23 enero 2012

DISCOS

A JIGSAW. Drunken Sailors & Happy Pirates.

La llama que se apaga.

Ponía la mano en el fuego por este disco. Pensaba en una digna continuación para el sabroso, lozano y exqusito “Like A Wolf” (2010). Y sin embargo, la banda lusa parece haberse estancado en un terreno lleno de barro, tratando de arrancar el motor de su 4*4 en vano. ¿Por qué dar un paso atrás cuando lo más difícil ya estaba hecho?. Lo más difícil era cruzar la línea del underground profundo, ese al que muy poca gente desciende, límite de flotación ampliamente sobrepasado con su anterior trabajo. “Drunken Sailors & Happy Pirates” (2012) se aferra a las mismas referencias que aquel (el blues y el folk siguen oliéndose a millas de distancia), pero de un modo menos ambicioso y más estático. La frugalidad da paso al aburrimiento, la modestia da paso al anonimato. Es cierto que la cálida entrada de “The Strangest Friend”, el sabor fronterizo de “My Name Is Drake”, la dolorosa “Remember When” o ese rotundo himno marcial llamado “Rooftop Joe” protagonizan momentos gratamente aprovechables, pero este disco es hijo de una cadena de producción, con canciones de un patrón estándar, sacadas del mismo horno y marcadas con el mismo hierro. Al final queda una sensación de estancamiento, aunque espejismos folclóricos como “Lovely Vessel” se empeñen en abrir pequeñas ventanas de esperanza. Faltan el contrapunto de la voz femenina, todos aquellos arreglos e instrumentos, la alegría de “Red Pony” o el vigor de “My Blood”. La llama se está apagando, que alguien la avive, por favor.


1 comentario:

Fede Sánchez dijo...

Un trote cochinero demasiado marcado. Era un dico muy esperado que ha resultado bastante aburrido como tu dices