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Los boy-scouts del ritmo.
De Manchester al infierno. Unos se ganaron la fama, y otros cardaron la lana. A Certain Ratio fueron la apuesta arriesgada del sello Factory Records, sin olvidar al sufrido Viny Reilly (ver el
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Y es que no deja de sorprender que de unas mentes y dedos tan pueriles pudiera salir ese sonido rupturista, anárquico y retorcido que caracterizó su música (¿música?). Una tortilla punk-funky-jazz-étnica difícil de digerir al principio, pero que acabó alimentando a base de bien.
“To Each…” (81) y “Sextet” (82) marcaron sus principios, la época en la que Simon Topping y Martha Tilson ponían las voces y la máquinas los ritmos. En el primero de ellos se aprecia la tendencia pendulante entre el rock oscuro y afectado de la época y el ansia por fusionar. Hay canciones que no se alejan demasiado de Joy Division (“My Spirit”, “Choir” y “Oceans”), con una voz de ultratumba que pasaría por la de Ian Curtis sin dificultad. Aunque en “Felch” y “Loss” ya empiezan a aparecer las trompetas lejanas, acompañando a los ritmos contundentes estroboscópicos. Pero sin duda lo suculento de este disco son los festines de percusiones en las interminables “Back to the Start” y “Winter Hill”. Y es curioso que esta última, todo un atracón de psicodelia tribal, sea quizá una de las mejores canciones de la banda prescindiendo total y absolutamente del bajo.
Sí, el bajo.. En “Sextet” es el rey. Los atronadores primeros acordes de “Lucinda” lo dejan claro. Más trompetas, más percusión, más ritmo. Y una iniciación a los elementos electrónicos ocultos. Martha Tilson cobra protagonismo en las voces peculiares y despistadas. La oscuridad sigue latente en temas como “Crystal” o “Rialto”, absolutamente claustrofóbicas. Y el funky más puro se manifiesta en algunos pasajes de “Below the Canal” o “Day One”, pero salpicado de saltos, giros y piruetas imposibles. “Slipskada” introducía un nuevo aire a las intenciones excéntricas del combo, con sus ridículos golpes de samba carnavalera. Aunque la canción fetén de este disco era sin duda “Knife Slits Water”, A Certain Ratio 100%; siete minutos de distorsiones vocales siniestras, desconcierto de bongos, martillos y maracas, y las cuatro cuerdas propinando latigazos en las entrañas.
El resto de la historia no fue lo mismo. Cambios decisivos en la formación y peregrinaje por sellos varios. Una banda perdida en medio de una nada relativa por su enconado interés en la experimentación, el caos y la indisciplina. Para el mercado, villanos. Para muchos, unos héroes.
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