16 abril 2009

DISCOS

AIDAN MOFFAT & THE BEST OFS. How to Get to Heaven from Scotland.

Abstracciones de lagos y tierras altas.

Oh, Escocia. Hermosa tierra de duendes, lagos y verde, donde el paisaje y la poesía se confunden, donde las luces y las sombras se baten en duelo. No es difícil alcanzar el cielo desde Escocia; descubrirla es (fue no hace mucho) un placer de los que dejan huella. Recuerdos, cuántos recuerdos. El vértigo gravitatorio desde el castillo de Culzean y los bucólicos rincones que inspiraron a Walter Scott. Las leyendas heroicas de William Wallace y Robert The Bruce supurando por los rincones de Stirling, y el firme decorado sin actores del idealista Robert Owen en New Lanark. El inmenso e intrigante lago Ness y la grisácea Inverness. La isla de Skye, paraíso salvaje, y el fantasmagórico castillo de Eilean Donan. La rueda de Falkirk, colosal invento ingenieril. La majestuosidad de Edimburgo desde la colina de Carlton y el calor humano en la coqueta Royal Mile. Etc, etc.

Aidan Moffat, escocés de pro, se afianza en el remanso emocional del que ahora es inquilino. En este trabajo, definitivamente al margen de Malcolm Middleton, lanza un brillante alegato al amor. Gruñendo menos y cantando más, alcanza su mejor marca de “loves” por minuto. Si la música de Arab Strap evocaba la negrura y suciedad de Glasgow, este disco capta en cinemascope las bondades de otra Escocia: la de los gloriosos despertares en medio del campo (“Living with You Now”); la de las risas amistosas de cerveza y whisky en las tabernas (“Oh Men!”, “The Last Kiss”); la de las ruinas envueltas por la música de la naturaleza (“My Goodbye”); la de los imponentes riscos y acantilados (“A Scenic Route to the Isle of Ewe”); la de las densas brumas que descansan en la superficie de los lochs (“Lullaby for Unborn Child”). Solo hace falta haber estado allí y dejar que la imaginación vuele. Sin gaitas, pero scottish 100%. Y por encima de todo, soberbio.

www.aidanmoffat.co.uk


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