DISCOS
WOVEN HAND. Ten Stones.
Hallazgo inducido.
Su inclusión en el cartel del Primavera Club 2008 nos guió a “Ten Stones” (2008). La cyberlabia musical nos ha llevado a “Mosaic” (2006), y éste a “Consider the Birds” (2004) y “Blush Music” (2003). El círculo terminará próxima e irremediablemente en 16 Horsepower. Pero ahora toca hablar del primero (o del último), por ser la puerta de entrada y por ser la actualidad.
Los mundos de Dave Eugene Edwards: hay infraestructuras colosales que unen estadios y estilos, como esos cables de alta tensión que atraviesan kilómetros y kilómetros (¿quién los habrá puesto ahí?) conectando y llevando luz a la humanidad. Así es la música de este tipo, pura ingeniería sacramental. Como una alianza entre Peter Murphy y Nick Cave, ungidos por el Espíritu Santo y predicando en algún antro de carretera lleno de viajeros proscritos. Y cuanto más polvo haya en la carretera y más condenados estén los proscritos, mejor: así el mensaje adquiere su verdadero poder de exorcismo y el mensajero su estatus de salvador.
“Beautiful Axe” estrena con rotundidad un disco que diserta entre el rock y el country, lo espiritual y lo pagano, lo gótico y lo renacentista. Piedras para lapidarse los oídos hasta hacerse sangre; las primeras son llevaderas, las marcas llegan a partir de la quinta. “Iron Feather”, “White Knuckle Grip”, “Quiet Nights of Quiet Stars” (homenaje a Antonio Carlos Jobim), “Kicking Bird”, “Kingdom of Ice” y “His Loyal Love” se suceden desatando caricias, erupciones volcánicas, letanías y plegarias, asaltos hipnóticos y golpes maestros que dejan K.O. La última y misteriosa piedra sin nombre sirve para depositar los restos moribundos sobre la línea de un oscuro precipicio en el que resuena una voz subyugante, estruendosa y tremebunda. La voz del mensajero, la voz de la verdad.
www.wovenhand.net
Hallazgo inducido.
Su inclusión en el cartel del Primavera Club 2008 nos guió a “Ten Stones” (2008). La cyberlabia musical nos ha llevado a “Mosaic” (2006), y éste a “Consider the Birds” (2004) y “Blush Music” (2003). El círculo terminará próxima e irremediablemente en 16 Horsepower. Pero ahora toca hablar del primero (o del último), por ser la puerta de entrada y por ser la actualidad.
Los mundos de Dave Eugene Edwards: hay infraestructuras colosales que unen estadios y estilos, como esos cables de alta tensión que atraviesan kilómetros y kilómetros (¿quién los habrá puesto ahí?) conectando y llevando luz a la humanidad. Así es la música de este tipo, pura ingeniería sacramental. Como una alianza entre Peter Murphy y Nick Cave, ungidos por el Espíritu Santo y predicando en algún antro de carretera lleno de viajeros proscritos. Y cuanto más polvo haya en la carretera y más condenados estén los proscritos, mejor: así el mensaje adquiere su verdadero poder de exorcismo y el mensajero su estatus de salvador.
“Beautiful Axe” estrena con rotundidad un disco que diserta entre el rock y el country, lo espiritual y lo pagano, lo gótico y lo renacentista. Piedras para lapidarse los oídos hasta hacerse sangre; las primeras son llevaderas, las marcas llegan a partir de la quinta. “Iron Feather”, “White Knuckle Grip”, “Quiet Nights of Quiet Stars” (homenaje a Antonio Carlos Jobim), “Kicking Bird”, “Kingdom of Ice” y “His Loyal Love” se suceden desatando caricias, erupciones volcánicas, letanías y plegarias, asaltos hipnóticos y golpes maestros que dejan K.O. La última y misteriosa piedra sin nombre sirve para depositar los restos moribundos sobre la línea de un oscuro precipicio en el que resuena una voz subyugante, estruendosa y tremebunda. La voz del mensajero, la voz de la verdad.
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