16 junio 2011

RETROSPECTIVAS

J.J.CALE. Naturally.

Joyas de los setenta (8ª parte).

Cuantísimo tiempo sin mirar atrás. ¿Por qué?. No lo sé. Son rachas. Hay días en los que el presente te parece la cosa más fantástica del mundo y días en los que si no viajas al pasado mueres. Para ser justos, “Naturally” (72) lleva más de un mes en perspectiva. Otro Cale después del último Cale. Hace un par de días sonaba “Call Me The Breeze” en la tele, poniendo ritmo a un anuncio de no sé qué (lo siento, no presto atención a la publicidad). Curioso esto de la televisión. Algunos siquiera podrán imaginar que la cancioncita tiene ya más de cuarenta tacos. Creerán que han descubierto la pólvora gracias a la caja tonta, la imagen de marca y el cruel consumismo. Se sentirán como Hernán Cortés, colonizando tierras que de nuevas nada. En alguna parte leí una vez algo que nunca olvidaré: “Definición de música indie: la que sale en los anuncios de la tele”. Reconozco que me fastidia que una canción que me gusta se apunte al juego de la compraventa y la engañifa. Pero esto es lo que hay, y me aguanto.

Naturally” supone el álbum de debú de un artista dedicado muy a menudo a abonar la gloria de otros. De hecho, en este disco se concentra una sonora reivindicación de autoría: la de “After Midnight”, popularizada en sus orígenes por Eric Clapton, quizá una de las composiciones más sofisticadas y brillantes de J.J. Cale. Reivindicación sin un ápice de soberbia, que conste, pues el de Tulsa y Clapton siempre han sido buenos amigos y mejores colaboradores. Oh, Tulsa, esa ciudad prestada a las más variopintas leyendas, cuna de sonidos inconfundibles. Este álbum reproduce con inmejorable tino la esencia del “Tulsa sound”, ese mano a mano cálido y riguroso entre el blues, el jazz y el country. Ese sonido de andar por casa, hogareño y hasta un poco lo-fi. Un disco que hace honor a su nombre, exhibiendo una naturalidad casi milagrosa. Casi todas las canciones que lo componen mantienen inequívocas estructuras blues, avanzadas en revoluciones o adornadas para emparentarlo con palos tan diversos como psychobilly, swing, calipso o easy listening. Canciones de poco más de dos minutos que, sin mucha pretensión, lo dicen todo. Porque la música de Cale ha sido una de las más demandadas a préstamo de la historia y con razón. Sus canciones son dúctiles y maleables, adaptables al oído de cualquiera. He ahí la enorme cantidad de versiones de sus temas que pululan por las carreteras (principales y secundarias) de la miscelánea pop-rock. En este disco hay unas cuantas y ya hemos hablado del curioso caso de “After Mighnight”, a la que no solo Clapton echaba el guante, también Jerry Garcia. Pero hay más: Lynyrd Skynyrd se apropiaron de una “Call Me The Breeze” casi hecha a su medida; Kansas hicieron lo propio con la chispeante “Bringing It Back” y Waylon Jennings con el genuino aire sureño de “Clyde”. Funkadelic dieron una vuelta de tuerca a “Call The Doctor” y Johnny Rivers acunó el mojo de “Crazy Mama”. En tiempos más recientes, el intrépido Tom Barman (dEUS) se atrevía en la intimidad con “Magnolia” (también con “After Midnight”). Son solo algunos ejemplos. Recopilar todo el elenco de covers podría ser un pasatiempo interesante para estas vacaciones. O el tema principal de una tesis doctoral.

www.jjcale.com

1 comentario:

Juanjo Mestre dijo...

Si, este disco es una joya total. Realmente el legado de JJ Cale ha sido ampliamente expoliado y muchas veces poco reconocido. Un grande en la recámara. Saludos.