WILCO. Madrid. Auditorio Parque Tierno Galván. 27
junio.
El tiempo vuela. Ocho años hace ya desde la última vez que nos encontramos con Wilco. En aquella ocasión decíamos que era necesario que siguieran, que de ellos solo se puede aprender. En efecto, han seguido. Y en todos estos años han enseñado que se pueden hacer mil cosas diferentes, dejando que la inquietud y la creatividad vuelen en distintas direcciones. Su concierto en Madrid no fue más que una retrospectiva de sus treinta años de carrera, teniendo cabida buena parte de sus trabajos. Solo “Wilco (The Album)” (2009) y “Star Wars” (2015) quedaron fuera. “Summerteeth” (99) estaba dentro, pero “A Shot In The Arm” no llegó a sonar por razones desconocidas, pese a estar impresa en el setlist. El ganador de la noche fue “Sky Blue Sky” (2007) con cinco temas (“You Are My Face”, “Either Way”, “Impossible Germany”, “Hate It Here” y “Walken”). Sus obras cénit a mi juicio (“Yankee Hotel Foxtrot” del 2001 y “A Ghost Is Born” del 2004) tuvieron una modesta pero brillante presencia, con las emotivas “Handshake Drugs”, “I Am Trying to Break Your Heart”, “Pot Kettle Black” y “Jesus, Etc”. De las más recientes publicaciones solo aparecieron “Evicted” y “Annihilation”. Y fue curioso el comentario de Tweedy presto a tocar esta última después de finiquitar “Box Full of Letter”, incidiendo en los años que han pasado entre una y otra canción. Lo viejo y lo nuevo no se diferencian tanto y la erosión del tiempo no está tan clara.
Lo que engancha de esta banda, aparte de ese puñado de canciones inolvidables que crearon y siguen creando, es su funcionamiento en vivo, como un todo bien engrasado e irrefutable. Y conforme pasan los años, su nivel de excelencia sigue asombrando, sin que se atisbe en ellos un mínimo de aburrimiento o desgaste. Ahí sigue Glen Kotche dándole duro a las baquetas con su estilo irrepetible. Ahí está John Stirrat, marcando los ritmos con su clásica gracia y efectividad. Ahí está Pat Sansone cubriendo todos los huecos huérfanos con su voz, sus teclas o sus cuerdas. Ahí está Mikael Jorgensen, que se atreve a tocar el piano incluso con los pies. Ahí está Nels Cline, el guitar hero magnífico y sin rival. Y bueno, ahí está Jeff, que en Madrid parece sentirse como en casa, feliz de poder seguir haciendo lo que le encanta.
Nuestros gustos y nuestra piel van cambiando. Ahora lo que más nos llena de Wilco no son los episodios de folk, folclore o country-rock, sino sus progresiones y derroches más experimentales. Por eso “Bird Without a Tail/Base of My Skull”, con sus más de diez minutos de desarrollo, fue uno de los momentos favoritos del show. También lo fueron la inquietante “Quiet Amplifier” y “Spiders (Kidsmoke)”, una demanda siempre concedida en España, pues no hay nadie que la sepa corear mejor que los españoles. Y por supuesto, “Impossible Germany”, canción hecha a medida de Cline, en la que lució como siempre agotando todos sus recursos de excelso guitarrista, haciéndole acreedor de una ovación inmensa.
Si volvimos a arrojarnos
a sus brazos es porque sabemos que nunca decepcionan. Porque nos gustan esas bandas
estables y persistentes, bandas que ya son como parte de la historia de nuestra
vida, como amigos o hermanos musicales con los que siempre es bonito coincidir.
Y cada coincidencia es un auténtico placer.

No hay comentarios:
Publicar un comentario