DISCOS
THE DODOS. Time to Die.
A la caza del animal.
Que The Dodos fueron una de las sensaciones de año pasado, está claro. Que son como los primos hermanos de Animal Collective, también es cierto. Que este “Time to Die” (2009) no supera a su antecesor, el aclamado “Visiter” (2008), es otra verdad como un piano. Vayamos por partes. Los discos de este dúo, ahora transformado en trío, son frescos y penetrantes, pero su verdadero carné de identidad es un directo vertiginoso y epatante, como demostraron en el pasado Primavera Club. Mucho tienen que ver con el colectivo de moda de Baltimore, en el concepto y las formas: melodías inmaculadas, ritmos imposibles, virajes inesperados y un punto de locura juvenil. Aunque The Dodos suenan mucho más nítidos y enfocados, permitiendo el discernimiento de cada instrumento (no utilizan demasiados) con clarividencia absoluta. A veces adolecen de una semejanza exagerada, con tufillo a copieteo: pongan en el reproductor “Two Medicines”, nueve de cada diez oyentes reconocerán erróneamente a Panda Bear y compañía. Si su anterior LP mostraba un abanico interminable de posibilidades, “Time to Die” prescinde de los sugerentes retales de dos minutos de aquel, yendo al grano de la canción bien construida y quizá demasiado indagada. Tras la frenética “This Is a Business” pierde fuelle como un sprinter en alta montaña, solo recuperado en los brotes finales de “A Time to Die”. Pese a todo, se cuentan momentos disfrutables (“Small Deaths” y “Fables” son una delicia) y se presta a la práctica de un deporte de alto riesgo: el de seguir las baquetas erráticas y revolucionarias de ese asombroso portento llamado Logan Kroeber.
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