18 abril 2012

DISCOS

THE PINES. Dark So Gold.

La canción del espantapájaros.

The Pines son un regalo de la tierra. De esa tierra que evocas cuando los escuchas, esos paisajes llenos de heno, de granjas espartanas, de espantapájaros que esperan cabizbajos otra solitaria puesta de sol. “Dark So Gold” (2012) es ya su cuarto álbum, y aunque para muchos todavía sean unos desconocidos, puede que este sea el momento de la verdad. Porque Benson Ramsey y David Huckfelt no tienen nada que envidiar a otros compañeros de género; a Lambchop, Richmond Fontaine, Dolorean, The Magnolia Electric Co. o Will Oldham en sus diferentes transfiguraciones, incluso a unos Calexico a los que casi llegan a empatar en las evanescentes texturas de sus pasajes instrumentales (qué delicia “Moonrise, Iowa”, “Grace Hill” y “Losing The Stars”). Este es un gran disco logrado desde la modestia. Su comienzo con la espectral “Cry, Cry, Crow” es ya anunciador, y escuchar las voces descoloridas de los dos protagonistas vuelve a convertirse en una experiencia casi mística. Son las voces perfectas para hablar de la desolación, para susurrar sobre la tristeza. Son las voces que necesitan canciones como “Rise Up and Be Lonely”, “Be There In Bells” o “Chimes” para convertirse en auténticos himnos del mejor country-rock o la americana de pedigrí, superando el escollo del aburrimiento, reflexivas y profundas, con un buen pedal steel si es necesario. De verdad que dan ganas de calarse un sombrero de paja en la cabeza, coger una botella de bourbon y sentarse en el porche a hablar con el pobre espantapájaros. Sí, ese que aparece en esa magnífica portada que anuncia a las mil maravillas todo lo que puedes encontrar dentro.

1 comentario:

jesus dijo...

Precioso , mil gracias por ponerme tras su pista , bonito de verdad .
Saludos,