18 julio 2007

CONCIERTOS

SUMMERCASE 2007

Desembarco en Boadilla.

El Summercase empezó siendo el pariente de verano del Wintercase, y después de la segunda edición ya se pueden extraer serias conclusiones: que se presume un festival con vocación de permanencia, que se coloca por delante de su hermano invernal y que se convierte en una competencia cruda para el FIB. El mayor inconveniente de la sucursal madrileña es, sin duda, el emplazamiento. El recinto de Boadilla del Monte, amén de estar en el quinto carajo, es un patatal insalubre en el que se muerde polvo a espuertas y se acaba con los pies del revés. Aún así, lo que se preveía como una nueva odisea en el espacio no resultó tan trágico, pues los autobuses gratuitos de la organización funcionaron fetén (aunque alguien tendrá que explicar por qué se suspendió a última hora el servicio destino Moncloa). Se agradece: la amplitud de las terminales O y E, las pantallas para no perder ripio y el buen sonido de los conciertos en general. Se critica: los precios, porque cobrar tres euros por una botella de agua de 50 cl. es un atraco a mano armada (y sin tapón, oiga).

Y ahora la música. Como siempre tocó hacer descartes, algunos premeditados, otros sobre la marcha. Por coincidencia: Soulsavers con Mark Lanegan, My Brightest Diamond, OMD, Electrelane y The Whitest Boy Alive. Por masificación: Jarvis Cocker. Por agotamiento: The Chemical Brothers. Demostrado: la calidad de un festival no depende del cartel que se anuncia, sino de la criba que uno hace. En resumen…

THE HOURS: El negro me priva; automáticamente me transporta a Joy Division, a Bauhaus, a The Cure. Y aunque los tiros no van por ahí, sino más bien hacia Radiohead, The Smiths o Coldplay, que vistieran de negro riguroso pudo contribuir a que me gustaran más. Qué cosas. No han inventado la penicilina, pero “Narcissus Road” y “Back When You Were Good” son resultonas y “Murder or Suicide” se sale. Media horilla de lo más agradable.


BADLY DRAWN BOY: El arranque con “Born in the UK” hizo prever un concierto enérgico, pero agua. Se dan casos en que un puñado de buenas canciones y una gran banda no bastan. A Damon Gough le sucede. Es como si el fuego ardiera flojo y nadie se atreviera a echar más madera. Así que al final lo único que queda es el típico debate: ¿no se estará asando con esa chupa y ese gorro?.


JAMES: La reunificación de los de Manchester ha sido la gran noticia del año. Los motivos de su ida y venida no importan, porque nos han hecho pasar momentos tan gratos que poderlos revivir es un regalo. Y qué momento el del viernes 13… Los primeros acordes de “Born of Frustration” vaticinaron lo que se sabía (aluvión de himnos), y aunque empezaron algo congelados no defraudaron. Con esas canciones, ¿cómo van a defraudar?. Han escrito historia, y nos la releyeron con “Tomorrow”, “Sit Down”, “Out to Get You”, “Ring the Bells”, “Say Something”, “Getting Away with It”, “Laid”, “Sometimes”, “She´s a Star” y la inesperada (y espeluznante) “Play Dead”. No estaban muertos, estaban de parranda, porque las dos nuevas son buenísimas. Y Tim Booth, pese a estar más apagado, sigue siendo un entrañable caballero-histrión. Lo siente en sus carnes y nos lo contagia. Pues eso, conciertazo. Y como proclamaba una pancarta en primera fila: GRUPAZO.

DJ SHADOW: Un DJ a las diez de la noche es poco menos que una aberración. Pero claro, el Shadow es algo más que DJ. Esa amalgama de etno-rock con guitarras wah-wah, techno oscuro y hip hop, más las proyecciones truculentas que la adornan, crearon un ambiente perfecto para atizarse el bocadillo de rigor. Poco movimiento (salvo cuando coló el “Be There” de UNKLE con Ian Brown), pero es que a esas horas el cuerpo pide otras cosas.


THE JESUS AND MARY CHAIN: Lo mejor de los regresos es que algunos son como celebraciones, comunión de banda mítica y fans de antaño, sucesión de grandes éxitos chapurreados a coro. Yo nunca fui muy fan, pero acabé creyéndome una de ellos. Y canturreé (vaya si lo hice) “Head On”, “Sidewalking”, “Some Candy Talking”, “Just Like Honey”, “Blues from a Gun” y “Cracking Up”. No son la alegría de la huerta, ni falta que les hace. Empezaron sonando fatal pero cumplieron con lo previsto: tocar bien (espectacular Loz Colbert con las baquetas y las maracas) y demostrar que las bandas empeñadas en copiarlos no les llegan a la suela del zapato. Y ese final con “Reverence” fue como subir al cielo y encontrarte al mismísimo diablo en la puerta.

AIR: Para captar el matiz del espectáculo de los galos hay que irse lejos, perderse entre la gente, abandonarse solo y huir de las interferencias. Solamente así se consigue quedar atrapado en las redes de su magia, y sentir que vuelas por ese cielo nocturno que es el escenario. Pasaron bastante de “Pocket Symphony” y abordaron lo más granado de “Talkie Walkie” (“Venus”, “Run”, “Cherry Blossom Girl”), “10.000Hz Legend” (“Radian”, “People in the City”, “Don´t Be Light”) y “Moon Safari” (“Remember”, “Kelly Watch the Stars”, “Sexy Boy”), además del clásico cinematográfico “Playground Love”. Y fue un punto averiguar que detrás de esa voz angelical no hay una fémina, sino el propio Jean-Benoît Dunckel. Lo que se descubre en los directos…

!!!: Insuperables. No fallan. Son un ente intocable, una jodida apisonadora, una máquina de vomitar ritmos y espasmos. Salieron sin contemplaciones, encadenando “Myth Takes”, “All My Heroes Are Weirdos”, “Dear Can” y “Must Be the Moon”. Pasaporte para una hora y pico de incontinencia colectiva. Las danzas aeróbicas de Nic Offer son como un ritual, aunque esta vez la voz negra (protagonista absoluta en “A New Name” y “Yadnus”) le dejó respirar un poco (si es que acaso este tío respira). Offer es el que hace las gracias, pero ojito con el resto: Andreoni a las guitarras, el bajo apocalíptico, los aporreos salvajes (por cierto, ¿dónde estaba John Pugh?). Con “Me and Giuliani Down by the Schoolyard” y “Heart of Hearts” agotaron todo el oxígeno y terminaron de reducir la terminal S a puro escombro. Posiblemente, lo mejor del festival.

THE HIDDEN CAMERAS: ¿Cómo pueden enganchar tanto siendo tan petardos?. Quizá porque tienen temas geniales que no se estancan en ritmos o melodías recurrentes, sino que, como serpentinas, apuntan acá y allá sin objetivo fijo. “Hump from Bending”, “Awoo”, “Day Is Dawning”, “Learning the Lie” y “Death of a Tune” fueron las mejorcitas. Dieron la nota, pero sin pasarse, disfrazados de “caperucitas negras”. Eso sí, el bailarín de marras que apareció en “Boys of Melody” podía haberse quedado tranquilamente en su casa. Divertido.

EDITORS: Se dice sobre ellos que son la mejor banda británica sobre un escenario, y desde luego, mal no lo hacen. Mucho más centrados que en el pasado FIB, sonaron contundentes y convencieron, aunque su repertorio ya no de más de sí y Tom Smith se crea demasiado el rol de heredero de Ian Curtis. “Bones” y “An End Has a Start” mantienen un nivel digno, pero el resto de novedades (especialmente la de piano épico) son bastante peñazo. Mejor quedarse con “All Sparks” y “Munich”.

GUILLEMOTS: De trámite obligatorio para hacerse hueco en la carpa a enorme revelación del festival. Pasábamos por allí porque no queríamos perdernos a la Polly, y nos encontramos a un Fyfe Dangerfield encaramado a un piano que echaba humo, a lo Jerry Lee Lewis, rematando “Through the Window Pane”. Después vinieron “Made Up Love Song #43”, “Trains to Brazil” o la monumental “Sao Paolo”, con el combo (guitarra, contrabajo, saxo, clarinete y batería demoledora) sudando la gota gorda. Canciones discretas que en directo se convierten en monstruos. Es la diferencia entre los buenos y los malos.

PJ HARVEY: División de opiniones. Para algunos, un camelo. Para otros, una joya. Embutida en un imposible atuendo rococó, Polly desnudó sus facetas menos comunes: la valiente, la suicida y la humana. Valiente porque luchó sola contra la tormenta. Suicida porque, de nuevo, rebuscó en el cofre de los temas inesperados. Humana porque al fin habló, bromeó, interactuó. Las futuras canciones tuvieron su protagonismo, pero al piano se difuminaron inaudibles. Mejor con la guitarra, sí señor. Eléctrica es la auténtica reina, y “Oh My Lover”, “Send His Love to Me”, “Angelene”, “Dress”, “Big Exit”, “Horses in My Dreams” o “Rid of Me” coparon los momentos más emocionantes de un recital entre la nostalgia y la tragedia, entre la gloria y el abismo, entre el sí y el no.

THE FLAMING LIPS: El arsenal siempre es el mismo, pero nunca lo usan igual. La aparición de Wayne Coyne rulando en la burbuja gigante fue la apoteosis, hubo menos confetti y globos pero más efectos láser, la monja solo cantó de refilón, reaparecieron el gong y la paloma de “Waiting for a Superman”, y el resultado fue el de siempre: un espectáculo inenarrable, mágico, surrealista. Y no solo es circo, es que además tienen buenas canciones. Con “Pompeii Am Götterdämmerung” y “The W.A.N.D.” se rompieron todos los moldes del rock. Y aunque nunca acaben de sonar perfectos y la plática de Coyne se convierta en pelín cansina a ratos, el que se aburra con ellos es que no tiene sangre en las venas.

ARCADE FIRE: Los de Montreal van camino de convertirse en un fenómeno de estadio tipo U2. Y no sé si eso es bueno o malo. En su concierto fallaron algunas cosas. Lo principal, el volumen. “No Cars Go”, su mejor canción, sonó a eco montañés. Y no digamos a lo que sonó “Haiti”. Y “Neon Bible” será el disco del año y tal y cual, pero a la gente le pellizcan más las de “Funeral”. No hay color; las tres “Neighborhood”, “Rebellion (Lies)” y “Wake Up” propagan subidones que ni “Intervention” ni “(Antichrist Television Blues)”. Son una panda de multiinstrumentistas superdotados, alumnos de sobresaliente en la escuela campestre del rock, pero deberían insistir más en explotar su valía como músicos y dejarse de pompas y envoltorios.

LCD SOUNDSYSTEM: !!! y LCD son las dos columnas que sostienen la nueva cultura del baile (esa en la que la máquina cede de nuevo el trono al hombre), y en este festival ha quedado más claro que el agua. Recogiendo el testigo de sus paisanos neoyorquinos, los de James Murphy consiguieron sacar a los guarnecidos de las trincheras y reventar los restos. Desde “Us Vs Them” hasta la delirante “Yeah”, pasando por “Daft Punk Is Playing at My House”, “North American Scum”, “Time to Get Away”, “All My Friends”, “Get Innocuous”, “Movement” y una “Tribulations” que volvió majareta al respetable. Pura dinamita. De postre, “New York I Love You”, obsequio cortesía de un Murphy que tan pronto emula a James Brown como a Frank Sinatra. Va sobrado.

Visiones accidentales y/o casuales:
  • How I Became the Bomb: no hay nada peor que ser de Nashville y querer sonar londinense. Horrorosos.
  • The Sunday Drivers: tocan muy bien pero aburren a las ovejas.
  • Jarvis Cocker: su club de fans sigue activo; no cabía un alfiler.
  • Ratatat: funky, metal, dub, melenas al aire…brutales.
  • The Chemical Brothers: “Hey Boy Hey Girl” siempre será su himno.
  • Fionn Regan: el concierto más corto en la historia de los festivales (¿20 minutos?).
  • Bromheads Jacket: mucho ruido y pocas nueces.

Crónica dedicada a las “buenismas”: Rous, Mary Jo, Clara y Llanos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Sólo darte las gracias, de corazón, por dedicarme a mí (una de ellas) la crónica del festival del Summercase. Nadie, hasta este momento, me había dedicado algo...y...la verdad, es una auténtica alegría que alguien se acuerde de una y le dediquen algo así...

También decirte, como alguna ocasión ya te dije pero quiero decirtelo de nuevo...por si se te ha olvidado...que he tenido una gran suerte por haber dado contigo...eres una amiga...espera!...que esto lo tengo que poner en mayúsculas...ERES LO QUE SE DICE UNA AUTENTICA AMIGA!!!...estoy muy orgullosa de tí, sabes?...gracias por dejarme compartir todos y cada uno de estos momentos musicales, por darme a conocer a esta otra música olvidada por muchos...sigue así, no cambies...

También quiero darle las gracias al resto del grupo: Rouse, Mari Jo (como los escribe la Mariseta) y Clara. No os conocía pero en tan solo día y medio...lo poco que he podido saber de vosotras...pues eso...que soís las tres majísmas!...y aunque yo no me de mucho a la gente, hable bastante poco, sea mas seria...pues eso...que gracias también por vuestra compañia, charlas, risas...de corazón...lo pase muy bien.

Para terminar...os deseo a las cuatro todo lo mejor...y, por favor, os cuidais una miaja.

Besazo