28 febrero 2016

CONCIERTOS: ARIZONA BABY

Toledo. Círculo del Arte. 26-2-2016.


Pues sí, Javier Vielba tiene razón: ya no se estudia filosofía en los institutos, quizá porque es mejor que la gente no piense, porque es mucho más fácil gobernar máquinas que personas. Totalmente de acuerdo con eso. También de acuerdo con lo de que a veces cantar ayuda y con el acierto que supone fomentar un cercano feeling banda-público. Pero su excesivo y maniaco chamanismo a ratos carga. Y dicho esto, no hay más objeciones. Porque Arizona Baby se han consagrado como un valor seguro de nuestra música a base de remover en los mejores géneros de siempre. La teoría del menos es más (tres sujetos, tres instrumentos y chimpún) y el arte de modelar los sonidos clásicos como un pedazo de plastilina para crear una nueva figura que supera el examen del tiempo. Más cosas a su favor: a) punch para estribillos, puentes y desenlaces redondos, b) una convincente y enorme voz, c) altísima capacidad de improvisación, d) un guitarrista colosal y sublime que se llama Rubén Marrón. Así pues, cómo no van a entusiasmar en masa, a los frikis del vinilo, los coleccionistas de reliquias, los que sueñan con Nashville y Memphis, los descubridores de nuevos mundos, los abrazatendencias de última generación. Suenan a antiquísimo y flamante a la vez, campando a sus anchas por un escenario que muta de taberna jacarandosa a plataforma experimental con un solo chasquido de cuerda.
 
Me enamoré hace unos años de “Second To None” (2009), hasta el punto de meterlo en mi mochila de discos favoritos de todos los tiempos junto a los universales. Esta vez  pasaron por él de puntillas (solo “The Thruth”, “Dirge” y “Shiralee”), pero a cambio lanzaron un puñado de sus más recientes nickels (y no de madera precisamente), algunos con baños especiales de soul, psicodelia, boogie y un poco de zeppelin. Agarré con especial entusiasmo y ahínco “Owners of The World”, “Create Your Own God”, “Real Lies” y la babilónica “If I Could”, me las metí en el bolsillo y cerré bien la cremallera. Sensaciones inolvidables que jamás hay que perder.

Crear espectáculo no es tarea difícil (ya lo hacen nuestros políticos todos los días) pero crear un espectáculo como el de estos pucelanos en vivo ya es otra cosa. Cada nota, cada gesto y cada boom encaja sin la rígida sensación de haber trazado todo con escuadra y cartabón. Y el aura de Hank Williams o de John Fahey vuelan por la sala, saludándose con otros que se apuntan a la fiesta, como James Brown, Wilson Pickett o Arthur Brown, porque esta fiesta, señores, es de todos. De ellos, de nosotros, de los más grandes y de los que quedan por venir. Al final el barbudo chamán vuelve a tener razón: la música solo da alegrías.

25 febrero 2016

DESCUBRIENDO A... MYSTIC BRAVES


Quiénes son: cinco chicos afincados en Los Angeles con nombres realmente curiosos: Julian Ducatenzeiler (voz, guitarra), Tony Malacara (voz, bajo), Cameron Gartung (batería), Shane Stotsenberg (voz, guitarra) e Ignacio González (teclados, percusión).

Qué hacen: pop-rock psicodélico, sonido y estética 100% sixties.

Discografía: “Mystic Braves” (2013), “Desert Island” (2014), “Days of Yesteryear” (2015).

Curiosidad: han teloneado a The Zombies o versionado a The Chocolate Watchband. Elemental, querido Watson.

Grandes temas: “Bright Blue Day Haze”, “Coyote Blood”, “Born Without a Heart”, “In The Past”, “Earthshake”, “Mystic Rabbit”, “Misery Loves Company”, “Cloud Nine”, “No Trash”, “Now That You´re Gone”, “Spanish Rain”, “Born to Get to You”.

21 febrero 2016

CONCIERTOS: AUTOMATICS

Toledo. Círculo del Arte. 20-2-2016.


Cambio de planes. En este post debería estar el gran Dominique A, pero el inesperado aplazamiento de su gira española reventó un fin de semana de propósitos que se convirtieron en otros a toda velocidad y por casualidad. Circunstancias del destino que pueden llevarte de viaje al pasado gracias al más puro azar. 1999. Era nuestro primer FIB, aquellos tiempos en los que la máquina macrofestivalera era modestamente controlable, los grupos españoles se batían en los grandes escenarios con los foráneos por méritos propios y la gente iba a los conciertos a ver conciertos. En aquellos días Automatics ya llevaban una carrera de paso firme, y tras aquel espléndido concierto en el escenario Maravillas con los amplis al 11 como Spinal Tap (igual que anoche en la iglesia, por cierto), los adoptamos como los Jesus Mary patrios y “Space Rock Melodies” (97) y “Duty” (99) se convirtieron en cachitos de hierro y cromo quemados y rebobinados una y otra vez. Y por cierto, aquel día también vimos a Dominique A en otro escenario pero el mismo festival. ¿Es o no curioso esto del destino?

Así que había que seguir la estela del gusanillo del recuerdo, aquellos maravillosos años en los que descubríamos todo ese mundo que era la música, todo nos parecía bueno, todo nos parecía bien. Lamentablemente, los cándidos e influenciables jovencitos de entonces desaparecieron, pero hay cosas que no han cambiado: un puñado de ruido bajo control siempre es bienvenido. Ha llovido desde el 99 pero Automatics ayer me parecieron la misma banda envuelta en azul de aquella gloriosa noche, bien con excelentes temas nuevos como “Puppet Boy”, “Flying Around The World” o “Monsters”, bien refrescándonos la memoria con las eternas y adictivas “TV Preacher”, “Watch Over You” o “Swayfest”.

13 febrero 2016

RETROSPECTIVAS: THE DOORS "The Doors"

Joyas de los 60


Año de publicación: 1967

Sello: Elektra Records

Los discos presentación de muchas bandas han marcado un hito a lo largo de las décadas. The Doors asfaltaron su camino con este trascendental debú, un camino que más tarde serpenteó hacia diferentes destinos claramente esbozados en una declaración de intenciones inicial incontestable y revolucionaria. El rock psicodélico no se concibe sin este álbum, sin la mítica y abrumadora exhibición de Ray Manzarek en “Light My Fire” (versión extendida), sin los atrevidos versos de Morrison, los préstamos de William Blake (“End of The Night”), de Bertold Bretch y Kurt Weill (“Alabama Song”), de Willie Dixon (“Back Door Man”). La Historia del rock no puede entenderse sin episodios como “Break on Through”, “Light My Fire”, “The Crystal Ship” o “The End”. Ya sabemos dónde y cómo acabó el viaje, pero qué punto de partida tan monumental.

05 febrero 2016

DISCOS: TINDERSTICKS "The Waiting Room"


Publicación: Enero 2016

Sello: Lucky Dog/City Slang

Puede que el décimo álbum de Tindersticks no sea su mejor álbum. Puede que muchas de las cosas que contiene ya las hayas escuchado antes. Puede que haya recurrencias que, lejos de resultar agotadoras, siguen siendo agradecidas como el primer día. Puede que ya no haga falta inventar nada para mantener un estatus categóricamente intocable. Puede que en su próxima gira volvamos a besarles los pies como siervos subyugados.

The Waiting Room” viene acompañado por una colección de cortometrajes, tantos como temas contiene (habrá que verlos para completar el trabajo, desde luego) y musita nuevamente un ronroneo de innovación sutil acurrucada entre líneas, flagrante en el egregio poder funky de “Were We Once Lovers?” o la exclusividad jazz de “Help Yourself”. Dos temas que insinúan una revolución drástica que nunca termina de llegar. Ni falta que les hace.