10 agosto 2015

REPORTAJES: MOGWAI: MUNDOS SUBTERRÁNEOS


El pasado 11 de julio volvió a suceder: volví a ver a Mogwai en directo y me volvieron a extasiar, a absorber, a abducir con su nave extraterrestre. Me dieron de comer “White Noise”, “Summer”, “I´m Jim Morrison, I´m Dead”, “Rano Pano”, “Mexican Grand Prix”, “Hunted by a Freak”, “Mogwai Fear Satan”, “Teenage Exorcists”, “Remurdered” y “Batcat”. Después volví a la Tierra y todo estaba como lo dejé.
 
Y me puse a hacer lo que hago siempre tras uno de estos viajes supraterrenales: dedicarles horas, días, semanas, orear sus viejas grabaciones. Esta vez he ido un paso más allá. He decidido escarbar, salirme de la carretera principal y perderme por los senderos. Mirar en los huecos y descubrir que estos chicos de Glasgow con tan poca pinta de estrellas de rock, estos tipos tan normales y corrientes que es imposible aprenderse sus caras y sus nombres (cuenta la leyenda que a veces son tomados por intrusos en algunos backstages), nunca tiran una canción a la basura. Hay toda una colección de EPs y grabaciones oblicuas que merece ser escuchada, secuencias de aquel lejano y omnipresente “Ten Rapid” (97). Y en esos discretos mini-packs puedes encontrar a Mogwai en su esencia, pero también a Mogwai en inusuales poses, aunque siempre manteniendo sus huellas dactilares intactas. O sea, que Mogwai no son solo el grupo “que mete mucho ruido”, el grupo “que todas las canciones me suenan igual”, el grupo “que no canta” o el grupo “heavy sofisticado” (Nota: basado en opiniones reales). Parece ser que estos muchachos, tras casi veinte años de duro y discreto trabajo (joder, cómo pasa el tiempo), son notablemente dinámicos y eclécticos. Algo sospechábamos ya. Tacita a tacita, disco a disco, uno puede ir teniendo claro lo que son capaces de abarcar. Eso sí, debes haber sido adepto desde el principio, por lo menos desde “Young Team” (97), haber seguido esa carrera en tiempo real y no en diferido, haber visto cómo te salen arrugas o se te cae el pelo al mismo tiempo que a ellos. Solo así podrás ser consciente de cómo Mogwai han formado parte de la mitad de tu vida, y de que hay formas de crecer y evolucionar sin causar estruendo ni molestar a los demás. Que es lo que han hecho los escoceses en estos años: convertirse en una banda versátil y mayúscula de manera elegante y silenciosa. Y así, en esas casi dos décadas de compañía hemos usado su música en los puntos más críticos: para llorar el desasosiego existencial y la pérdida de los amores queridos, para ahogar la ira, para alimentar la melancolía. Pues bien, ahora podemos usarlos para otro montón de cosas más, porque las ganas de bailar que transmiten temas como “Mexican Grand Prix”, “George Square Thatcher Death Party” o “Remurdered” eran impensables antaño.
 
Pues eso, su discografía oculta está repleta de creaciones y formatos singulares. Hay trabajos subterráneos que merece la pena elevar a la superficie. Seleccionemos algunos pues.
 
1)     A “Friend of the Night” (2006), quizá su mejor canción de todos los tiempos, había que tratarla con honores de single, una bonita portada y dos caras B del calibre de “Fresh Crown” y “1% of Monster”.
 
2)     El EP single “Batcat” (2008): aparte de su ciclópea canción estrella, convertida en popular cierre de sus conciertos, en él podemos encontrar la evocadora e impronunciable “Stupid Prick Gets Chased By The Police and Loses His Slut Girlfriend” y esa delicia llamada “Devil Rides” con la voz del ínclito Roky Erikson.
 
3)     Special Moves” (2010), ese álbum en vivo grabado en el Music Hall de Williamsburg, Brooklyn, en el que al fin (sí, ¡¡al fin!!) se les puede escuchar tocando la maravillosa “Cody”. Producto obligatorio en el catálogo para  inmortalizar un directo contundente y cerval.
 
4)     El magnífico EP “Earth Division” (2011), con espectaculares ramalazos sinfónicos, folk de armónica y guitarra acústica, descargas de electro-rock, y con canciones tan redondas como “Hound of Winter” y “Drunk and Crazy”.
 
5)     Las caras B de los singles de “Hardcore Will Never Die, But You Will” (2011): “Hasenheide” como brutal apéndice para la brutal “Rano Pano” y la colosal “Slight Domestic” replicando sin pudor a “Mexican Grand Prix”.
 
6)     La banda sonora de la serie francesa “Les Revenants” (2012-2013): una amalgama única de composiciones que confirma a los Mogwai más románticos (mucho piano, menos guitarras) y a la vez inquietantes.
 
7)     La primera parte del EP “Music Industry 3. Fitness Industry 1” (2014), inaugurada con “Teenage Exorcists”, pura joya post-punk con Stuart cantando de nuevo a voz descubierta. La segunda parte son remixes de temas de “Rave Tapes” (2014), aunque ya se sabe lo que opina servidora sobre el dudoso arte de descuartizar canciones.
  
8)     Como guinda, un audiovisual: “Adelia, I Want to Love”, ese mini-documental firmado por Vincent Moon y Teresa Eggers que acompañaba la edición especial de “The Hawk Is Howling” (2008). Preciosas imágenes y grandes reflexiones.
 
Pero si no os apetece complicaros mucho la vida, no sufráis: para el próximo otoño se anuncia la publicación de “Central Belters” (2015), recopilatorio conmemorativo de su vigésimo cumpleaños. Una colección que incluirá no solo los cortes imprescindibles de su legado habitual, sino también un buen fajo de experimentos y rarezas. Interesante conducto para solapar cielo y tierra, y rendir tributo a este inefable monstruito de cinco cabezas (seis si contamos a Luke Sutherland). Felicidades.
 

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