NEIL YOUNG. Living with War.
La política de la verdad.
“Estoy viviendo con guerra en el corazón cada día”. Siempre ha habido voces gritando fuerte contra la opresión y el capricho del poder, y en los últimos tiempos esas voces se multiplican. Voces que llegan de los USA. Voces que no pueden callar una realidad camino de convertirse en tópico. ¿Por qué será?. Y todos están igualmente legitimados para la queja. Pero es innegable que hay voces que suenan más creíbles que otras. Quizá por la forma, o por el fondo. La voz de Neil Young es la voz del mensajero coherente, el que habla desde la experiencia de muchas amenazas, guerras, post-guerras, amnistías y condenas vividas. “Living with War” (2006): manifiesto pacifista.
Esa voz no está sola. En canciones como “After the Garden”, “Living with War” y “Let´s Impeach the President” se pertrecha entre coros que arropan y afirman el discurso. Un mensaje que transcurre entre la inaceptabilidad de las mentiras (“don´t need no more lies”) y el dolor de la consecuencia (“thousands of bodies in the ground brought home in boxes to a trumpet´s sound”). Una oda llena de resentimiento hacia acciones vergonzosas y personajes concretos (“let´s impeach the president for lying and misleading our country to the war”), pero también preñada de supremas esperanzas (“and when the night falls, I pray for peace”). Todo ejemplificado y resumido en una canción, “Lookin´for a Leader”: “AMERICA is beautiful but she has an ugly side”.
Aparte de preceptos y conceptos, cerrando los ojos al significado de las palabras o simulando no saber inglés, “Living with War” vuelve a mostrar la tradicional (y legendaria) faceta de un músico que es quien es y está donde está por méritos incuestionables. Guitarras puras, melodías de polvo y asfalto. Alguna trompeta. Sin aditivos ni colorantes. Canciones trazadas por los impulsos de un corazón que se resiste a relajar su ritmo. Himnos lapidarios que dan de comer a todos. A los que le rinden tributo en sus largas noches de insomnio. A los que estábamos cerca de su universo pero no dentro. Un episodio más en la saga de triunfos y conquistas de un grande entre grandes. La verdad como argumento. El rock como estandarte. A sus pies, abuelo.
La política de la verdad.
“Estoy viviendo con guerra en el corazón cada día”. Siempre ha habido voces gritando fuerte contra la opresión y el capricho del poder, y en los últimos tiempos esas voces se multiplican. Voces que llegan de los USA. Voces que no pueden callar una realidad camino de convertirse en tópico. ¿Por qué será?. Y todos están igualmente legitimados para la queja. Pero es innegable que hay voces que suenan más creíbles que otras. Quizá por la forma, o por el fondo. La voz de Neil Young es la voz del mensajero coherente, el que habla desde la experiencia de muchas amenazas, guerras, post-guerras, amnistías y condenas vividas. “Living with War” (2006): manifiesto pacifista.
Esa voz no está sola. En canciones como “After the Garden”, “Living with War” y “Let´s Impeach the President” se pertrecha entre coros que arropan y afirman el discurso. Un mensaje que transcurre entre la inaceptabilidad de las mentiras (“don´t need no more lies”) y el dolor de la consecuencia (“thousands of bodies in the ground brought home in boxes to a trumpet´s sound”). Una oda llena de resentimiento hacia acciones vergonzosas y personajes concretos (“let´s impeach the president for lying and misleading our country to the war”), pero también preñada de supremas esperanzas (“and when the night falls, I pray for peace”). Todo ejemplificado y resumido en una canción, “Lookin´for a Leader”: “AMERICA is beautiful but she has an ugly side”.
Aparte de preceptos y conceptos, cerrando los ojos al significado de las palabras o simulando no saber inglés, “Living with War” vuelve a mostrar la tradicional (y legendaria) faceta de un músico que es quien es y está donde está por méritos incuestionables. Guitarras puras, melodías de polvo y asfalto. Alguna trompeta. Sin aditivos ni colorantes. Canciones trazadas por los impulsos de un corazón que se resiste a relajar su ritmo. Himnos lapidarios que dan de comer a todos. A los que le rinden tributo en sus largas noches de insomnio. A los que estábamos cerca de su universo pero no dentro. Un episodio más en la saga de triunfos y conquistas de un grande entre grandes. La verdad como argumento. El rock como estandarte. A sus pies, abuelo.
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