CONCIERTOS
CLEM SNIDE + WILL JOHNSON & ANIMIC. Madrid. Teatro Lara. 30-6-2010.
Will versus Eef.
Que Eef Barzelay y Will Johnson son dos de los mejores compositores americanos del momento es algo que nadie puede cuestionar a estas alturas. Esta era una ocasión única de verlos a los dos juntos, pero no revueltos, en una Madrid sumida en el caos transportista, y comparar. Comparar quién se lleva la palma en un hipotético campeonato de tablas, emoción y solvencia en directo. Pues bien, de ese round imaginario y a la vista de lo ocurrido en el Teatro Lara (por cierto, qué encantador lugar para abrigar la música en directo) ganaría por dos cabezas el de Texas. Will Johnson, vamos. Eterno comparsa (palabra sin sentido peyorativo) de herederos que deberían besarle los pies. Eterno telonero de artistas con mucho más glamour o mejor articulado promocional. Eterno colaborador, hombre de mundo, aprendiz con la sed todavía insatisfecha. Su última aventura le lleva a aliarse con los catalanes Anímic, banda poco o nada conocida hasta la fecha, deslumbrante en escena al lado del maestro. La conjunción fue de cine. El repertorio de escándalo, desgranando temas de uno y otros, pasando del folk a la americana, de las nanas infantiles al blues, del catalán al inglés, con una elasticidad de pasmo. Todo un placer comprobar que la piel de toro y los USA pueden aliarse en buen gusto. Y todo un placer descubrir que Will, ejemplo de modestia, recato y bien hacer, también sabe ejercitarse a todo trapo con las baquetas.
Lo de Eef Barzelay al frente de sus Clem Snide es otro estilo. En la crónica de su visita a Madrid en marzo, Victor Lenore escribía en RDL lo siguiente: “La gira de presentación de “The Meat of Life” (2010) será recordada como aquella donde el personaje se comió definitivamente los matices que el cantante despliega en sus grabaciones”. Exacto. Y si se añade el extra de que el pobre Eef (o no tan pobre, ay, los excesos) venía medio afónico, es flagrante la decepción de no poder saborear la limpieza de esas excelentes canciones que en el auricular ponen la carne de gallina. En el auricular, he dicho. En directo hay garra y ganas, quizá porque la banda (con los habituales Ben Martin y Brendan Fitzpatrick, y con un nuevo guitarrista que fue capaz de marcarse dos solos en los bises) funciona increíblemente bien. Pero, gargantas tocadas aparte, Eef Barzelay debería dedicarse a cantar como Eef Barzelay. No como Lou Reed o Bob Dylan. No como un hooligan en un partido del Manchester. Debería relajarse, y medir mejor las dosis de bromas y onomatopeyas. Por respeto a su brillante obra, más que nada. Y no es que fuera un mal concierto, pese a lo que muchos opinan por ahí. Captó, interesó, divirtió, y al final incluso fue disculpable que “Denise”, “The Girls Don´t Care”, “The Meat of Life” o “Something Beatiful” se balancearan sobre el filo de una navaja afilada por unas cuerdas vocales homicidas. Fue una pena que el nuevo disco (qué gran disco) tuviera tan poco protagonismo y que “The Hungry Bird” (2009) se ahogara en el olvido. Fue una pena que no tuviéramos el “End of Love” demandado por alguien entre el público (Eef se negó a tocarla, ofreciéndose a cambio a hacer limpieza en casa del solicitante). Como también fue una pena que no aparecieran “The Sound of German Hip Hop”, “Fill Me with Your Light” o “Long Lost Twin”. Pero ahora que lo pienso, lo mismo fue una puñetera suerte. Tal y como estaba el patio, mejor salvarlas de un destrozo inmisericorde. Me pica la curiosidad sobre lo que harán (hoy viernes 2) con el “Zuma” de Neil Young en el Faraday 2010. Me pica, y mucho.
www.clemsnide.com
www.centro-matic.com
www.myspace.com/animicblog
Will versus Eef.
Que Eef Barzelay y Will Johnson son dos de los mejores compositores americanos del momento es algo que nadie puede cuestionar a estas alturas. Esta era una ocasión única de verlos a los dos juntos, pero no revueltos, en una Madrid sumida en el caos transportista, y comparar. Comparar quién se lleva la palma en un hipotético campeonato de tablas, emoción y solvencia en directo. Pues bien, de ese round imaginario y a la vista de lo ocurrido en el Teatro Lara (por cierto, qué encantador lugar para abrigar la música en directo) ganaría por dos cabezas el de Texas. Will Johnson, vamos. Eterno comparsa (palabra sin sentido peyorativo) de herederos que deberían besarle los pies. Eterno telonero de artistas con mucho más glamour o mejor articulado promocional. Eterno colaborador, hombre de mundo, aprendiz con la sed todavía insatisfecha. Su última aventura le lleva a aliarse con los catalanes Anímic, banda poco o nada conocida hasta la fecha, deslumbrante en escena al lado del maestro. La conjunción fue de cine. El repertorio de escándalo, desgranando temas de uno y otros, pasando del folk a la americana, de las nanas infantiles al blues, del catalán al inglés, con una elasticidad de pasmo. Todo un placer comprobar que la piel de toro y los USA pueden aliarse en buen gusto. Y todo un placer descubrir que Will, ejemplo de modestia, recato y bien hacer, también sabe ejercitarse a todo trapo con las baquetas.
Lo de Eef Barzelay al frente de sus Clem Snide es otro estilo. En la crónica de su visita a Madrid en marzo, Victor Lenore escribía en RDL lo siguiente: “La gira de presentación de “The Meat of Life” (2010) será recordada como aquella donde el personaje se comió definitivamente los matices que el cantante despliega en sus grabaciones”. Exacto. Y si se añade el extra de que el pobre Eef (o no tan pobre, ay, los excesos) venía medio afónico, es flagrante la decepción de no poder saborear la limpieza de esas excelentes canciones que en el auricular ponen la carne de gallina. En el auricular, he dicho. En directo hay garra y ganas, quizá porque la banda (con los habituales Ben Martin y Brendan Fitzpatrick, y con un nuevo guitarrista que fue capaz de marcarse dos solos en los bises) funciona increíblemente bien. Pero, gargantas tocadas aparte, Eef Barzelay debería dedicarse a cantar como Eef Barzelay. No como Lou Reed o Bob Dylan. No como un hooligan en un partido del Manchester. Debería relajarse, y medir mejor las dosis de bromas y onomatopeyas. Por respeto a su brillante obra, más que nada. Y no es que fuera un mal concierto, pese a lo que muchos opinan por ahí. Captó, interesó, divirtió, y al final incluso fue disculpable que “Denise”, “The Girls Don´t Care”, “The Meat of Life” o “Something Beatiful” se balancearan sobre el filo de una navaja afilada por unas cuerdas vocales homicidas. Fue una pena que el nuevo disco (qué gran disco) tuviera tan poco protagonismo y que “The Hungry Bird” (2009) se ahogara en el olvido. Fue una pena que no tuviéramos el “End of Love” demandado por alguien entre el público (Eef se negó a tocarla, ofreciéndose a cambio a hacer limpieza en casa del solicitante). Como también fue una pena que no aparecieran “The Sound of German Hip Hop”, “Fill Me with Your Light” o “Long Lost Twin”. Pero ahora que lo pienso, lo mismo fue una puñetera suerte. Tal y como estaba el patio, mejor salvarlas de un destrozo inmisericorde. Me pica la curiosidad sobre lo que harán (hoy viernes 2) con el “Zuma” de Neil Young en el Faraday 2010. Me pica, y mucho.
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