03 marzo 2009

DISCOS

CLEM SNIDE. Hungry Bird.

Retorno al rock en sociedad.

No hace ni dos años que Eef Barzelay hablaba de su segundo disco en solitario radiando a la vez el final de Clem Snide. Poco tiempo desde entonces, las diferencias rápidamente limadas (que aprendan otros) y “Hungry Bird” (2009) que ve la luz después de meses en el armario de los trastos. La reunión parece que va en serio y no es solo un apaño para sacudir material atrasado: en abril estarán girando ampliamente por nuestro país. Una noticia más de grupos que van y vienen, si no fuera porque Barzelay es un compositor de pedigrí y en “Hungry Bird” alcanza un nivel sobresaliente. El comienzo con “Me No” es de flechazo; la cuarta mano portadora de un testigo puesto en marcha por Neil Young, traspasado a REM y recogido después por Wilco. “Born a Man” es elegancia mayúscula para sala de té en un hotel de cinco estrellas. Gran canción también “Hum”; Jeff Tweedy la hubiera comprado sin duda para “Yankee Hotel Foxtrot” o “A Ghost Is Born”. “The Endless Ending” tiene duende, sí, el del flamenco. “Our Time Will Come” y “Beard of Bees” reconcentran la atmósfera de Nashville (ciudad de referencia vital), con mensajes que van del pesimismo decandente (“it´s true, our time will come long after we die”) a la romanticona obviedad (“when you´re here with me that´s the only time that I feel free”). Y después está la divina y larguísima “Pray”, con su alegría sumergida, sus coros y falsetes, y su enigmática curva final. Un espléndido disco que justifica el examen de conciencia, la ingestión del orgullo y el volver a empezar.

www.clemsnide.com

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