RETROSPECTIVAS
Joyas de los sesenta (1ª parte).
Reinventarse o morir. Nace un nuevo formato: series de retrospectivas. La primera tiene que ver con los años 60, década evocadora donde las haya. Volcarse en ella de vez en cuando es un ritual obligatorio, amén de un placer indescriptible. El elegido para el estreno es Donovan, toda una figura del periplo, referente inmediato que, por razones diversas, nunca ha sido tratado con la deferencia debida. Al menos no con la devoción con que la historia trata a otros paisanos coetáneos (ejemplo: The Beatles y The Rolling Stones). Mucho le deben, sobre todo los primeros. Y no solo unas clases amistosas de punteo a la guitarra.
“Sunshine Superman” (66) alumbra la primera inflexión en la carrera de Donovan: del folk a la psicodelia. Juegos de palabras, mitología, historias caballerescas, referencias a las drogas; temática copiosa y muy pulida. Producción generosa pero no rimbombante; abundan tablas y sitares, violines, clavicordios, aunque el resultado es ligero como una pluma. Los mantras aparecen en “Three King Fishes”, “Ferris Wheel” y “The Fat Angel” (las peregrinaciones a la India, sin embargo, vendrían después). El folk sigue coleando, si bien adornado en “Legend of a Girl Child Linda”. El jazz se cuela en el remate de la grasienta “Bert´s Blues”, dedicada a su colega Bert Jansch, otra eminencia del folk británico. En “Guinevere” el escocés recrea a la perfección la melodía y los viejos instrumentos medievales, y en “The Trip” borda un blues de marca mayor. La preciosa “Celeste” cierra el álbum (ojo, edición americana), con las estrofas enmarcadas con gusto exquisito entre acordes (gran voz la de este tipo, suave, efervescente o agitada según se tercie), contagiando aquella mitificada y extinta sensación hippie de paz. Aunque lo mejor del álbum quizá sean los dos cortes que abrían sendas caras (sí, recordemos: los vinilos tenían haz y envés). “Sunshine Superman” inauguraba la primera, con su ritmo chispeante y pegadizo. Y “Season of the Witch” (hay versiones a espuertas, pero nada como escuchar la original), hacía lo propio con la segunda, no peor por llamarse B, digamos que hasta mejor.
Súper-cantante, excelente guitarrista y mejor poeta, no puede haber recopilación sesentera que se precie sin Donovan Phillips Leitch. Quizá por eso suele estar en todas. Y en esta también, faltaría plus.
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