16 noviembre 2009

CONCIERTOS

ELLIOTT MURPHY & THE NORMANDY ALL STARS. Toledo. Círculo del Arte. 14-11-2009.

Descubriendo a un genio.

Elliott Murphy es ese músico que siempre ha ocupado el discreto lugar de la sombra. A la sombra de los grandes del rock, de compañeros de generación y en ocasiones amigos. A la sombra de Bob Dylan, de Bruce Springsteen, de Mark Knopfler o Neil Young. Pero el polifacético señor Murphy no debe dinero a nadie; en su multidisciplinar caminar por una existencia llena de estímulos (negativos, positivos) y como el célebre Johnny Applesed, ha ido arrojando pequeñas semillas en forma de hermosas canciones por acá y por allá. Y esas canciones merecen una escrupulosa atención. Canciones a las que puede etiquetarse de clásico popular con total legitimidad, dispuestas y organizadas para ocupar un lugar de privilegio en la historia. Canciones que en vivo suenan familiares, entrañables y cercanas como si fueran la banda sonora de los actos cotidianos de la vida. Canciones que, compartidas con los amigos visitantes, convierten una noche de sábado en toda una celebración. España en general y Toledo en particular tienen sus cosas; y mientras una marabunta acudía al mismo local una noche antes para ver a Love of Lesbian, solo unos cuantos acudimos a la irresistible llamada del otro tío Murphy. Contados privilegiados en un marco litúrgico incomparable. Si San Vicente levantara la cabeza…

De nuevo se contrasta la teoría: en música, los veteranos son un seguro de caución impepinable. Apenas dos acústicas (idénticas, por cierto), bajo y batería para hacer magia. A la destreza con las cuerdas, intensa voz y dominio de la armónica de Elliott hay que sumar el valor añadido que aportan los Normandy All Stars: Olivier Durand (guitarra), Laurent Pardo (bajo) y Alan Fatras (batería). Interés singular despertó el bueno de Olivier: su tremenda exhibición de guitar hero sureño y sus inverosímiles virguerías dieron un color diferente a cada tema y despertaron la inconfesable adoración de algunos (y de algunas). Y así, entre la satisfacción por el plan bien escogido y el efecto dominante de la música bien hecha, fueron brotando las manzanas. Apareció “Last of the Rock Stars” y dijimos “esta es la nuestra”. Llegó “On Elvis Presley´s Birthday” y nos acordamos de otros Elvis. Sonaron “Come On Louan” y “And General Robert E. Lee” y las canturreamos como si las conociéramos de siempre. Y en medio de los bises las luces se encendieron, la banda se desenchufó y se fundió con nosotros, y pudimos palpar con los dedos “Anastasia”, “Drive All Night” y “Twist and Shout”. Y con nuestras voces nos convertimos en el quinto elemento. Y con eso y “Rock Ballad” terminó la más gratificante de las experiencias y empezó otra: la de comentar la jugada entre risas y alcohol, la alegría compartida con la música aún latiendo en las entrañas y la jurada devoción a un genio descubierto tarde, pero justo a tiempo.

Crónica dedicada a Rous, Mary Jo y Roberto.

www.elliottmurphy.com

2 comentarios:

Rous dijo...

Hola Mary!! un concierto inolvidable...siempre los mejores conciertos son los que más te sorprenden.

Vivan los viejunos!!!

Besos

Mary Jo dijo...

Buenas, soy una virgen de este blog, pero repetiré porque mola como escribe la Mary. Insuperable su crítica, fui una de esos cuantos privilegiados que disfrutamos del escenario de Elliott and company.
Necesario repetir.
Un abrazo!!!!