11 junio 2012

CONCIERTOS

THE WALKMEN. Toledo. Círculo del Arte. 9-6-2012.

Heaven” (2012) es el recién estrenado nuevo disco de The Walkmen. Y qué mejor que familiarizarse con él en directo, en un concierto que se anunciaba como una ocasión exclusiva (única fecha en España, sin contar con la aparición colateral en el Primavera Sound) para acabar convirtiéndose en la enésima muestra de desinterés toledana, una congregación rácana aunque muy ruidosa de seguidores sin llegar ni a la tercera parte del aforo. Está claro que la música indie internacional no triunfa en provincias. En contra, un fin de semana de puente local y regional y ¿un concierto de Amaral a la misma hora y varios kilómetros más allá?. A favor, la exclusividad del show, pero ni los fans madrileños de la banda quisieron echar el viaje y, de paso, visitar el pintoresco Corpus imperial. Como siempre, fuimos pocos pero no cobardes; multitudes más grandes no lograron cuadrarse tanto para conseguir un segundo bis que daría pereza hasta al performer más entusiasta.

Conviene hablar un poco de “Heaven” antes que nada. Se trata del séptimo álbum de los neoyorquinos, producido por Phil Ek y con la mini-colaboración de Robin Pecknold, ni tan bueno como “You & Me” (2008) y “Lisbon” (2010) pero tampoco tan flojo como algunas opiniones dejan entrever. Lo que sí parece evidente es que en él The Walkmen intentan hacerse más visibles, apostando por el caballo ganador, por la canción inmediata, el estribillo que se convertirá en himno de una generación preparada única y exclusivamente para lo fácil. ¿No son acaso “Love is Luck”, “Heartbreaker”, “The Love You Love” o “Heaven” el sueño de todo hipster con dientes de leche y recién bautizado?. Pero sin romper del todo con ese punto tradicional, ese “algo” que los coloca en un lugar intermedio entre lo excelso y lo del montón, esos contoneos hacia el folk, el blues y las raíces que logran mantener la curiosidad y el interés vivos. Pues eso es lo que los hace diferentes, ese equilibrio sobre la cuerda, ese mirar de reojo a Robert Johnson o a Bob Dylan, y cómo no, la estupenda voz de Hamilton Leithauser y el peculiar sonido surfero-hawaiano que saca de su guitarra Paul Maroon.

En Toledo demostraron que son muy solventes sobre el escenario, una banda elegante que se limita a tocar y bien sin cometer el mínimo exceso. Su entrada fue de puntillas, sutil, solo con la guitarra de Maroon y la voz de Leithauser para encender la mecha con “Line by Line”, seguida de una “On The Water” rotunda, perfectamente ensamblada y anunciadora de un repertorio de pasado y presente. Así sería: “Love Is Luck”, “Heartbreaker”, la íntima “Southern Heart” con Hamilton solo ante el peligro y con acústica, “The Love You Love”, “Dreamboat”, esa maravillosa “We Can´t Be Beat” (¿su mejor canción de todos los tiempos?) y “Heaven” presentaban su nueva entrega, mientras que la mencionada “On The Water”, “Juveniles”, “Dónde Está La Playa”, “Woe Is Me” y “Angela Surf City” recordaban sus dos anteriores y enormes álbumes. Eso antes de los bises: en el primero habría un paso todavía más atrás, hacia la juventud y lo épico, rescatando la apoteosis de dos apuestas seguras, dos cataratas de adrenalina, dos rocas brutales como “All The Hands And The Cook” y “The Rat”. El segundo bis sirvió en bandeja una “138th Street” inesperada y poco preparada que bien podría haber sido “The Blue Route” o “Lousiana” o “In The New Year” o “Little House of Savages” si el instrumento adecuado y necesario hubiera estado sobre el escenario. Solo se les puede achacar que la cosa durara tan poco (hora y cuarto escasita) pero….. Dejemos el pero suspendido en el aire y esperemos que la pena por la desidia y la indolencia se disipen, y que corran mejores tiempos musicales en esta controvertida ciudad.

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