09 agosto 2009

DISCOS

ELVIS PERKINS. Elvis Perkins in Dearland.

De música, películas y la muerte.

Atrás quedan aquellos tiempos en los que a menudo hablábamos de música, de películas y de la muerte. Tres asuntos que embadurnan la historia de Perkins hijo, bautizado como el rey del rock más por accidente que como homenaje. Pero el que quiera conocer los cuchicheos de la vida personal de este tipo, con pinta entre erudito decimonónico y hippy ibicenco, más calcado a Lennon que a su propio padre, está en el sitio equivocado. Que busque en otra parte, que alimente su sed de tragedia en otros foros. Porque lo que hay dentro y alrededor de este nuevo Elvis nada tiene que ver con el pasado; es más bien un presente rutilante y asombroso, el nacimiento de una nueva voz que habla en clave sobre la vida, escondida en un bosque artístico tan tupido que abruma: el nuevo folk-rock norteamericano. “Ash Wednesday” (2007) fue un estreno que, sin pasar a los anales, revelaba las exquisitas maneras de un músico plúmbeo y poético, enraizado en la tierra de los ancestros. Comparativas con Van Morrison y Bob Dylan empezaron a oírse por doquier. Pero es este “Elvis Perkins in Dearland” (2009) el disco de la fortuna, el de la fruta madura. Tan arrebatadoramente puro y a la vez tan lleno de aristas que cuesta digerirlo a la primera. Como las novelas de Nabokov o de Philip Roth, hace falta sumergirse en él con tiempo y paciencia. Elvis se ha soltado la melena; a golpe de contrabajo, pandereta y bombo, sus canciones atrapan la esencia del festín agridulce de la vida, de las preguntas sin respuesta y de las oportunidades perdidas, exhibiendo nuevamente ausencia de recato en el minutaje ("I Send My Fond Regards to Lonelyville"), licencia necesaria para su lluvia torrencial de versos. Y a la rebelión de los instintos, abandono de la vergüenza y transfiguración mesiánica, se une una nueva forma de cantar, más ambigua y desgreñada, nacida de impulsos viscerales. “Shampoo”, “I Heard Your Voice in Dresden”, “Chains, Chains, Chains” o “123 Goodbye” son pura apología de la tradición, el cogito ergo sum de un artista potencial. La leyenda cuenta que en directo el potencial se multiplica hasta la visión de fanfarria callejera o combo cimarrón. Oportunidad habrá de comprobarlo en septiembre.

www.elvisperkinsindearland.com

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