28 diciembre 2018

DISCOS

 La música que sonó en 2018 (2ª parte)

ANNA CALVI “Hunter”
Anna Calvi está aquí para quedarse, para marcar tendencia, para asumir el mando. Su personalidad y su fortaleza son ya dos certezas incuestionables. Con “Hunter” vuelve a demostrar que es una mujer con ideas fijas pero muy, muy claras. Y ser mujer en el mundo del rock no es fácil. Ella se ha ganado a pulso un ilustre respeto, que se ve ensanchado a la sazón mediante acentos bien puestos en sus más patentes cualidades. Soberbia como guitarrista, poderosísima vocalmente e inquietante en las palabras, sus dotes se vuelcan en este álbum, tan impetuoso a ratos como místico en ocasiones. Su vigor sísmico despunta en temas como “As A Man”, “Indies or Paradise” y “Chain”; su extraordinario poder lírico queda al desnudo en las sublimes “Swimming Pool” y “Eden”. Todo ello perfumado nuevamente por célebres y precisos aires new wave.

DAMIEN JURADO “The Horizon Just Laughed”
A algunos les gusta el Damien Jurado escueto e intimista. A otros, el que hizo sociedad con Richard Swift. Éste nos dejó hace unos meses, pero ya se había ido un poco antes. Aunque una ligera estela aún queda presente, porque Damien, ahora en plenas funciones productoras, aprendió de un gran maestro. Así que este álbum es un poco de esto y de aquello. Es austeridad, como la que desprenden “Over Rainbows and Rainier” y “Lou-Jean”; es exuberancia, la de “Marvin Kaplan” y “Florence-Jean”; es melancolía con sutiles arreglos de cuerda en “Allocate”, “Dear Thomas Wolfe” o “Percy Faith”. Es poesía, ingrávida y honesta, y también crónica de sociedad, de una sociedad de las artes donde las almas de actores, escritores, músicos o dibujantes se empecinan en robar un minúsculo instante más de vida. Es un álbum fino y deslumbrante. Es un álbum de Damien Jurado, y eso es garantía de calidad.

JACCO GARDNER “Somnium”
Cabinet of Curiosities” (2013) e “Hypnophobia” (2015) eran tan, tan terriblemente buenos que los ecos de la publicación de este nuevo disco sonaron a salva celestial. Pero he aquí la sorpresa: Jacco se ha quedado mudo. En lugar de su voz, ahora las melodías son dibujadas por guitarras y, sobre todo, por sintetizadores. Es decir, que tenemos un disco íntegramente instrumental, una opereta galáctica y psicodélica,  con pasajes de amigable lucidez, pero con algunos traspiés de bostezo incontrolable. Con títulos tan oníricos como “Volva”, “Levania”, “Utopos”, “Descent” o “Somnium”, el holandés consigue mantener el tipo y esparcir las más coloridas virutas de su imaginación. Sin embargo, echamos de menos esa voz que nos cantaba “Clear The Air”, “Puppets Dangling” o “Another You”. La echamos de menos y mucho.

JONATHAN WILSON “Rare Birds”
El señor Wilson (ilustre apellido, nada que ver con la prole surfera) está muy crecido; basta con echar un vistazo a la augusta portada de este disco. No nos engañemos, no es un disco de chill-out ni músicas del mundo, tampoco un disco de folk-rock en la línea de sus primeros trabajos. Más bien se trata de una autoafirmación faraónica, megaproducida y ostentosa hasta la médula. “Fanfare” (2013) ya susurraba hacia dónde irían los tiros. Encontramos momentos luminosos, como la rapsodia “Trafalgar Square”, la vibrante “There´s a Light” o la epopeya beatleliana “Miriam Montague”. Encontramos alguna balada de corte refinado, como “Sunset Bvrd”. Pero también encontramos peliagudos acoplamientos a la execrable radiofórmula, como “Over The Midnight” o “Loving You”. Creíamos que sería hippie toda la vida, pero no. Un potencial reflejo de su amigo Josh Tillman. 

ROLLING BLACKOUTS COASTAL FEVER “Hope Downs”
Tras los dos magníficos EPs “Talk Tight” (2016) y “The French Press” (2017), al fin ha visto la luz el primer largo de esta banda. Y aunque no aporte la frescura de las primeras entregas (inolvidables son “Wide Eyes”, “Wither With You”, “Sick Bug” o “Fountain of Good Fortune”) algo deben de tener para que su música active los circuitos y enganche de la manera que lo hace. Esa mezcla de surf, power pop y post-punk, esa retroacción hacia el sol californiano (o más bien australiano), esa catenaria de guitarras titilantes y vertiginosas que convierten temas como “Talking Straight” o “Mainland” en zarpazos directos a la yugular. Lo dicho, “Hope Downs” aporta pocas sorpresas pero cuenta con dignas canciones y el beneplácito de la crítica. Veremos hasta donde son capaces de llegar los vientos de augurio y promesa.

SPIRITUALIZED “And Nothing Hurt”
El hombre del espacio ha vuelto en toda su esencia, y así lo atestigua la portada de este disco. Ese J Spaceman que vuelve a vestirse de Neil Armstrong y a navegar por la Luna. Y nunca se sale de su órbita. Jamás. “And Nothing Hurt” vuelve a insistir en las invocaciones de tono soul y góspel, que abundan en número y se repiten en forma. Canciones como “A Perfect Miracle” (que ya conocíamos como avance), “I´m Your Man”, “Here It Comes (The Road) Let´s Go” o “The Prize” nos devuelven a estructuras y melodías infinitamente bregadas en el tiempo. Lo mismo que  Damaged”, prístina y mortal de intensidad, o “Let´s Dance”, con su aire de villancico tan adecuado para estas fechas. “On The Sunshine” y, sobre todo, la desmesurada “The Morning After” escarban un poco más en ese lado estrepitoso y psicotrópico, llevado hasta el extremo del delirio y la duración. Un disco que no defrauda, pero que no deja de ser la misma bendita redundancia, extendida hasta el infinito una y otra vez.

THE CORAL “Moving Through The Dawn”
La banda de los hermanos Skelly (y cía.) no falla. Fieles a sus añejos idearios y fetiches sonoros, cada álbum es otro pasito más en una carrera de una solidez envidiable. Aquí vuelven a dar en la diana de la melodía con inclinación de clásico inmediato (“Eyes Like Pearls”, “Reaching Out for a Friend”, “She´s a Runaway”, “Eyes of the Moon”), verifican su efectividad marcando músculo (“Sweet Release”, “Stormbreaker”) y se erigen nuevamente en mensajeros accidentales de The Byrds, Love o The Kinks. Circunstancias desafortunadas nos privaron de su directo el pasado noviembre en Madrid, pero los corresponsales nos confirman que estas canciones están hechas para brillar en vivo, con un lugar de honor reservado entre los pliegues de su magnífica discografía. Hace quince años pensábamos que serían otra moda retro pasajera, pero asombra hasta dónde han llegado. Y lo que les queda.

THE SHEEPDOGS “Changing Colors”
Cuando empiezas a escuchar este disco (“Nobody”, “I´ve Got a Hole Where My Heart Should Be”, “Saturday Night”) no puedes evitar rememorar a Lynyrd Skynyrd y a The Band. Cuando terminas de oirlo has añadido a la lista a Crosby, Stills & Nash, Allman Brothers Band, Cream, Buffalo Springfield, The Mamas & The Papas, Eagles o Gram Parsons. En resumen, la superbanda canadiense nos trae un lustroso y completísimo compendio de géneros utilitarios que oscila por los caminos del rock clásico con rotunda sobriedad, sin escatimar en fragmentos ni minutos (hoy en día un álbum con 17 cortes es pura fantasía). Desde los metaclásicos americanos del principio hasta la deliciosamente hogareña “Run Baby Run” hay un poco de todo: armonías vocales, sesiones de guitar hero, retales psicodélicos, efectivos enlaces instrumentales y un sinfín de giros que confluyen en un argumento irresistible para nostálgicos del pretérito perfecto.

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