02 junio 2010

CONCIERTOS


PRIMAVERA SOUND 2010

Viernes: arte, glamour y terremoto.

La jornada del viernes comenzó bien pronto, en la larguísima cola de acceso al Auditori y rezando el rosario para poder ver a OWEN PALLETT (foto1). Las plegarias fueron atendidas, y hasta el bueno de Owen tuvo el detalle indirecto de esperar a que sentáramos el culo en la butaca, retrasando su aparición unos minutos. Mereció la pena. El Vivaldi moderno ofreció tal lección de oficio, de belleza y de control que desató ovaciones en pie, a las que hubo de responder con un bis. Este chico es un genio y probablemente no lo sabe. Lo dice a gritos su forma de construir pieza a pieza las canciones, de coserlas con mimo a pequeñas puntadas para luego desintegrarlas dejando polvo brillante en el aire. Lo hizo a la perfección con “Keep the Dog Quiet” y “Lewis Takes Off His Shirt”. Emocionó hasta lo imposible explotando las mil posibilidades de su violín, primero en su comienzo con “E Is for Estranger”, después con “This Is the Dream of Win & Regine” y “Many Lives -> 49 MP””. Y llenó el escenario como un monstruo (con un solo acompañante ocasional a la guitarra y percusiones), el monstruo sensible y virtuoso que es. Arte en estado puro. Como arte vino después, aunque en formato diferente. Hope Sandoval pasa por tener difícil carácter, así que lo de prohibir las fotos en su actuación tampoco pilló por sorpresa. De todas formas, no era el ambiente ideal para la instantánea. En absoluta penumbra, HOPE SANDOVAL & THE WARM INVENTIONS invitaron a dejar las manos quietas, a relajar el músculo y a volar. A volar por las autopistas aéreas de la perfección, del minimalismo pulcro, cuidado hasta el extremo. Canciones de honda delicadeza, cromadas por armónicas y vibráfonos y tapizadas por la voz susurrante y quebradiza de la diva, luciendo pose adivinada en medio de la oscuridad. “Blanchard”, “Thinking Like That” y “Suzanne” pusieron el corazón en la glotis. “For the Rest of Your Life” desató una tormenta virulenta entre tanta calma y distinción. De lujo.

Como lo de Low ya se antojaba misión imposible, había que buscar plan alternativo. Y el plan se llamó SCOUT NIBLETT (foto2), fallida una primera vez (Primavera Sound 2008), fallida una segunda vez (Primavera Club 2009), merecedora de una oportunidad definitiva. Gran elección. Tras la amargura visceral de sus temas (“we´re all gonna die, we don´t know when, we don´t know how”), tras la rabia de su guitarrazo y patada al suelo, tras el fuego cristalino de su voz, aparece una mujer todo sonrisas. Impactó a las seis cuerdas, pero desbordó con las baquetas. Y su compañero en escena (estupendo baterista, sí señor) contribuyó a dar vida al repertorio y a espolearla sin control. A continuación tocaba estrenar el remoto escenario Vice, dotado en esta ocasión de todos los servicios disponibles (gradas, comida, bebida, venta de tickets) en un ejercicio plausible de integración con el resto del festival. Allá finiquitaban su set Thee Oh Sees, de forma contundente, al más puro estilo de compañeros de cartel mucho más sonados, como Wire o The Fall. Tras ellos tocaba el turno de CONDO FUCKS (foto 3). Plato obligatorio, claro. Ya son como de la familia. Conociendo su ingenio y sentido del humor, la espectación era máxima. Algunos esperaban disfraces, otros gracietas del tipo “vamos a tocar una versión de Yo la Tengo”, pero no. Apresurados, con el mismo look de siempre, con dos guitarras y batería, se marcaron 45 minutos de versiones sin pausa ni parpadeo, y abandonaron haciendo mutis por el foro. Recorrieron todas las carreteras del rock garagero en una lección de aúpa, pero muy en el fondo supieron a poco.

Turno para WILCO (foto 4). Aunque haya cosas muy interesantes a la misma hora, la solvencia de Jeff Tweedy y los suyos atrae como un imán. Siempre es un placer volver a escuchar “I´m Trying to Break Your Heart” (sonó, aunque fatal), “A Shot in the Arm” (sonó), “Impossible Germany” (sonó), “Handshake Drugs” (sonó) o “War on War” (no sonó). Y siempre es un placer deleitarse con la rabia percutora de Glenn Kotche y los punteos imposibles de Nels Cline (el guitar hero absoluto del festival). El nivel llegó a la cumbre, como habitualmente, pese a los problemas técnicos en los primeros temas. No obstante, deberían evitar colar baladas a traición tras frenesíes del calibre de “Bull Black Nova”. Cada vez sorprenden menos, pero siguen siendo únicos e imbatibles. Y del presente en forma de rock de raigambre al recuerdo en forma de pop vodevilesco. O de Wilco a MARC ALMOND (foto 5). Es lo que tienen los festivales, viajes increíbles en el estilo y el tiempo. En un semidesierto escenario Ray Ban, el exlider de Soft Cell, leyenda indiscutible de la new wave, hizo lo que sabe: cantar creyéndose lo que hace, sin importarle que muy pocos crean ya en él. Comenzar con “Tears Run Rings” fue un detalle de quitarse el sombrero. El británico, sin perder un ápice de glamour pese a la edad, desgranó temas de todos los puntos de su carrera, acompañado por una solemne banda de músicos curtidos y curados. Sonaron clásicos (“Glorious” o “Brilliant Creatures”), temas nuevos de inminente publicación (“Nijinsky Heart” y “Variety”) y, por supuesto, la omnipresente “Tainted Love”. Poco eco para un show tan impecable.

¿Y dónde estaba todo el mundo?. Pues evidente: esperando a los PIXIES (foto 6). Ya van tres intentonas y perdura la misma sensación: imposible conseguir ver a esta gente en condiciones, saborearlos, disfrutar de esas canciones que, como las de Pavement, marcaron una época. Se arroja la toalla. Sin posibilidad de reacción ni dominio de la situación, la hambrienta marabunta engulle la voluntad de un bocado. ¿Qué está pasando en el escenario?. La atención queda diluida, hay que cuidar de los pies, las costillas y las gafas. Sí, ahí suenan “Bone Machine”, “Monkey Gone to Heaven”, “Hey”, “Debaser”, “Planet of Sound”… allá, a lo lejos, como un eco. El terremoto humano al fin ha conseguido que los cimientos de la ilusión Pixies se vengan abajo. Así que, en el momento de respiro de “Caribou” comienza la huida, lejos del caos, hacia el desierto, hacia el aire puro, al autobús de regreso a casa. Pixies: nunca mais.






2 comentarios:

Fede Sánchez dijo...

Yo si conseguí ver a Pixies en primera línea y te aseguro que mereció la media horita a pie quieto para pillar sitio.

Ruiseñor dijo...

Owen Pallett que estás en los cielos.... sí, este tío es un genio... y qué solito iba hacia el escenario ATP... y nadie lo reconocía... y nadie le decía nada... y nadie le daba besos... y nadie le hacía la ola...