a refinar las líneas del blues, el jazz y el country and western. Y siempre fiel a ese sonido hueco e inconfundible, fabricado a base de contrabajo, escobillas y guitarras punteadas con la agilidad de un mago. Su excelencia alcanza momentos de película en “Monk´s Mountain”, “Ride The Rail”, “Better Man Than Me” o la explosiva “Thin Line Man”. Un disco enorme. Para escuchar tumbado en el sofá, con el sombrero de ala ancha sobre la cabeza.

JOHN GRANT. Queen of Denmark.
¿No es un crimen haber descubierto tan tarde lo bien que canta este tipo?. Que ya lo hacía de maravilla al frente de los pastorales The Czards. “Queen of Denmark” (2010), además de su estreno en solitario, es un salvoconducto vital, el testimonio de la liberación encontrada tras haberlas pasado canutas. Una muestra de pop gallardo y acrisolado, con pequeños flashes operísticos, rapsódicos y vodevilescos, grabado al amparo de sus amigos (¿y salvadores?) Midlake. Difícil resistirse a la cegadora luz que emana de “TC And Honeybear”, “Marz” o “Chicken Bones”. Por no hablar de la conmoción que supone la elegíaca “Queen of Denmark” al final del disco. Una noble forma de expulsar demonios.

LAURA MARLING. I Speak Because I Can.

La jovencísima Laura Marling, igual que su colega Johnny Flynn, pertenece a una nueva casta de músicos británicos: hornada de veinteañeros borrachos del sonido americano. Detrás de un título tan fulminante se esconde una colección de diez canciones valiosísimas, 100% pureza folk. Instrumentos acústicos de cuerda acompañan una voz femenina que convence al más pintado, con letras que merecen una profunda reflexión. La corpulencia de la inicial “Devil´s Spoke” se diluye a continuación en temas mucho más ligeros, aunque a “Rambling Man”, “Alpha Shallows” y “Darkness Descends” tampoco les falta enjundia. Como Joni Mitchell o Judy Collins en su día. O como Alela Diane o las hermanas Söderberg (First Aid Kit) en la actualidad.

MASSIVE ATTACK. Heligoland.
Qué duro e interminable ha sido el parto de este disco. Tras siete años de espera Robert del Naja y Daddy G presentan su nuevo álbum en medio de opiniones encontradas. “Heligoland” (2010) es un auténtico desfile de celebridades, pero totalmente aséptico. A las aportaciones habituales de Horace Andy y Martina Topley-Bird se unen las de Tunde Adebimpe (TV On The Radio), Hope Sandoval, Guy Garvey (Elbow) o Damon Albarn. Ni por esas. Solo “Pray for Rain” y “Girl I Love You” mantienen algo de la esencia e identidad de los Massive Attack que nos conquistaron años ha. Aunque la era del trip hop pasó, era difícil pero no imposible: Portishead lo consiguieron.

PETER BRODERICK. How They Are.
La primera toma de contacto con el prolífico y virtuoso Peter Broderick no ha podido ser más anecdótica a la par que espeluznante. Disco de tránsito y grabación casera, “How They Are” (2010) no necesita más de siete movimientos para convencer. Conjugando sus facetas popular y académica con incuestionable acierto, Broderick regala misterios a capella (“Sideline”), pasajes de folk intimista (“Guilt´s Tune”, “Hello to Nils”) y solos pianísticos que ponen la carne de gallina (“Human Eyeballs on Toast”, “When I´m Gone”, “Pulling The Rain”). Si Nick Drake levantara la cabeza, lo adoptaría. Pequeña gran obra. Pequeño gran músico.

PHOSPHORESCENT. Here´s To Taking It Easy.
Y aquí tenemos a otro músico fascinado por lo añejo. Bajo el influjo de Gram Parsons o The Band, Matthew Houck ha alumbrado un inmaculado tratado de country rock contemporáneo. Un disco con sabor a campos de maíz, a brisa sureña y camisas de franela, que disipa cualquier duda genérica en su contundente obertura, “It´s Hard To Be Humble (When You´re From Alabama)”. Canciones que, sin excentricidad ni heroicidad impostadas, exhortan una pureza y sencillez en hora bajas. Como ejemplos notables, “Nothing Was Stolen (Love Me Foolishly)” y “I Don´t Care If There´s Cursing” merecen un monumento en el corazón de Nashville, con permiso del hipnótico y embriagador mantra de “Hej, Me I´m Light”. Superior.

SUFJAN STEVENS. The Age of Adz.
La cosa ha quedado clara: Sufjan es un artista sin reglas. Sus intenciones faraónicas de levantar la gran pirámide devienen en un disco de resultado incómodo, un malhadado roce con los Radiohead de “Kid A”, el Beck de “Odelay” o las pintorescas nanas de Owen Pallett. Y es que puede que lo de cortar y pegar, loopear y samplear no sea lo suyo. Con sus anteriores entregas quedó claro que lo suyo es el folk, aunque ahora se empeñe en emponzoñarlo con experimentos visionarios. En un río tan revuelto es difícil pescar: solo hay género fresco en “Futile Devices” y “Vesuvius”. El resto es un reto solo apto para muy aventureros.

THE BESNARD LAKES. The Besnard Lakes Are The Roaring Night.
La espectacularidad con que comienza este disco (las dos partes de “Like The Ocean, Like The Innocence”) alimenta el sueño de la gran obra progresiva de este siglo, siguiendo la estela venerable de Yes o Pink Floyd. Pero la ilusión decae a la mitad de “Chicago Train” y se esfuma definitivamente en “Albatross”. Un quiero y no puedo, pese a la elaborada producción y la originalidad vocal de Jace Lasek y Olga Goreas. Mucho mejor aquel “The Besnard Lakes Are The Dark House” (2007), menos bombástico pero más audible. Aún así, han conseguido hilvanar un hito, posiblemente la canción del año: “And This Is What We Call Progress” es abrasiva, aplastante y adictiva hasta decir basta.

THE FALL. Your Future Our Clutter.
Es evidente que a estas alturas The Fall ya tienen poco que ofrecer. Y sin embargo, Mark E. Smith se resiste a arrojar la toalla. Hace bien. Porque aunque sus discos (contados por decenas) contengan repeticiones de actos ya vividos, siempre está esa canción que arranca los motores, conecta los circuitos y pone la materia en órbita. “O.F.Y.C. Showcase”, “Mexico Wax Solvent”, “Hot Cake” o “Chino” parecen concebidas para resucitar a los muertos; son el núcleo duro de un álbum modesto dentro de su potestad, pero lleno de energía punkarra y combativa. Algo muy necesario en estos jodidos tiempos de conformismo.

THE NATIONAL. High Violet.
Paso a paso, haciendo solo el ruido necesario, The National se han ganado un nombre en la escena del rock indie actual. “Alligator” (2005) y “The Boxer” (2007) ya apuntaban que lo suyo es acercar la oscuridad al oído de cualquiera. En su último trabajo consiguen consolidar su personal muro de sonido, latente en temas como “Terrible Love” o “Little Faith”. La hierática voz de Matt Berninger aporta todavía más negrura a canciones con vocación de resucitar la new wave; “Anyone´s Ghost”, “Afraid of Everyone” o “Conversation 16” están a las puertas de conseguirlo. Y atención a los ritmos de batería que sostienen muchos de los cortes, especialmente rutilantes en “Lemonworld” y la mencionada “Afraid of Everyone”. Nada que objetar.

THE VASELINES. Sex With An X.
Que Eugene Kelly y Frances McKee están estupendos ya quedó claro en el Primavera Sound 2009. Solo les faltaba volver a la senda creativa y engordar ese legado, escaso pero efervescente, que los ha convertido en una banda de culto. Llegó el momento. Y qué momento tan ideal: su nuevo disco rebosa ironía, salud e inspiración. Rebosa letras traviesas sobre el amor, la religión, la vejez y los clichés sociales. Rebosa energía power pop y melodías guitarreras febriles. Rebosa estribillos contagiosos. “Ruined”, “The Devil´s Inside Me”, “Overweight But Over You”, “Poison Pen” o “Whitechapel” quedan a la altura de sus mejores éxitos, aquellos que encandilaron a Kurt Cobain. Que la rueda siga girando.

TWIN SHADOW. Forget.
Tras el alias Twin Shadow se esconde la figura de George Lewis Jr., un dominicano afincado en Brooklyn con la cabeza en los años ochenta. Su debú, producido por Chris Taylor (Grizzly Bear), es un sucinto y ejemplar homenaje al synth-pop, con canciones que, como “Tyrant Destroyer”, “Yellow Balloon” o “Slow”, embrujan y enganchan. Un disco que salva las fechas de caducidad con elegancia, haciéndole acreedor de comparaciones que sonrojarían a cualquiera. La sombra de David Bowie es alargadísima en la apetitosa “When We´re Dancing”, pero no la única: Depeche Mode, The Human League, David Byrne, Roxy Music o Ultravox también pululan por ahí. Una alegría para nostálgicos.

4 comentarios:

Dudupeich dijo...

Llevo unos cuantos días escuchando el disco de John Grant,todo un descubrimiento.
Genial selección de discos.

Rastreador dijo...

El "Your Future Our Clutter" de The Fall también es uno de mis discos favoritos del recién dejado atrás 2010. Me gusta ponérmelo con volumen generoso a modo de reacción, me pone las pilas. Su concierto en el Primavera para mí buenísimo, disfruté mucho.

Mary dijo...

A mí The Fall también me ponen las pilas que no veas. Y siempre que los he visto en directo, tremendos. Apuesta segura.

Fede Sánchez dijo...

Al señor John Grant lo pude ver en el Primavera Club, pero con esa moda (economía de medios más bien) de salir sin banda...la cosa queda bastante deslucida.
Se me han quedado algunos discos en el tintero como el Laura Marling (me da tanta pereza escuchar música británica), así que habrá que prestarle atención a tus siempre acertadas recomendaciones, aunque no estoy muy de acuerdo con lo de Efterklang, a mi se me gustó bastante el disco.