BROKEN SOCIAL SCENE. Broken Social Scene.
Uno para todos, todos para uno.
En un entorno musical paradójico en que los grupos nuevos afloran a la misma velocidad que las ideas se estancan, aún hay gente capaz de hacer girar el planeta. El colectivo de Toronto se sitúa, junto a bandas como The Arcade Fire, Animal Collective, British Sea Power o The Polyphonic Spree, a la cabeza de aquellos que ven el bosque en lugar de árboles. Heterodoxas procedencias, heterodoxos enfoques. “Broken Social Scene” (2005) logra el dificilísimo reto de superar a “You Forgot It in the People” (2002), dando otra vuelta de tuerca a la proliferación de instrumentos, efectos y voces. Cercano a la psicodelia fluorescente de los primeros Mercury Rev, a la distorsión casera de Pavement, a la melodía espesa de Yo la Tengo, a las tupidas guitarras de Slowdive y al muro sónico de Phil Spector. Un disco que incluso se atreve, en su segunda mitad, a realizar incursiones suicidas en la electrónica y el R&B, sin perder con ello un ápice de coherencia y expresividad. Una excursión por sendas recargadas y revueltas, lleno de vaivenes, colores y sorpresas. Y todo ello impregnado de un aroma a años setenta que invita a inspirar hasta que los pulmones revienten. “Major Label Debut”, “Ibi Dreams of Pavement”, “7/4 (Shoreline)”, “Fire Eyed Boy”, “Windsurfing Nation” y “Superconnected” deberían ser obligatorias por imposición de ley. Seguro que ésta la cumpliría todo el mundo. Y de buen grado.
Uno para todos, todos para uno.
En un entorno musical paradójico en que los grupos nuevos afloran a la misma velocidad que las ideas se estancan, aún hay gente capaz de hacer girar el planeta. El colectivo de Toronto se sitúa, junto a bandas como The Arcade Fire, Animal Collective, British Sea Power o The Polyphonic Spree, a la cabeza de aquellos que ven el bosque en lugar de árboles. Heterodoxas procedencias, heterodoxos enfoques. “Broken Social Scene” (2005) logra el dificilísimo reto de superar a “You Forgot It in the People” (2002), dando otra vuelta de tuerca a la proliferación de instrumentos, efectos y voces. Cercano a la psicodelia fluorescente de los primeros Mercury Rev, a la distorsión casera de Pavement, a la melodía espesa de Yo la Tengo, a las tupidas guitarras de Slowdive y al muro sónico de Phil Spector. Un disco que incluso se atreve, en su segunda mitad, a realizar incursiones suicidas en la electrónica y el R&B, sin perder con ello un ápice de coherencia y expresividad. Una excursión por sendas recargadas y revueltas, lleno de vaivenes, colores y sorpresas. Y todo ello impregnado de un aroma a años setenta que invita a inspirar hasta que los pulmones revienten. “Major Label Debut”, “Ibi Dreams of Pavement”, “7/4 (Shoreline)”, “Fire Eyed Boy”, “Windsurfing Nation” y “Superconnected” deberían ser obligatorias por imposición de ley. Seguro que ésta la cumpliría todo el mundo. Y de buen grado.
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