28 julio 2011

DISCOS

EDDIE VEDDER. Ukulele Songs.

Eddie al desnudo.

Vaya con el dichoso ukelele, ese manejable retaco de cincuenta centímetros, cuatro cuerdas y exóticas credenciales. Ya era hora de dedicar un disco a este instrumento tan simpático. Con tal homenaje se atreve Eddie Vedder. ¿Quién más podría hacerlo?. Un valiente entre valientes, un hombre sin pudor a la hora de demostrar la desnudez más extrema. “Ukulele Songs” (2001) no tiene trampa ni cartón, es simple como el mecanismo de un chupete. Es pura economía e intimidad, dos escasos protagonistas (las cuerdas del instrumento y la versátil voz de Vedder) y algunos secundarios de lujo (el sutil chelo en “Longing To Belong” y los coros de Chan Marshall y Glenn Hansard). Remontando tópicos y usos comunes, las cuerdas de este pequeño amigo musical se confirman como algo poderoso, superando el límite del mero acompañamiento. ¿Acaso imaginábamos estos sonidos, esta fuerza, esta declaración de independencia?. Un vigor que se impone en la inicial “Can´t Keep” y ya no cesa, con un amplio espectro de tonos y matices.

Con un ukelele se pueden perpetrar varios trucos de magia, como lograr que canciones de corte rock se despojen de sus vestiduras (“Can´t Keep”, “You´re True” o “Light Today”) o acotar las dimensiones en las que se mueven el country y el soul (las cálidas versiones de clásicos como “Sleepless Nights”, “Tonight You Belong To Me”, “More Than You Know” y “Dream A Little Dream of Me”). Aunque lo más fácil acaba siendo cazar al vuelo las más hermosas melodías folk (ejemplos: “Sleeping By Myself”, “Goodbye” o “Satellite”), pues a fin de cuentas el ukelele es un instrumento para el folk: ese folk de sala de estar, de rincón improvisado, de hoguera nocturna. Sí, este es otro disco de folk. Es la voz de su autor solo ante el peligro, expuesta al abucheo y al silbido, al ninguneo o el bostezo. Es la arriesgada atmósfera que circunda al músico introspectivo, el que viaja sin más equipaje que sus verdades y sin más compañía que su instrumento, el que se sienta en una silla para abrir su pensamiento al que quiera leer entre líneas. No es un mundo nuevo para él: ya lo exploró (Sean Penn mediante) en aquel magnífico y cinematográfico “Into The Wild” (2007). Justo en el momento en que Pearl Jam cumplen 20 años, con antologías audiovisuales varias en proceso, su líder demuestra que es posible desmarcarse, reinventarse y liberarse. Y por cierto, bonita portada.

www.pearljam.com

16 julio 2011

DESCUBRIENDO A...

SAM AMIDON

Sigo revolviendo entre los discos pendientes de airear y me encuentro con “All Is Well” (2008) y “I See The Sign” (2010). Son dos gemas de un joven de Vermont que nos hace relamernos de gusto. Este tipo desenfadado y un poco loco ha bebido mucha música desde la cuna. Lo clásico y lo contemporáneo se dan la mano en una obra arcana, profunda y tan gélida como los paisajes donde fue ideada. Hablo de paisajes islandeses, esos que, cuando no están tiznados por las cenizas de volcanes rebeldes, irradian luz blanca. Porque el joven Amidon se apunta a la aventura de otros, como Ben Frost o Aaron Thomas, y se sumerge en las brumas nórdicas para crear un sonido que no puede negar su lugar de origen.

Las siluetas de Nick Drake, Paul Simon, Mark Kozelek o José González aparecen como fantasmas mientras suenan estas canciones. Unas canciones que piden a gritos la penumbra, la inactividad y la reflexión. Canciones que se mueven al ritmo de un péndulo que bascula a cámara lenta. Y hasta el mismo Woody Guthrie asoma la nariz para unirse a tan íntimo y riguroso ritual. En “All Is Well” (2007) el argumento es sólido y homogéneo. “I See The Sign” (2010) dirige ocasionalmente el periscopio hacia otros horizontes como la música étnica o el jazz. Una bendición para oídos saturados y exhaustos, parapetados contra polvo y paja.

www.samamidon.com

14 julio 2011

DESCUBRIENDO A...

O EMPEROR

El verano es mala época para casi todo. También para la inspiración. El calor abotarga las neuronas y las palabras se estancan. De ahí que ponerse a darle a la tecla suponga todo un esfuerzo y postear el resultado todo un triunfo. En estos días ralentizados de pereza descomunal la música pasa de razón de ser a mero entretenimiento ocasional. No es tiempo de ponerse a indagar, sino de sacar del almacén las cosas acumuladas y quitarles el precinto. Como “Hither Thither” (2010), primer y único disco de este quinteto irlandés al cual se llega por un caprichoso camino: la comparativa bondadosa con Grizzly Bear.

Hace falta tener las zarpas muy largas para alcanzar a los insuperables de Brooklyn. Las preciosas “Sedalia”, “Heisenberg” y “To The Sea” lo intentan, se aproximan al espejismo del oso aunque les resta un trecho para llegar a su excelsitud. Sin embargo O Emperor no son el penúltimo bollito folky de la hornada; son más bien un grupo de indie pop que se pone onírico o romántico según sople el viento. Como los Coldplay de ayer o los Radiohead de antes de ayer. Un resultado que, desde luego, nada tiene que ver con las influencias clásicas utilizadas en el aprendizaje (The Rolling Stones, Led Zeppelin, Pink Floyd). Su rol como teloneros de los súbitamente-elevados-a-cabeza-de-cartel-de-festivales Mumford & Sons ha contribuido a convertirlos en fuente de interés global. Plantados en un ecuador imaginario, entre el hype intranscendente y la indagación sincera y espiritual, veremos de qué lado se decanta la balanza.

www.oemperor.com

05 julio 2011

CANCIONERO

THE KINKS. Mister Pleasant.

Hay muchas canciones de The Kinks que podrían ocupar este espacio. Podrían ser las míticas “You Really Got Me” y “All Day and All of The Night” de sus comienzos. También podrían ser la pionera “See My Friends” o las entrañables “Sunny Afternoon” y “Waterloo Sunset”. Quizá también esa divertida y criticona “Dedicated Follower of Fashion”. Pero hay una canción en el repertorio de los hermanos Davies que siempre asoma la cabeza por encima de las demás, y es “Mister Pleasant”. Sus efectos sobre el ánimo son mágicos, misteriosos e inmediatos. A veces viene bien contar con un botiquín de canciones analgésicas y estimulantes para los momentos chungos.

Esta canción nunca llegó a coronarse como éxito notorio de la banda, ni siquiera brilló dentro de ninguno de sus álbumes (solo en los extras de la reedición digital de “Face To Face”), incluso se prescindió de su publicación como single en el Reino Unido. Pero ahí está, indispensable en cualquier recopilación de ese primer y fructífero periodo creativo que abarca desde 1965 hasta 1967. “Mister Pleasant” dedica guiños coquetos al Music Hall, y su letra es otro episodio más en la extensa serie de descripciones costumbristas implacables de Ray Davis. Lo dicho, un elixir revitalizante.

MISTER PLEASANT

Oh Mr. Pleasant, how is Mrs. Pleasant?
I hope the world is treating you right,
And your head's in the air,
And you're feeling so proud,
'Cause you're such a success,
And the whole wide world is on your side, hey hey.
How are you today?

People say Mr. Pleasant is good,
Mr. Pleasant is kind,
Mr. Pleasant's okay,
Mr. Pleasant don't mind.
As long as Mr. Pleasant's all right, hey hey.
How are you today?

How's your father, how's your mother?
How's your sister, how's your brother?
How's your brand new limousine,
Twenty-four inch TV screen?
Did you like prosperity
More than you liked poverty?
Life is easier, so much easier, life is easier now.

Oh Mr. Pleasant, how is Mrs. Pleasant?
Did you know she was flirting around
With another young man,
And he's taking her out
When you have to work late?
And it's not so pleasant after all, hey hey.
How are you today?

www.thekinks.info