CONCIERTOS
BOWERBIRDS. Madrid. Neu! Club. 24-10-2009.
Arte natural.
Fueron una de las renuncias inevitables en el pasado Primavera Sound. Y alguien escribió que allí el sonido fue tan nefasto que era imposible concluir si tocan bien o mal. Confirmado: saben tocar. Es más, lo hacen de maravilla. Aunque lo que verdaderamente llama la atención es que sean capaces de expedir tanta pureza y belleza con un equipaje tan rústico. La máxima frugalidad de sus canciones se traspone al directo. Guitarras de segunda mano sujetas de un cordel, que reposan sobre su funda esperando el turno. Ya no sé si siguen viviendo entre árboles y pájaros, pero ésa es la sensación que dan: la de unos tipos en absoluta armonía con el mundo. Una gente tan natural como sus vecinos de cabaña.
Y no pudieron arrancar con más acierto, con dos de las favoritas: “My Oldest Memory” y “Crooked Lust”. Y en un plis ya tenían a la sala entera en el bolsillo. Momento éste el adecuado para hacer un pequeño homenaje a la afición madrileña: un público que, cuando quiere, es capaz de arropar y espolear al artista hasta el infinito, dándole un cariño que el músico recibe por lo general con los brazos abiertos. Éstos acabaron obligados a repetir por segunda vez y brindar la demandada “Bur Oak”, habiendo exprimido su repertorio casi hasta la última gota. Antes había transcurrido una hora de hipnosis folk, al vaivén mecedor del primitivo fingerpicking y la gran voz del simpático Phil Moore y con la sensual Beth Tacular basculando entre teclado y acordeón. Ahora gira con ellos un nuevo y barbudo baterista que sabe bien lo que se trae entre manos, llenando de magia el puente de la conmovedora “Ghost Life” y el desenlace de “Silver Clouds”, y rehogando con mimo los compases imposibles de “Dark Horse”. Y en esa hora de hipnosis folk también tuvieron su lugar el folclore pseudo-cíngaro de “In Our Talons”, la oda a dos voces de una “Beneath Your Tree” que sonó todopoderosa, la savia relajante de “Northern Lights”, esos acongojantes episodios de acordeón en “Ticonderoga” o las construcciones impolutas de "Teeth" y "House of Diamonds". Incluso se marcaron, sin miedo, una “Bright Future” a pelo y desamplificada, poniendo a prueba la acústica de la Neu!, elevada por Phil con generosidad a la categoría de teatro. Una hora larga de bienestar que podía haber durado toda la noche. Naturalmente, Bowerbirds.
www.bowerbirds.org
www.myspace.com/bowerbirds
Arte natural.
Fueron una de las renuncias inevitables en el pasado Primavera Sound. Y alguien escribió que allí el sonido fue tan nefasto que era imposible concluir si tocan bien o mal. Confirmado: saben tocar. Es más, lo hacen de maravilla. Aunque lo que verdaderamente llama la atención es que sean capaces de expedir tanta pureza y belleza con un equipaje tan rústico. La máxima frugalidad de sus canciones se traspone al directo. Guitarras de segunda mano sujetas de un cordel, que reposan sobre su funda esperando el turno. Ya no sé si siguen viviendo entre árboles y pájaros, pero ésa es la sensación que dan: la de unos tipos en absoluta armonía con el mundo. Una gente tan natural como sus vecinos de cabaña.
Y no pudieron arrancar con más acierto, con dos de las favoritas: “My Oldest Memory” y “Crooked Lust”. Y en un plis ya tenían a la sala entera en el bolsillo. Momento éste el adecuado para hacer un pequeño homenaje a la afición madrileña: un público que, cuando quiere, es capaz de arropar y espolear al artista hasta el infinito, dándole un cariño que el músico recibe por lo general con los brazos abiertos. Éstos acabaron obligados a repetir por segunda vez y brindar la demandada “Bur Oak”, habiendo exprimido su repertorio casi hasta la última gota. Antes había transcurrido una hora de hipnosis folk, al vaivén mecedor del primitivo fingerpicking y la gran voz del simpático Phil Moore y con la sensual Beth Tacular basculando entre teclado y acordeón. Ahora gira con ellos un nuevo y barbudo baterista que sabe bien lo que se trae entre manos, llenando de magia el puente de la conmovedora “Ghost Life” y el desenlace de “Silver Clouds”, y rehogando con mimo los compases imposibles de “Dark Horse”. Y en esa hora de hipnosis folk también tuvieron su lugar el folclore pseudo-cíngaro de “In Our Talons”, la oda a dos voces de una “Beneath Your Tree” que sonó todopoderosa, la savia relajante de “Northern Lights”, esos acongojantes episodios de acordeón en “Ticonderoga” o las construcciones impolutas de "Teeth" y "House of Diamonds". Incluso se marcaron, sin miedo, una “Bright Future” a pelo y desamplificada, poniendo a prueba la acústica de la Neu!, elevada por Phil con generosidad a la categoría de teatro. Una hora larga de bienestar que podía haber durado toda la noche. Naturalmente, Bowerbirds.
www.bowerbirds.org
www.myspace.com/bowerbirds
1 comentario:
Que casualidad. Estoy preparando un post de "Upper Air" para hoy.
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