DISCOS
RETRIBUTION GOSPEL CHOIR. 2.
Recuerdos de un incendio.
Pongo este disco en funcionamiento. Inmediatamente me acosan los recuerdos. Recuerdos de una noche de diciembre, en el pasado Primavera Club, en un Círculo de Bellas Artes que ardía en gigantescas llamas por obra y gracia de tres pirómanos despiadados: Alan Sparhawk, Steve Garrington y Eric Pollard. Las canciones de éste su segundo largo coparon aquella hora de venganza arcaica. Entonces eran misterios, sugeridos en asombrosas bocanadas, no del todo desvelados. Ahora “Hide It Away”, “Your Bird”, “Workin´Hard”, “Poor Man´s Daughter” y “Electric Guitar” rugen imponentes en los oídos, como hostias consagradas por Ozzy Osbourne, Pete Townsend, Jimmy Page o Trent Reznor. Comulguemos con ellas y amén.
Como tarea de temporada, aunar la delicadeza aterciopelada de Low y la furia del rock más sucio ha sido coser y cantar. Demostrado queda que aquel primer disco, con las canciones de “Drums and Guns” (2007) fulgurantemente revitalizadas, no era la anécdota y/o ensayo que parecía. Alan Sparhawk va en serio: quiere quemarlo todo, hasta su propia piel. Y aunque Low seguirán en el altar de los mejores y sumarán puntos en su casillero (ineludible cita en el Auditorio del Fórum de Barcelona dentro de dos semanas para gozar “The Great Destroyer”), esta ocurrencia de nombre engañoso y advenedizo está condenada a ocupar su lugar en la historia. Regocijémonos y demos gracias, hermanos: el rock ha alcanzado la perfección.
www.retributiongospelchoir.com
Recuerdos de un incendio.
Pongo este disco en funcionamiento. Inmediatamente me acosan los recuerdos. Recuerdos de una noche de diciembre, en el pasado Primavera Club, en un Círculo de Bellas Artes que ardía en gigantescas llamas por obra y gracia de tres pirómanos despiadados: Alan Sparhawk, Steve Garrington y Eric Pollard. Las canciones de éste su segundo largo coparon aquella hora de venganza arcaica. Entonces eran misterios, sugeridos en asombrosas bocanadas, no del todo desvelados. Ahora “Hide It Away”, “Your Bird”, “Workin´Hard”, “Poor Man´s Daughter” y “Electric Guitar” rugen imponentes en los oídos, como hostias consagradas por Ozzy Osbourne, Pete Townsend, Jimmy Page o Trent Reznor. Comulguemos con ellas y amén.
Como tarea de temporada, aunar la delicadeza aterciopelada de Low y la furia del rock más sucio ha sido coser y cantar. Demostrado queda que aquel primer disco, con las canciones de “Drums and Guns” (2007) fulgurantemente revitalizadas, no era la anécdota y/o ensayo que parecía. Alan Sparhawk va en serio: quiere quemarlo todo, hasta su propia piel. Y aunque Low seguirán en el altar de los mejores y sumarán puntos en su casillero (ineludible cita en el Auditorio del Fórum de Barcelona dentro de dos semanas para gozar “The Great Destroyer”), esta ocurrencia de nombre engañoso y advenedizo está condenada a ocupar su lugar en la historia. Regocijémonos y demos gracias, hermanos: el rock ha alcanzado la perfección.
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