27 junio 2012

DISCOS

PATTI SMITH. Banga.

Pozo de sabiduría.

Ocho años después de “Trampin´”(2004) –su último álbum de estudio, sin contar el de versiones- tenemos grandes noticias: Patti Smith ha vuelto, aunque bien es cierto que nunca se fue. Está a todas horas, en la realidad y en los sueños, entre las paredes y bajo la luz de la luna, porque su música es un faro que nos va guiando por esta vida llena de gozos y de sombras. Pues bien, aquí llega “Banga” (2012), nos frotamos las manos, encendemos las velas, hay que celebrarlo como es debido. En su nuevo disco la abuela punk se rodea de sus habituales, esos Lenny Kaye, Tony Shanahan y Jay Dee Daugherty que son ya parte de su familia, de sus hijos Jesse y Jackson, y también de otros amigos como Tom Verlaine o Johnny Depp (que sabe tocar la guitarra y la batería, oigan). “Banga” se grabó en los Electric Lady Studios del Greenwich Village neoyorquino, ese templo levantado por Jimi Hendrix poco antes de morir, y donde dicen que su espíritu se instaló para errar a sus anchas por siempre jamás. Y algo de místico tiene este álbum, quizá porque en la música de Patti nada es superficial, todo tiene su sentido y todo merece reverencia. Solo una mujer tan sabia podría inspirarse en el perro de Pilatos, los viajes de Américo Vespucio o la obra de Gogol para escribir canciones. Y solo una mujer tan solidaria podría dedicar su recuerdo a la memoria de Amy Winehouse o las víctimas del tsunami japonés. 

Poesía aparte, “Banga” es un disco completo y absoluto que aglutina casi todos los mejores momentos de los que nuestra heroína es capaz: momentos de pop minucioso materializados en “Amerigo” y “April Fool”, de rock categórico en “Banga” y “Fuji-San”, de soul bruñido en “This Is The Girl” y “Maria”, de folk legendario en “Nine” y “Seneca”, de exotismo acústico en “Mosaic”, de jazz seductor y enigmático en “Tarkovsky (The Second Stop Is Jupiter)”, de recital poético musicado en la eterna “Constantine´s Dream”. ¿Acaso falta algo?. ¿Una versión quizá?. Pues también la hay, y el acierto es pleno eligiendo “After The Gold Rush” de Neil Young para cerrar un álbum magistral, absolutamente a la altura de una reina como ella. La espera mereció la pena.

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