02 octubre 2006

REPORTAJES



PAREDES DE COURA 2006.

Peter Murphy, príncipe de las tinieblas.

El pasado mes de agosto se celebraba en la playa fluvial de Tabuao la edición ¿13ª, 14ª, 15ª? (los medios no se ponen de acuerdo) del festival portugués Paredes de Coura. Y aunque algunos no pudimos estar allí muy a pesar de los pesares, hubo corresponsales. Muy buenos corresponsales que cuentan con detalle los pormenores de un evento consolidado en sus lares y que empieza a sonar fuerte en los nuestros.

Y los enviados especiales cuentan que, al menos, este es un festival diferente. Diferente por el entorno (idílico, onírico, paradisiaco), por la programación (heterogénea y concentrada) y por los ritos paralelos que se desarrollan en las inmediaciones (esas sesiones de jazz y yoga en plena zona de acampada). Ah, y no es que los conciertos se demoren siempre una hora, es que en Oporto hay que retrasar el reloj como en Canarias (advertencia para los despistadillos).

Árboles, vegetación, agua, peces y aire fresco (ver la foto). El paraje pinta excelente para la acampada libre, el esparcimiento y la meditación. Incluso sin música en directo ya habría excusa para ir. Aunque sin esa incesante y puñetera lluvia todo hubiera sido más bonito, ¿no?. ¿O quizá fue la lluvia la que bautizó a Peter Murphy como el príncipe de las tinieblas?.





Los corresponsales saben de festivales (se han pateado unos cuantos) y de música (han escuchado no poca). Y la unánime opinión es que en el Paredes la música (te guste más o menos lo que está sonando) se vive. Escenario con sonido excelente, ubicación estratégica y comodidad para todos. Eso sí, la queja extendida es la ausencia de hielo en los avituallamientos de bebida. ¿Cómo?. ¿Que no hay hielo?. El hielo y la música son como hermanos, por dios.

Ahondando en el contenido puramente musical, la oferta se resume en tres palabras: oficio (Gomez, Broken Social Scene, Gang of Four), contundencia (White Rose Movement, !!!, Yeah Yeah Yeahs) y resurrección (The Cramps, Bauhaus). Y habría también un grupo de atributos que añadir para describir la actuación de Morrissey: soberbia, estupidez, burla o engaño. Su “Paredes, help me” debería haber sido un “Paredes, kill me”. Sus ascos continuados deberían haber sido contrarrestados con abucheos y huelga. Y su huida definitiva a mitad de “Panic” debería convertirse en un certificado de defunción mental y artística. Que alguien le pare los pies a este pedazo de impresentable. (Nota: los corresponsales discrepan sobre el presunto gentleman inglés, alguien tenía que deshacer el empate).

DÍA 15
White Rose Movement
: Presentaban su primer y único disco “Kick” haciendo quebrar entrañas con su potente sección rítmica. Corto en duración pero intenso en ejecución. Especialmente “Asaltian” y “London´s Mine”, que sonaron demoledoras. Una de las sorpresas del festival.

Gomez: Demostraron que siguen siendo una banda de altos vuelos, y que la incólume voz de Ben Otteley no es el único argumento que los sustenta. Tom Gray puso la chispa y la alegría (el que avisa no es traidor) y el resto su experiencia para hacer de este un fantástico concierto.

Madrugada: Si uno ha escuchado su último disco, “Live at Tralfamadore”, se puede hacer perfectamente una idea de lo que fue este concierto y cómo sonaron sus canciones. Mención especial a “Hard to Come Back” y su estribillo en español (“es duro regresar”). Buen directo.

Broken Social Scene: Se gustaron ejecutando su anarquía controlada y su revival moderno, contrayéndose y expandiéndose hasta doce como una orquesta-yo yó. “Cause=Time”, “Fire Eyed Boy”, “7/4 (Shoreline)”, “It´s All Gonna Break”, “Superconnected” o “Ibi Dreams of Pavement” (¡cómo suenan en especial estas dos últimas!). A destacar, toda la banda, absolutamente toda: bajo, guitarras, voces, violín, trombón, trompetas… aunque la batería al corresponsal le pareció algo especial y no se aguanta a insistir. Interpretación estilo libre, pero sin perder nunca el sentido de la canción. Una maravilla.

Fisherspooner: De lo que uno esperaba encontrarse (voz y teclados) a lo que se encontró hay la suficiente distancia para no irse a la tienda y aguantar una hora más, incluso entre llueve y no llueve. Y aunque su música parezca un poco lineal en su conjunto, puede ser un poco más divertida y atractiva si le incorporamos bajo, guitarra, batería, dos bailarinas, cañones de papelillos, vestidos extravagantes y un poco de humor. Sonaron “The 15th” y, cómo no, “Emerge”.

DÍA 16
The Vicious Five: Aunque algunos se pasaron todo el concierto pensando que estaban viendo a The Members of the Ship, un cambio de horarios puso a estos jóvenes portugueses en el escenario principal rockeando y con un frontman sin desperdicio. Mejor momento: su versión del “Fight for Your Right” de los Beastie Boys.

Eagles of Death Metal: La banda paralela del Queens of the Stone Age Josh Homme vomitó su borrachera rock y toda la sarta de clichés fatídicos (“are you ready for rock´n´roll?”). Rock y más rock, con un Jesse Hughes sin parar de animar al presente. Gustó hasta a los menos rockeros.

Gang of Four: Quizá ya no son tan divertidos como en sus inicios del “Entertainment” (¡y es que han pasado ya 25 años!), pero han sabido perfectamente hacia donde debían llevar su directo: electricidad, mucha electricidad (culpable: la guitarra de Andy Gill), potencia (culpables: el bajo de Dave Allen y la batería de Hugo Burnham), agresividad y en algún momento, locura (culpable: Jon King, que está de atar). Y nadie se olvidará de cómo Jon reventó un microhondas a batazos para aportar el metal necesario a “He´d Send the Army”.

Yeah Yeah Yeahs: Sin encandilar de inicio, y más después de la tormenta eléctrica de Gang of Four. La gente los quiere y los conoce, porque coreaban sus canciones desde el principio. Pero “Gold Lion”, “Way Out”, “Maps” (genial) y la inconmensurable voz de Karen-O (sin la que la banda sería un esperpento) acabaron con la peña rendida a sus pies.

Bloc Party: Una de las pequeñas decepciones. Su directo no aporta nada, en algunos momentos casi peor que su tan aclamado disco. Se esperaba algo diferente debido a la hora punta de su actuación, pero nada de nada. Regularidad cansina, aburrimiento consiguiente. Aunque hay gente que flipó con ellos. Gustos…

We Are Scientist: Un poco fríos se disponían nuestros corresponsales a disfrutarlos, después de la decepción de los anteriores y los pequeños chaparrones que caían. Con solo tres componentes y un estilo similar a Bloc Party, resultaron más interesantes. Simplemente buen directo para unas canciones correctas.

DÍA 17
!!! (Chk, Chk, Chk):
Así te dejan la cara estos tíos, tatuada con las tres admiraciones. La máquina de los tirabuzones rítmicos volvió a funcionar a piñón y Nic Offer (reencarnación de Zach de la Rocha, ohhh) volvió a retorcerse y bramar como una bestia parda. Grupo con una de las propuestas más innovadoras de los últimos años, repetían en el Paredes después de trinfar en 2005 para montar otra fiesta de escándalo. Sonido demoledor, lleno de ritmo, componentes que no paran de alternarse en sus funciones, siguen demostrando que sus discos simplemente son una excusa para tocar en directo.

The Cramps: Antes del concierto alguien decía: “Con los Cramps te lo puedes pasar en grande o puedes acabar hasta los cojones”. El corresponsal pasó por ambas fases, confiesa. Primero la segunda, porque los primeros temas sonaban regular-mal y todo parecía como demasiado de broma. Pero no es por la calidad sonora por lo que se destacan; la energía y vitalidad de las canciones y la locura de Lux Interior (me como el cable del micro, destapo monitores bajo la lluvia, le lamo la bota a Poison Ivy) hacen que uno entre a formar parte del cachondeo y se arrepienta de no haber tomado dos cervezas más antes.

Bauhaus: Y el broche final lo puso el príncipe, la voz de los zombis. Bajo la lluvia, siniestralidad, luces, sombras, un sonido oscuro e impecable y una de las mejores voces jamás escuchadas. Bauhaus han resucitado para una vida eterna infernal. Sentencias como “She´s in Parties”, “Kick in the Eye”, “Lagartija Nick”, “All We Ever Wanted Was Everything” (escalofriantemente escalofriante) y una brutal versión de “Transmission” de Joy Division (no hay grupo que pueda hacerla mejor). Para cerrar, la epopeya de “Bela Lugosi Is Dead”, con un Peter vampirizado entre la niebla, escondiéndose entre las sombras. Elegancia y señorío. El mejor concierto de todo el festival.



Una gloria divina haberlo vivido. Una gloria divina podérselo imaginar…

Reportaje por obra y gracia de los dos enviados especiales a Portugal: Carmen (apartado crítico logístico) y Juanra (apartado musical y fotos).


www.paredesdecoura.com

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